Las empresas tecnológicas baten récords en la creación de empleo
El sector da trabajo a unas 4.000 personas en la región y crece a un ritmo anual del 18%
No hay paro y si hubiese más profesionales disponibles el sector crecería aún más. Las tecnologías de la información y comunicación (TIC) se han convertido en uno de los motores económicos de la última década. En España ya superan ampliamente el medio millón de puestos de trabajo y su facturación en 2019 alcanzó los 120.000 millones de euros. Aunque al hablar de empresas tecnológicas vienen a la cabeza gigantes como Google, Apple o Microsoft, hay vida mucho más allá. En Cantabria existen más de 200 empresas que se dedican a esta actividad y generan unos 2.200 empleos directos. Si se incluyen los profesionales encuadrados en otros sectores, la cifra supera los 4.000. Quizá no hagan mucho ruido, pero las ampliaciones y la aparición de nuevas compañías están a la orden del día.
La pandemia agitó los cimientos de la sociedad dejando a la mayoría de los sectores tocados, pero siempre hay excepciones: el tecnológico no solo no resultó afectado sino que ha acelerado su crecimiento.
Si excluimos el turismo –por las contrataciones de temporada– el sector de las TIC es el que más tira del empleo. Se trata de empleos cualificados, de calidad y con sueldos por encima de la media, y Cantabria no es una excepción.
“En Cantabria ya podemos hablar de más de 200 empresas TIC”, estima Raúl Uría, gerente de Ascentic, la Asociación Cántabra de Empresas de Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, que suman más de una treintena de ellas con más de 1.700 profesionales. El sector está formado por una sólida combinación de compañías maduras y de microempresas, que se han multiplicado durante la última década.
El Observatorio Nacional de Telecomunicación atribuye al sector en la región 2.200 empleos directos, aunque desde el Clúster TERA (la Asociación de Tecnologías de la Información y la Comunicación de Cantabria) elevan la cifra: “Si añadimos a los profesionales que prestan sus servicios en instituciones públicas y privadas y en empresa no asociadas al ámbito tecnológico, el número se aproxima a los 4.000 empleados” y podría ser bastante mayor si hubiese más trabajadores disponibles, a tenor de los anuncios de aperturas de centro de trabajo y ampliaciones que se están sucediendo.
En solo una década, empresas de la región como CIC o Atos WorldGrid han doblado sus plantillas y, actualmente, cuentan con 350 y 300 trabajadores, respectivamente. También se mueve en esas cifras el Grupo Ámbar, uno de los más veteranos, que cuenta con 300 empleados directos, y unos 50 subcontratados en distintos proyectos.
Otras empresas más jóvenes, como las filiales locales de las multinacionales Ingram Micro o NTT DATA (la antigua Everis) rondan los 200 empleados en sus respectivas sedes.
También destacan por el volumen de empleo que están alcanzado Netboss, IPS Norte, Plain Concepts, Acorde o Via Vox.
No son las únicas, ni mucho menos. Los planes de crecimiento que manejan otras compañías informáticas de menor tamaño van a conducirlas pronto a este ranking de grandes empleadoras de la comunidad, en el que únicamente figuraban las administraciones públicas, las fábricas, las plataformas de atención telefónica y las grandes cadenas comerciales. Es el caso de AXPE Consulting, que cuenta con un centro de especialización avanzada en Maliaño con cerca de 100 trabajadores y tiene la intención de derivar parte de la actividad de su centro de operaciones de Madrid a la región, lo que le obligará a duplicar su plantilla en Cantabria a lo largo de este año.
Esta delegación factura ya cerca de seis millones de euros, que espera aumentar sensiblemente. También se plantea trasladar su sede desde Camargo al Parque Científico y Tecnológico de Cantabria (PCTCAN), donde con el tiempo se han ido creando importantes sinergias entre las empresas de este ámbito, cuya variedad de tareas y clientes es tan grande que las empresas no se sienten competidoras sino potenciales aliadas.
Quien ya ha cambiado de sede ha sido la consultora LIS Data Solutions, especializada en inteligencia artificial y analítica avanzada de datos, que se trasladó a Santa Cruz de Bezana al requerir un fuerte crecimiento de personal. La firma cántabra ya da empleo a sesenta trabajadores y espera incorporar otros 30 a lo largo de este año.
Mientras crecen las que ya estaban asentadas en la región, desembarcan otras, como el caso de la valenciana Nunsys, que también abrirá una sede en Bezana, desde la que dará servicio a sus clientes de Galicia, Asturias, Cantabria, La Rioja, País Vasco y Navarra. Para ello, espera contratar un centenar de empleados en los próximos cuatro años, que se unirán a los 1.400 que ya tiene repartidos por el país.
