María Jesús Prado: «Gestisa es como una gran familia»

Las cuatro décadas de atención profesional que cumple este mes es la mejor tarjeta de visita de Gestisa, una asesoría que cubre todas las áreas de negocio y que se diferencia por las personas que trabajan en ella. Actualmente, tiene casi medio centenar de empleados, ha triplicado sus instalaciones originales de la céntrica Plaza de Pombo y dispone de otra oficina en Torrelavega. María Jesús Prado, socia e hija de uno de los seis fundadores, resume la historia de esta veterana asesoría como la de “una gran familia”


Por:  Patricia San Vicente

P.- Este mes conmemoran el cuarenta aniversario de su fundación. ¿Cuál fue el origen de la asesoría?

R.- La fundaron seis compañeros y amigos que trabajaban juntos en otra asesoría. Decidieron salir de su zona de confort y se atrevieron a dar el paso e independizarse. Los comienzos fueron duros porque no sabían qué podía pasar pero, afortunadamente, les salió bien. Sus perfiles eran muy distintos: un abogado, un economista, tres profesores mercantiles y un perito mercantil. Lo primero que hicieron fue adquirir un ordenador y se convirtieron en la primera asesoría a nivel nacional en hacer la declaración de la renta de forma informática, en junio de 1980.

P.- ¿Empezaron en estas mismas instalaciones de Hernán Cortés donde se encuentran hoy?

R.- La primera sede estaba en el portal contiguo. Ahora ocupamos dos pisos en el número 27 y otro en el número 25, comunicados por el interior. Al principio, solo era uno de 340 m2 y lo tenían en alquiler. Durante unos meses se dedicaron a restaurarlo porque estaba muy descuidado y dividido en muchas estancias. Mientras lo rehabilitaban, trabajaban en una vivienda que tenía uno de los socios en la calle San José. Empezaron en noviembre de 1979 y se vinieron aquí el 3 de enero de 1980.

P.- Parece que enseguida les fueron bien las cosas, porque pasaron de un piso a tres…

R.- Sí, la oficina se les quedó pequeña muy pronto, porque el negocio funcionaba y se fueron posicionando poco a poco en el sector. La plantilla empezó a crecer y, además de los seis socios, había cuatro secretarias y unos ocho empleados administrativos. La ubicación de la asesoría también resultó estratégica. Desde el principio, la relación con el personal del despacho fue especial. Gestisa siempre ha sido una gran familia y ese valor nos le trasmitieron a la siguiente generación. No solo compartían trabajo, también les gustaba viajar y lo hacían junto a sus cónyuges.

P.- ¿Cuántas personas forman el equipo de Gestisa?

R.- Ahora somos 43, entre las dos sedes de Santander y Torrelavega, pero ha habido épocas en las que hemos llegado a ser hasta un centenar. Por ejemplo, a finales de los años 80 y comienzos de los 90, hubo un boom de clientes y de personal. Con los nuevos medios informáticos a nuestro alcance, sacábamos mucho más trabajo adelante porque nos permitía ahorrar tiempo. Eso nos llevó a ampliar las instalaciones, buscando una mayor comodidad en los espacios.

P.- ¿Cuándo se incorporó usted a la asesoría?

R.- En septiembre de 1984. La adaptación me resultó fácil porque ya les conocía de antes y tenía lazos casi familiares con todos ellos. De los 40 años que ha cumplido Gestisa, yo llevo 35. Surgió la oportunidad de incorporarme porque la mano derecha de mi padre se marchaba a Bilbao. Cuando mi padre, Salvador Prado, me lo dijo, me quedé en shock porque todavía estaba estudiando y no tenía pensado lo que iba a hacer. Me dio hasta el 31 de agosto para responder y, después de hablar y pedir consejo a mi novio -hoy marido-, decidí que no debía dejar pasar esa oportunidad.

P.- ¿Y se ha arrepentido alguna vez de la decisión?

R.- Es lo mejor que pude hacer. Y eso que fueron años duros, porque yo conocía a mi padre en esa faceta pero no trabajando. Él me dejó claro que no estaba aquí por ser “la hija de” y me puso el listón muy alto. Todo lo que sé y a dónde he llegado se lo debo a él. Cuando se jubiló, le hicieron muchos reconocimientos y homenajes y pude comprobar lo que la gente le apreciaba. Era un gran profesional y una gran persona. De él aprendí a tener siempre los pies en el suelo.

