’La nutrición debe llegar al mundo de la empresa’
Isabel Belaustegui, médico nutricionista
Detrás de su cara dulce y de un cuerpo torneado por la natación sincronizada hay una mujer de ideas férreas que se ha fijado una meta clara: convencer a las empresas de la importancia de tener empleados más sanos. Después de licenciarse en Medicina y especializarse en Anatomía Patológica, Isabel Belaustegui comprobó en primera persona hasta qué punto influye sobre nuestra salud lo que comemos. Desde entonces, se dedica por entero a la nutrición, dispuesta a que la medicina tradicional le conceda el peso que no le ha dado hasta ahora, impartiendo charlas y cursos en las empresas en los que enseña a los empleados a alimentarse mejor y a seguir hábitos de vida más saludables.
P.- La preocupación por la alimentación está en la calle, en los colegios… Pero ¿es fácil explicar a los empresarios que ellos también tienen que aportar su granito de arena en esta materia?
R. Hablar de alimentación en el mundo de la empresa es un terreno lleno de oportunidades, porque permite llegar a mucha gente. Afortunadamente, al igual que yo fui consciente un día, cada vez hay más empresarios convencidos de que deben cuidar a sus trabajadores, porque eso implica muchos beneficios sociales para su compañía. Las estadísticas dicen que los empleados con buenos hábitos de vida y con una alimentación sana tienen menos bajas y que descienden los gastos médicos, o los accidentes. Eso redunda en un mejor ambiente laboral y en una mayor felicidad, productividad y compromiso de la plantilla.
P.- ¿Detecta interés en los trabajadores cuando les habla de estos temas?
R. Creo que es un asunto que cada vez atrae más. No obstante, siempre intento adaptarme al tipo de empresa, al perfil de sus empleados y al tiempo que dispongan para la formación. A algunas compañías les interesan más las charlas sueltas sobre temas relacionados con una correcta alimentación, la neuroempresa o la nutrición de las mujeres en los distintos momentos de su vida laboral. Otras optan por cursos monográficos más largos en los que voy destripando los alimentos, para que sepan lo que comen, o explicándoles cómo incide la nutrición en cada parte de su cuerpo y en la aparición de enfermedades muy comunes.
P.- Ahora que están tan de moda los entrenadores personales, usted también ofrece asesoramiento individualizado sobre nutrición. Pero, ¿cómo se entrena en buenas costumbres?
R.- Yo prefiero hablar de asesoramiento 360 grados porque no solo incluye la alimentación sino otros muchos aspectos, como la actividad física, la gestión de horarios, la respiración, la conciencia corporal… Les acompaño a su vivienda y a la oficina, porque la salud también depende de cosas como el uso del wifi o de los productos derivados del petróleo. Primero hago una batida por toda la casa, revisando sofás, alfombras, abriendo los armarios de la cocina, el frigo… Refrescos, edulcorantes, bollería y azúcar blanco van a la basura sin piedad (ríe). También suelo recomendarles ir descalzos y, en caso de tenerlo, pisar el césped porque es muy sano.
P.- En su web se define como un “médico del siglo XXI”. ¿Eso, cómo debemos entenderlo?
R.- Es un médico actualizado que recupera el valor de la alimentación y de los hábitos de vida como base de la salud. No solo es lo que comes, sino también la forma de vida que tengas, la actividad física que desarrolles o tu capacidad para relajarte. Cuando estudié la carrera de Medicina no se enseñaba nada de nutrición; ninguna asignatura lo contemplaba y, sin embargo, se ha demostrado que es el factor que más influye en el desarrollo de enfermedades, por encima incluso del tabaco.
P.- Se define también como pionera de la medicina integrativa. ¿A qué se refiere?
R. A la importancia de aproximarse al paciente de una forma integradora, teniendo en cuenta su componente físico, mental y emocional para abordar mejor lo que le pasa. De alguna manera, es tomar lo mejor de la medicina convencional y lo mejor de la medicina alternativa.