Este crecimiento sectorial es el resultado de la transformación digital que se está produciendo en la sociedad, tanto en la empresa privada como en los organismos públicos, que requieren cada vez más apoyo de sus partners tecnológicos.
Sin chimeneas, edificios notorios ni producciones que llenen camiones ni barcos, las empresas tecnológicas pasan desapercibidas allí donde se instalan, pero lo cierto es que se han convertido en las nuevas fábricas de la región, debido a la creación de valor y al continuo incremento de sus plantillas.
Radiografía de las empresas
Simplificando, el gerente de Ascentic divide las empresas TIC en dos grandes bloques: las que desarrollan software y las que prestan servicios. Pero hay pocas cosas más que tipificar: “La diversidad es tal que de las 200 empresas regionales, seguramente no más de 50 ofrecen servicios similares”, revela Uría.
El clúster TERA, que actualmente cuenta con 35 socios privados y públicos, ha elaborado un informe en el que analiza la situación de este sector en la región y destaca que la mayoría de las empresas TIC están relacionadas con el software, tienen entre 10 y 25 trabajadores y se dedican al mercado nacional. No obstante, es evidente que esta media está creciendo, igual que resulta fácil de constatar que la edad media de las plantillas es inferior a la de otros sectores. “Hablar de una media inferior a 35 años es algo muy habitual en este sector”, confirma Uría.
No son meros comercializadores o instaladores de tecnología ajena. La mayoría de empresas tecnológicas de la región tienen proyectos de investigación, y lo hacen en campos muy diversos, “aunque el conjunto de las asociadas cubre la mayor parte de las competencias digitales demandadas, el mayor grado de especialización puede encontrarse en las compañías de desarrollo y construcción de dispositivos de Internet de las Cosas”, concreta Roberto García, vicepresidente de TERA y gerente del Grupo Ámbar, una de las empresas más grandes del sector por número de trabajadores. “También destacan las especializadas en comunicaciones y servicios TIC, de Inteligencia Artificial y ciberseguridad”, subraya.
Coincide el gerente de Ascentic: “No hay una especialización concreta en la región. Tenemos empresas que despliegan ERPs (contabilidad, logística, producción…), empresas orientadas a marketing digital, análisis de información (Big Data e Inteligencia artificial), desarrollos para la industria de la automoción, de la investigación científica, de las grandes productoras de energía o agencias espaciales–”.
En cambio, apenas tenemos presencia –según Uría, que recomienda aprovechar esas oportunidades–, en “la industria del videojuego, la de las artes gráficas digitales y las fintech (financieras con base tecnológica)”.
Aún con estas ausencias, hay mucha diversidad y eso permite que las empresas locales se dirijan a muchos mercados sin colisionar. “El ecosistema de empresas cántabro en un conjunto de empresas que raramente compiten por los mismos mercados o clientes. En general la competencia es baja”, constata el gerente de Ascentic.
Los perfiles tecnológicos copan las ofertas de empleo
La red social de profesionales LinkedIn realiza cada año una clasificación de empleos en auge en la que destaca las 20 profesiones que más han crecido en los últimos cinco años. La de 2022 revela que 11 de los 20 puestos cuya demanda ha crecido más están vinculados al sector TIC.
Muchos de esos puestos resultarán difíciles de entender para las personas que no pertenecen al sector tecnológico, pero están cada vez más demandados. En general, todos ellos son trabajos bien remunerados y cómodos, que permiten el trabajo en remoto o teletrabajo.
El top 3 lo forman los puestos de ingenieros de fiabilidad de los sitios (SRE), que se sirven del software para gestionar sistemas y automatizar tareas operativas; los arquitectos de sistemas en la nube, que gestionan la arquitectura computacional en la nube de una empresa, e ingenieros de machine learning, que diseñan algoritmos y desarrollan sistemas de aprendizaje automático para mejorar procesos.
Con los desafíos que se plantean en materia de seguridad no es de extrañar que los expertos en ciberseguridad sean el siguiente puesto de la lista. Su misión es velar por la privacidad y la protección de los datos de las empresas.
También parece lógico que los ingenieros de aplicaciones completen el top 5 de los puestos más solicitados, ya que ejercen de puente entre el departamento técnico y los clientes, proporcionando soporte en torno al producto.
