Cantabria tiene que promocionar el buceo
Leo del Rincón, director de Mourosub:
Su cuerpo atlético no engaña. Practica surf, esquí, bici de montaña y cualquier otro deporte que le permita estar en contacto con la naturaleza. Con solo siete años, su padre, campeón de pesca submarina y nadador en aguas abiertas, le fabricó un equipo casero para que pudiera respirar dentro del agua y, desde entonces, el mar se ha convertido en su medio natural. Dispuesto a seguir su pasión hasta el final, hace 15 años fundó MouroSub, una empresa y escuela de submarinismo que se ha convertido en toda una referencia en el Norte de España. Convencido de las posibilidades de Cantabria como destino para los amantes del buceo, pide a las instituciones que promocionen este deporte y la Isla de Mouro como el enclave ideal para sumergirse.
P.- ¿Cuándo se inició en el mundo del buceo?
R.- A los siete años, aunque había tenido relación con el mundo subacuático desde mi nacimiento ya que mi padre competía en pesca submarina. Fue campeón de España durante siete años seguidos y también se dedicaba a la natación con aletas, lo que hoy se denomina nadar en aguas abiertas. Fue uno de los primeros instructores de actividades subacuáticas en Cantabria y uno de los fundadores de la Federación. Gracias a él siempre tuve un contacto muy directo con el mar.
P.- ¿Cómo recuerda aquella primera experiencia, tan pequeño?
R.- Era la primera vez que utilizaba un equipo autónomo con botellas. Mi padre me fabricó un equipo casero para que tuviera una primera experiencia de buceo en la playa de El Camello con unos amigos, y aquello me pareció alucinante y me enganchó para toda la vida. Esa misma pasión es la que ahora tratamos de transmitir a las personas que comienzan.
P.- Desde entonces hasta ahora han avanzado mucho los equipos. ¿Cuáles han sido los principales cambios?
R.- No solo han avanzado los equipos, también los sistemas pedagógicos y los métodos que se aplican a la práctica de todos los deportes extremos. En el caso del buceo, ha pasado de un origen ligado al Ejército, con cursos muy tediosos y exigentes, a una experiencia lúdica que se puede practicar sin haber tenido un contacto previo y a partir de los 12 años, el momento en el que recomendamos empezar.
P.- ¿Cualquiera puede sumergirse o para bucear hay que tener buenas condiciones físicas?
R.- Nosotros hemos tenido casos muy curiosos, como el de un abuelo de 74 años que quiso tener una experiencia de buceo junto a su hijo y a su nieto de 14 años. Fue muy gratificante, y la prueba es que se van de vacaciones juntos y siguen buceando. Hoy en día hay infinidad de niveles y una persona puede hacer desde un curso básico de buceo hasta uno de instructor y, en medio, elegir entre cinco niveles.
P.- ¿Cuándo empezó a dedicarse profesionalmente al buceo?
R.- En el año 2002, aprovechando el boom de las actividades subacuáticas que había comenzado a finales de los 90. A partir de entonces se notó una mayor demanda de formación y creció el interés por el aspecto medioambiental del mundo subacuático. Se puede decir que en aquellos momentos la industria del buceo se abrió al gran público, al igual que ha pasado con otros deportes, como el esquí.
P.- El buceo no parece un deporte barato. ¿Con la crisis se ha estancado?
R.- Con la crisis hubo un cierto parón, pero la práctica, en general, ha ido a más. Un curso de buceo ronda los 300 euros de media; una salida organizada se puede hacer por menos de 30 euros y un equipo se puede adquirir por 600 o 700. Volviendo a la comparación, tiene un coste parecido al esquí y hay muchas opciones para alquilar equipos, por lo que resulta accesible para cualquier persona que esté interesada.
P. ¿Por qué decidió montar su propia empresa?
R.- Fue casi por casualidad, coincidiendo con ese momento de mayor demanda. Al principio, solo era un club donde nos reuníamos con los amigos, en una pequeña caseta de La Marina de Santander. Yo tenía otra profesión, me dedicaba al control e instrumentación de procesos industriales, aunque la naturaleza y el mar siempre habían sido mi pasión. Con la crisis, la empresa resultó afectada y decidí apostar por el buceo con un concepto de negocio. Estuve solapando ambas actividades durante un tiempo hasta que aquel club se convirtió en una empresa.