P.- ¿Qué recuerda de aquellos primeros años junto a su padre?

R.- Nunca olvidaré cuando empecé a acompañarle de visita a las empresas. Era una época muy complicada para la mujer en el mundo laboral. Los negocios estaban dirigidos por hombres y, desgraciadamente, las mujeres solo podían aspirar a trabajos meramente administrativos, con lo que me encontré con personas a las que les costaba confiar en mí. Yo era muy joven y no entendía esa situación pero, con el paso del tiempo, todo cambió.

P.- ¿Tienen clientes que lleven con ustedes desde el principio?

R.- Sí, tenemos muchos que están desde el comienzo y eso es un buen indicador. Durante todos estos años han confiado plenamente en nosotros y creo que hemos estado a la altura. Nuestros empleados también llevan mucho tiempo. Ahora somos ocho socios: dos fundadores, ya jubilados, tres que somos hijos de socios fundadores ya jubilados o fallecidos y otros tres que han trabajo aquí durante toda su vida y que se incorporaron tras la jubilación de uno de los socios fundadores.

P.- ¿Qué les ha ayudado a mantenerse durante cuatro décadas?

R.- Sin duda, la profesionalidad de las personas que atienden a nuestros clientes. Somos capaces de dar un asesoramiento completo, porque cubrimos todas las áreas (fiscal, laboral, contable, jurídica, sociedades, etc.). Esa profesionalidad es la que nos ha convertido en una de las grandes asesorías de Cantabria, también por metros cuadrados y por la privilegiada ubicación. Contamos con muchos años de experiencia a la espalda y estamos en constante reciclaje ante los cambios legislativos que se producen.

P.- ¿Cuál es la salud del sector de las asesorías en Cantabria?

R.- Ahora hay muchas y todas tienen trabajo pero otras tantas han desaparecido. Son años difíciles para el sector porque los precios han bajado bastante y hay un exceso de competencia, sobre todo en los precios. Lo que me causa más tristeza es que haya empresas de Cantabria que busquen asesores fuera de la región.

P.- ¿Por qué ocurre eso?

R.-Imagino que buscan la máxima confidencialidad porque la discreción en nuestro sector es clave, no porque no haya profesionales a la altura de los de fuera. Ahora se habla mucho del éxito de las asesorías online y no dudo que puedan funcionar, pero creo que el contacto directo es muy importante. De hecho, nosotros acudimos a visitar a nuestros clientes, más que venir ellos aquí, para ofrecerles un servicio muy personalizado.

P.- Si tuviera que elegir el momento más duro de los 35 años que lleva en Gestisa, ¿cuál sería?

R.- El momento en que los socios fundadores, los que abrieron el despacho, se empezaron a jubilar. Fue hace unos quince años. Me quedé como sin red y sentí que quienes nos quedábamos aquí teníamos que darlo todo porque de este negocio viven muchas familias. Lo bueno es que aprendí a apoyarme en el resto de compañeros y a seguir adelante. Al final, creo que nadie es imprescindible, aunque parezca difícil de entender. Otra época complicada fue la crisis de 2008. Es triste ver cómo clientes y empresas de toda la vida tienen que cerrar su negocio por culpa de las pérdidas.

P.- ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

R.- Soy una apasionada de la contabilidad. Y eso que suelo decir que las matemáticas me odiaban y yo a ellas (ríe). En mi época de estudiante, me hicieron un test en el colegio al que iba, Las Esclavas, para saber hacia qué tipo de formación me inclinaba y, curiosamente, los estudios de números sobresalían sobre cualquier otro. Me influyó también un profesor que apostó por mí y me hizo creer que podía. Ahora la contabilidad me encanta.

P.- ¿Y la parte que menos le atrae?

R.- Dentro de todas nuestras áreas, yo diría que la relativa a temas laborales. Es un campo complicado pero tenemos la suerte de contar con unos profesionales altamente cualificados. En este trabajo te facilita mucho las cosas tu forma de ser. Has de ser extrovertido, vencer la inseguridad e ir dejando la timidez a un lado. Es importante estar preparado y, por supuesto, actualizado, pero también debes saber desenvolverte con soltura en las relaciones personales.

P.- ¿Y qué hace cuando no trabaja?

R.- Me encanta viajar, el esquí, dar paseos por el monte y la playa y disfrutar de mis amigos y de la familia, en especial de mi marido y de mis hijos.

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