Las siguientes profesiones de la lista de los más deseados son los ingenieros de infraestructura, cuyo trabajo consiste en testar, diseñar, construir y mantener las estructuras informáticas de una empresa; los denominados user experience researchers, encargados de detectar las necesidades de los usuarios, y los desarrolladores backend, que se ocupan de la arquitectura interna de una web o aplicación móvil.
Completan el listado los ingenieros de datos, responsables del procesado, almacenamiento y gestión de los datos de una empresa; los customer relationship management analysts, que se encargan de responder a las necesidades de los clientes posventa, y los ejecutivos de cuentas de software, que comercializan herramientas de software.
Falta de perfiles especializados
El sector TIC está en continua búsqueda de talento. A nivel nacional, se estima que este año requerirá 100.000 profesionales, pero no se descarta que puedan llegar a los dos millones en los próximos cuatro años, a consecuencia de los grandes avances que se están produciendo en la transformación digital.
La situación de Cantabria no difiere de la nacional: “Las empresas TIC de la región están casi rogando profesionales con formación en este ámbito, lo que genera una verdadera oportunidad de empleabilidad”, reconocen desde el clúster.
Los perfiles más demandados son los programadores con conocimiento de tecnologías de inteligencia artificial y ciberseguridad, analistas y jefes de proyecto. “En general, existe demanda de todo tipo de profesionales TIC”, explica García. “Tenemos un riesgo elevado de que el déficit de especialistas en tecnologías digitales entorpezca el proceso de transformación digital de empresas y administraciones”, se lamenta.
De hecho, el informe de TERA pone en cuestión los planes formativos en competencias digitales (universidades, centros de formación profesional y otros no reglados), al considerarlos muy alejados de la realidad del sector. “Los planes de estudio no contemplan las competencias digitales que se demandan desde el entorno empresarial, por lo que se forma una brecha entre lo que ofrece el mercado y con lo que se demanda”.
Los alumnos terminan sus formaciones con un conocimiento poco especializado y sin apenas práctica, por lo que las empresas han de invertir en su formación específica. “Cualquier trabajador que comienza en estas empresas se especializa en un periodo de tiempo que puede ser de entre varios meses a dos años. Esa formación es asumida por las empresas contratantes”, admite Uría.
Brecha de género
Otro de los desafíos del sector de las TIC es acabar con la enorme brecha de género que padece.
Solo el 23% de su personal son mujeres, según señala un estudio del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información (ONTSI).
La cuestión, según expertos en la materia, reside en la falta de graduadas STEAM (las siglas en inglés que engloban los estudios sobre ciencias, tecnología, ingenierías y matemáticas) y no es un problema exclusivo de nuestro país, sino que es general en toda Europa.
“Se trata de un fenómeno puramente cultural y no existe ninguna otra razón objetiva para esta distribución”, expresa el gerente de Ascentic. “Entre nuestros asociados, tenemos varios ejemplos de mujeres que han llegado a la dirección de sus empresas, a pesar de la proporción que representan en las plantillas”, añade.
Muy poco a poco, pero algo se avanza en este terreno. El informe ‘Mujeres e Innovación 2022′, elaborado por el Observatorio Mujeres, Ciencia e Innovación (OMCI), destaca que un 47% de las profesionales españolas del sector TIC cree que en su organización se ha mejorado en igualdad en los dos últimos años.
Desafíos futuros
A la dificultad para encontrar estos perfiles profesionales en el mercado se le suma las escasas herramientas para atraer y retener inversiones. “Hoy por hoy, no disponemos de atractivos diferenciadores para captar nuevas empresas. Entre otras cosas, carecemos de un entorno que proporcione recursos y gestión financiera como existe en regiones vecinas (como Elkargi, la entidad financiera al servicio del tejido empresarial del País Vasco). Esto provoca una desventaja competitiva de las empresas de nuestra región”, se lamenta el vicepresidente de TERA.
Ascentic lo ve desde un punto de vista más positivo. A pesar de las necesidades de mejora, cree que los empresarios consideran Cantabria un lugar idóneo para el desarrollo y crecimiento de esta actividad: “Las posibilidades son inmensas. Las comunicaciones (digitales) y el espacio físico –se necesita muy poco en comparación con otras industrias– existen y hay planes para mejorarlos. Este sector se centra en el uso intensivo del capital humano, por lo que lo único que necesitamos para desarrollarlo es más mano de obra”, asegura Uría, convencido de que el sector tecnológico es imparable y que Cantabria ya cuenta con un ecosistema con gran proyección.
María Quintana