P- ¿Cómo ha evolucionado MouroSub a lo largo de sus 15 años de historia?
R.- Todos los años hemos ido creciendo e invirtiendo en formación. Actualmente estamos considerados como una de las mejores escuelas de submarinismo del norte de España. Tenemos tienda, ofrecemos servicio técnico y formación en todos los aspectos, desde apnea o buceo libre a buceo deportivo, recreativo y técnico a gran profundidad. Además, tenemos una empresa de buceo industrial llamada Sistemas de Control y Mantenimiento. Eso hace que dentro del buceo hayamos cerrado el círculo, cubriendo todo lo que conlleva esta industria. Ahora en verano, entre instructores y colaboradores somos más de quince personas.
P.- Estos meses de verano serán los de mayor actividad. ¿Qué tipo de los buceadores acuden a su escuela?
R.- El buceo es un deporte bastante estacional y, aunque la temporada se extiende desde marzo hasta finales de octubre, los meses más fuertes son julio y agosto. En ese periodo hay muchos turistas que viajan para descubrir nuevos mundos subacuáticos pero también muchas personas que lo practican durante todo el año, sobre todo, con interés por la fotografía, el video y el descubrimiento de hallazgos históricos.
P.- Esa parte de la historia ligada a los naufragios suena muy emocionante. ¿Ha tenido alguna experiencia que le haya sorprendido?
R.- Participé en un proyecto en el año 2004 para hacer un reportaje sobre el acorazado España que se encuentra frente a las costas de Galizano. Se hundió al golpearse contra una mina y era el buque insignia de la Armada Española durante la Guerra Civil. Fue una experiencia muy emocionante, porque se encuentra a gran profundidad, en torno a 75 metros. Lo filmamos durante mucho tiempo y hoy en día seguimos buceando por la zona.
P.- Los buceadores a los que enseñan ¿son cántabros o procede de otros lugares?
R.- La mayoría vienen de Madrid, de Castilla y León y del País Vasco, pero lo cierto es que Cantabria recibe pocos turistas interesados en el buceo, a pesar de que la Isla de Mouro es una reserva marina única, con una gran biodiversidad y muchas especies catalogadas. De hecho, estamos trabajando con la Fundación Naturaleza y Hombre para promocionarla por su naturaleza subacuática.
P-¿Cree que nuestra región es suficientemente conocida como destino de buceo?
R.- No, creo que es necesario promocionarla mucho más, como se ha hecho con el surf. Otras comunidades como Murcia, Canarias, Cataluña y Levante lo han hecho con muy buenos resultados porque es un tipo de turismo de capacidad adquisitiva media-alta que genera mucho gasto, tanto cultural como hostelero. Los extranjeros tampoco nos conocen lo suficiente y hay países con muchos aficionados. como Alemania, Suiza o Inglaterra que pasan por delante y no se quedan a bucear porque lo desconocen.
P- ¿Existen muchas empresas que se dediquen a formar buceadores?
R.- Hay bastantes clubs pero no muchas empresas y es importante que quien quiera probar lo haga con un profesional. Por desgracia, existe mucho intrusismo y proliferan las malas experiencias, lo que implica una fuga de futuros interesados. Que la primera experiencia sea positiva puede marcar la continuidad en este deporte.
P-¿Qué es lo que más le atrae de sumergirse?
R.- Además de que me permite desconectar de la realidad, lo que más me interesa es la filmación. Fuera del agua prefiero la fotografía al vídeo pero filmar bajo el mar es la mejor forma de recoger la vida en movimiento.
P.- Y cuando no está en el agua, ¿a qué dedica su tiempo libre?
R.- Soy muy aficionado a todos los deportes que están ligados a la naturaleza, como el surf, el esquí y la bicicleta de montaña. Cuando tengo tiempo me gusta hacer viajes en torno al surf y el buceo, lo que me ha permitido conocer muchas partes del mundo e incluso vivir cinco años en Brasil, enseñando a grupos de españoles a bucear.