Un nuevo muelle para ferries a pocos metros del actual
En el mismo lugar donde hace unos años se hundió un tramo de muelle por no poder soportar el peso de las grúas que allí trabajaban se está levantando uno mucho más sólido y extenso. Será la futura terminal de los ferries, que dejarán su emplazamiento histórico a los cruceros para desplazarse a este espacio que tradicionalmente se ha conocido como los Muelles de Maliaño, aunque está en el centro de la ciudad y pocos metros al oeste de la actual terminal.
El nuevo muelle tendrá una estructura algo distinta, con una pequeña prolongación perpendicular hacia la bahía a la que se podrán acoplar dos rampas flotantes (una hacia el norte y otra hacia el sur), de forma que podrán coincidir dos barcos sin problemas. Los 400 metros de muelles de que va a disponer esta terminal lo hacen posible.
Los pilotes que sostendrán el nuevo muelle no van hincados, como es habitual en las obras portuarias, sino que se han fabricado in situ, a través de una perforación parecida a las que se utilizan en las exploraciones petrolíferas. El trépano deja el espacio suficiente para que en el interior se introduzca otra tubería que forma el pilote al se rellenada con hormigón armado.
Las adjudicatarias de la obra (Ferrovial y Arruti) también están haciendo en el propio muelle las vigas prefabricadas que reposarán sobre los pilotes
De los 25 metros que tienen los pilotes, las tres quintas partes (15 metros) van dentro del lecho marino y los 10 restantes corresponden a la altura del agua en esa zona del puerto, donde el calado va a ser de ocho metros, ampliable en el futuro a nueve mediante dragados, si es necesario.
Las tres filas de pilotes y la estructura en forma de T ya están preparadas para recibir las losas de hormigón que completarán la obra.
La construcción de un nuevo muelle de ferries está justificada por la necesidad de contar con un gran depósito de gas, para la nueva generación de barcos de Brittany Ferries que utilizarán este combustible, y el aumento de tamaño de estos buques.
En esta obra se juntan nada menos que cuatro licitaciones distintas; la de la nueva rampa flotante, que dará servicio con la de la actual terminal; la construcción de una nueva zona de preembarque en tierra (hay que tener en cuenta que desde el Brexit es un tráfico extracomunitario), la planta de gas de Repsol y la central de aduanas, que servirá también para los cruceros.
La inversión total es muy relevante: Los nuevos muelles cuestan 20 millones de euros; la rampa flotante que, con la existente, permitirá la carga y descarga simultánea de dos ferries, cuesta 4 millones de euros; la estación de GNL para los barcos, 10 millones; y la terminal en tierra, que incluye la estación para viajeros y el aparcamiento para los coches y camiones que utilizarán los ferries y otros barcos ro-ro que puedan usar ocasionalmente este muelle, otros tres millones.