P.- Entenderá que hay muchas personas que salen huyendo en cuanto oyen hablar de medicina alternativa…
R.- Cuando hablo de medicina alternativa me refiero a técnicas complementarias a la medicina tradicional que están avaladas por estudios y que ya se están utilizando con éxito en hospitales de referencia mundial, como el Ramón y Cajal o la Clínica Quirón. Se trata de cambiar la alimentación que reciben los pacientes, de introducir técnicas de relajación, arteterapia o fitoterapia a través de plantas y otros recursos más respetuosos con el medio ambiente, por ejemplo, para el tratamiento de enfermos de cáncer.
P.- Es madrileña afincada en Santander. ¿Cómo acabó aquí?
R.- Estudié Medicina en la Universidad Autónoma y tras terminar la carrera y vine a Valdecilla a hacer la especialidad de Anatomía Patológica. Después me surgió la oportunidad de ir al MD Anderson de Houston pero decidí quedarme en Santander en busca de una vida más sana y tranquila. Mi idea inicial era redondear mi formación, llevando a cabo un proyecto de investigación que me valdría como tesis doctoral. En contra de los pronósticos, me concedieron un premio Fin de Residencia con una subvención económica para llevarlo a cabo pero, después de tanto esfuerzo, sufrí un crack físico y tuve que renunciar.
P.- ¿Cuándo decidió dedicarse de lleno a estudiar la nutrición y su influencia sobre la salud?
R. Precisamente en aquel momento. La cuerda se rompió y decidí tomarme un periodo sabático para descansar. Fue entonces cuando empecé a encontrar respuestas a lo que me ocurría en la nutrición. Primero me formé en Pamplona y luego seguí con cursos y mucho estudio personal, porque no había las posibilidades que hay ahora de formarse en esta materia. Empecé a atender a la gente y acabé montando una consulta para personas interesadas en mejorar su salud, perder peso y cambiar su alimentación para combatir distintas enfermedades. Es curioso cómo muchos pacientes notan cambios positivos en cuanto empiezan a comer bien. Es algo casi inmediato, porque bajan de peso, mejoran el aspecto de su piel, el brillo de los ojos, respiran mejor, hacen mejores digestiones, ganan agilidad, se sienten más vitales, están de mejor humor, ven desaparecer dolores que padecían… ¡Es como si rejuvenecieran!
P.- ¿Recuerda algún caso que le haya marcado especialmente?
R.- Me vienen a la cabeza las personas que han llegado a decirme que la alimentación ha cambiado su vida. Por ejemplo, un hombre con sobrepeso que se sentía muy limitado por una lumbalgia que le causaba muchas bajas laborales. Cambió su alimentación y mejoró muchísimo. A otra chica, a la que muy a menudo le salían erupciones en la piel, le bastó con dejar de tomar leche y azúcar. También recuerdo a un señor que consiguió reducir su tensión arterial pero acabó confesándome que prefería tomarse una pastilla y seguir comiendo cocido y tomando vinos. Luego, ya depende de la libertad de cada uno.
P.- Viendo lo visto no tendrá problema en confesar sus aficiones, porque serán muy sanas…
R. Mi gran pasión es la natación sincronizada. Es el sueño de mi infancia. De pequeña siempre quise practicarla pero soy la pequeña de cinco hermanos y nunca estuvo a mi alcance. Cuando lo veía por la tele me quedaba hipnotizada. Así que un día, después de ver anunciado un curso intensivo en el Club Marismas, decidí apuntarme. Ya llevo siete años entrenando e incluso he llegado a competir en un par de ocasiones. Pocos adultos se atreven pero a mi me encanta y conseguirlo era muy importante para mí. Últimamente entreno sola y me grabo para que después pueda corregirme Raquel Corral, compañera de Gemma Mengual y miembro de aquel equipo español que hizo historia en la sincronizada.
P.- Es curioso, pero ahora que lo dice tiene cuerpo de gimnasta o de bailarina…
R.- No sé, (ríe). Pero, más allá del físico, es cierto que me siento muy identificada con valores que representa la natación sincronizada, la fuerza, la resistencia, la explosividad, la creatividad, la perseverancia, el cuidado de los detalles… Cada día me esfuerzo porque esos valores me definan también en mi profesión.
Patricia San Vicente