Manuel Cardenal, Trave-Sea: ‘Tenemos la piscina más grande del mundo y no la aprovechamos’
Quizá hayan visto este verano una curiosa embarcación que nada tiene que ver con las demás. Es una especie de salón flotante donde los tripulantes disfrutan cómodamente de una experiencia gastronómica, una jornada de pesca, deportes acuáticos o cualquier otro plan en compañía de familiares o amigos. Su promotor, Manuel Cardenal, es un bilbaíno enamorado de la bahía de Santander, que considerada infrautilizada pese a ser “enorme piscina llena de posibilidades”. Sus pontonas, frecuentes en Estados Unidos y en los países nórdicos para navegar en lagos, bahías y otras aguas tranquilas, han llegado a Cantabria para quedarse.
P.- Para empezar, explíquenos qué es una pontona…
R.- Son embarcaciones tipo catamarán que están propulsadas por un pequeño motor fueraborda. Tienen una gran estabilidad, al contar con tres patines de aluminio, y una amplia cubierta que puede disponerse de formas distintas, dependiendo del uso que queramos dar al espacio.
P.- ¿Qué le diferencia de cualquier otro barco de recreo?
R.- Lo principal es esa amplitud y estabilidad que te permite disfrutar con toda comodidad de la bahía con tus familiares y amigos. Es como si estuvieras en el salón de tu casa, pero en mitad del mar. Mientras que en otros barcos recreativos, la gente se concentra en la bañera para comer o tomar el sol, en las pontonas se aprovecha el espacio al cien por cien, de forma que hasta doce personas pueden disfrutar del mismo ambiente de forma simultánea.
P.- ¿Cómo conoció usted las pontonas?
R.- Son muy frecuentes en Estados Unidos y en los países nórdicos. De hecho, la gente suele usarlas para pasar los fines de semanas, como si fueran autocaravanas. Algunas son verdaderos apartamentos flotantes con todo lo disponible para alojarse y disfrutar durante unos días. Yo las conocí porque colaboraba con un astillero que fabrica este tipo de embarcaciones. Desde que las descubrí, siempre me había rondado la idea de traerlas a Cantabria.
P.- ¿Por qué cree que pueden triunfar aquí?
R.- ¡Porque tenemos la piscina más grande del mundo! La Bahía de Santander es una enorme piscina llena de posibilidades, orientada al sur y con unas playas y vistas increíbles. Pero no siempre somos conscientes de lo que tenemos y no la aprovechamos. La mayoría de las personas que tienen embarcaciones solo las utilizan para ir a la playa del Puntal en verano, cuando hace bueno, pero hay otras opciones y zonas interesantes, como la Isla de Pedrosa o la Ría de Cubas, con valores paisajísticos y de biodiversidad únicos.
P.- ¿Qué se puede hacer a bordo de la pontona?
R.- Muchas cosas… desde practicar deportes acuáticos, para lo que disponemos de tablas de paddle sup, surf, cañas de pescar o gafas de buceo, hasta celebrar un concierto en la cubierta. Una de las que más está gustando es la de vivir una experiencia gastronómica diferente. Por eso, hemos llegado a acuerdos con varios establecimientos hosteleros para que ofrezcan recetas típicas de la cocina cántabra en nuestra embarcación.
P.- ¿Se ofrecen actividades solo para el verano o también en otros momentos del año?
R.- La idea es que tenga una continuidad y que podemos organizar, por ejemplo, actividades escolares, ahora que los colegios están tan sensibilizados con el cuidado del medio ambiente y el reciclaje. También estamos haciendo salidas para el avistamiento de aves o visitas culturales para conocer la bahía. Otra línea importante que estamos abriendo son las actividades en colaboración con asociaciones y colectivos de mayores, como asilos o residencias. La gran ventaja es que cualquier persona, incluso con movilidad reducida, puede disfrutar de la pontona con total tranquilidad.
P.- ¿Han notado la influencia de las restricciones por la COVID-19 en la búsqueda de alternativas al aire libre?
R.- Sí. Hemos comprobado que esa es otra de las razones por las que se elige la pontona para hacer celebraciones con el grupo burbuja de familiares o amigos íntimos. En estos tiempos que estamos viviendo se ha convertido en una buena opción para hacer una fiesta de cumpleaños o un aniversario y también para empresas que quieran ofrecer algo distinto a sus empleados, ya que tenemos un aforo máximo y se puede mantener fácilmente la distancia de seguridad.
P.- ¿Cómo está yendo la experiencia de este primer verano?
R.- El tiempo no nos está acompañando tanto como debería, pero la acogida del público ha sido muy positiva. Trave-Sea basa su negocio en algo novedoso y diferencial como son las pontonas, por eso, lo más importante ahora es que la gente de Cantabria conozca esta nueva alternativa de ocio. Hasta ahora, lo que mejor nos está funcionando es el boca-oído. Si alguien pasa un día con nosotros, estamos convencidos de que querrá repetir o recomendará la experiencia a otros.
P.- ¿Qué suele causar más sorpresa?
R.- En general, solo con salir de puerto y verse rodeadas de agua, muchas personas se muestran sorprendidas y un tanto emocionadas. La verdad es que hemos tenido experiencias muy bonitas, como desayunar en la ría de Cubas viendo el amanecer o hacer una excursión nocturna para ver las Lágrimas de San Lorenzo a mediados de agosto. Lo mejor es que pueden disfrutar tanto unos abuelos que hemos tenido de ochenta años como un bebé de cuatro meses al que trajeron en cochecito y le dieron el biberón.
P.- ¿Qué planes tienen a partir de ahora?
R.- Nuestro desarrollo está muy ligado al mundo del medio ambiente y de la tecnología. Las pontonas ya son una alternativa bastante ecológica, pero en el futuro llevarán motores eléctricos, lo que reducirá aún más el ruido y las emisiones. Por otra parte, en el ámbito de las nuevas tecnologías, estamos trabajando en una plataforma online que permita hacer las reservas desde cualquier dispositivo electrónico, hora y lugar. En ese sentido, queremos estar presentes en plataformas como TripAdvisor, Booking u otras centrales de planificación de las actividades vacacionales y contar con un calendario de reservas conectado con portales online para facilitar un mejor acceso.
P.- ¿Van a poder vivir de este negocio?
R.- Yo trabajo como director comercial en la multinacional tecnológica Numintec y a ello dedico la mayor parte de mi tiempo. Trave-Sea, en realidad, es un proyecto familiar que he promovido junto a mi hija mayor Alejandra, que es economista y que ha hecho su trabajo de fin de carrera en torno a la viabilidad de este negocio, en el que ambos confiamos mucho.
P.- ¿Había tenido alguna experiencia previa con el mundo de los barcos?
R.- En una etapa de mi vida tuve mucha vinculación profesional con el sector naval, en concreto, con la fabricación de embarcaciones de aluminio. Pero, fundamentalmente, soy un apasionado del mar y del mundo de la náutica. Aunque nací en Bilbao, llevo 23 años viviendo aquí y me considero un cántabro de adopción. Venir a Santander, donde he creado mi familia y tengo grandes amigos, es una de las mejores cosas que he hecho en la vida. ¡Y la bahía santanderina me ha tenido enamorado desde que llegué!
Patricia San Vicente