Las nuevas generaciones han nacido con la tecnología a su alrededor pero su uso adecuado sigue siendo un desafío para las familias. Consciente de ello, la empresa castreña Save Family creó relojes inteligentes para niños que permiten tenerlos localizados en todo momento y que sus padres puedan contactar con ellos, lo que ayuda a retrasar la entrada de los móviles en sus vidas. Ya ha conseguido que 200.000 familias apuesten por sus productos y el pasado año facturó más de seis millones de euros.
La decisión de cuándo permitir a los niños tener su primer teléfono móvil es un dilema habitual entre los padres de hoy en día. La tecnología puede ser muy útil para los progenitores, que pueden saber dónde están sus hijos o contactarlos si así lo desean, pero plantea problemas como el acceso temprano a las redes sociales, recibir información no apta para su edad o un uso excesivo de los dispositivos.
Ante este escenario tan complejo, los relojes inteligentes para niños que ha desarrollado la empresa cántabra Save Family tratan de ofrecer seguridad a los padres y un ocio controlado a sus hijos.
Detrás de esta marca está el castreño Jorge Álvarez, que inició esta aventura empresarial a raíz de su propia experiencia como padre. Paseaba junto a su familia por la playa de Castro Urdiales y su hija se perdió durante unos minutos que se le hicieron interminables, lo que le llevó a pensar en un dispositivo que los niños llevaran de buena gana y permitiese localizarlos en todo momento. La solución era un reloj inteligente: “Creíamos que era el formato menos intrusivo y más natural a la hora de incorporar la tecnología a los niños”, explica.
Un producto nuevo en España
El primer paso era definir tanto el aspecto como las funciones, lo que implicaba desarrollar un software y una aplicación móvil desde la que los padres pudiesen monitorizar al niño o comunicarse con él de manera inmediata.
Buscaron en Asia fábricas donde construir los prototipos y, más tarde, empezar la producción. “Nosotros realizamos el diseño, así como el software y el firmware”, deja claro el gerente para disipar cualquier duda sobre la autoría del producto. El papel de la fábrica, aclara, es la producción masiva “con contratos de exclusividad que protegen nuestra relación”. Una relación que ya es de confianza “porque llevamos tantos años juntos, que hemos evolucionado colaborando”.
Su primer modelo, el Basic vio la luz en 2018 y Save Family se convirtió en la primera marca española con este tipo de dispositivos infantiles y una de las cinco primeras a nivel mundial.
“Aunque ahora sea algo muy demandado, entonces era un producto que no existía, y tuvimos que ir viendo sobre la marcha qué pedía el mercado”, relata Jorge Álvarez. Comprobaron, por ejemplo, que el diseño era demasiado infantil para los niños un poco más mayores, lo que les llevó a diversificar su producto en varias gamas.
El diseño original se mantuvo dentro de la gama Kids, pensada para niños de 4 a 7 años y se añadieron los modelos Junior, para edades entre 8 y 12 años, con otra estética y mayores prestaciones. A día de hoy, son estos últimos los que generan el grueso de las ventas. El precio de los dispositivos oscila entre los 79 y los 129 euros.
Relojes para los mayores dependientes
En 2019, Save Family amplió las gamas de relojes inteligentes con una nueva categoría, la Sénior, convirtiéndose de nuevo en pioneros en España al ofrecer un producto de este tipo para la tercera edad y las personas dependientes.
Mucho más discreto que los modelos infantiles, este reloj dispone de prestaciones tan útiles para sus usuarios como la medición de constantes vitales (oxígeno en sangre, tensión arterial y pulso), el aviso de caídas y el recordatorio por voz de medicamentos, ya que el usuario pueden grabar él mismo qué medicinas deben tomar en cada momento.
Además de las funciones habituales, comparte con el resto de modelos de la empresa la app de localización inmediata –muy útil en caso de personas con demencias o de accidentes– y la llamada de emergencia.
Aunque es digital, tiene un fondo de pantalla que permite visualizarlo como un reloj analógico y sus iconos son mucho más grandes de lo habitual, para que sean accesibles para personas con discapacidad visual.
“Ha tenido una gran acogida, ya que a las familias les da mucha seguridad”, subraya Álvarez, que desvela que la compañía está trabajando con diputaciones y ayuntamientos que lo utilizan para ayudar a la gente mayor de zonas rurales a estar comunicados con sus familias. “Se trata de una especie de teleasistencia privada que va más allá de la típica medalla con el botón”.
Diversas funcionalidades
Una de las características más buscadas al elegir los relojes inteligentes de Save Family es su capacidad de rastrear la ubicación del niño en tiempo real mediante GPS, Wi-Fi y LBS (Location Based Service). Todos los modelos, incluso el más infantil, permiten a los niños realizar y recibir llamadas y videollamadas y mensajes de texto o de voz. Para una mayor seguridad, los padres pueden programar una lista de contactos aprobados para que también se comuniquen con otros niños o familiares.
Los relojes incluyen, también, un botón de emergencia que llama a tres contactos preseleccionados de la agenda –mamá, papá y un abuelo, por ejemplo– cuando se mantiene presionado durante cinco segundos.
La gama Junior, con una estética menos infantil, permite llamar a más números –si los padres lo habilitan– e incluye una serie de prestaciones que lo asemejan más a un móvil, como la grabación y reproducción de vídeo y música. También les da la posibilidad de utilizar Whatsapp, algo en lo que han sido pioneros. “Con estas funcionalidades, los padres nos aseguran que consiguen retrasar la llegada del móvil unos dos años, que es mucho tiempo”, constatan en la empresa.
La aplicación que acompaña a estos relojes está creada para que los padres tengan, a través de su móvil, un control completo sobre el dispositivo y las interacciones que los hijos puedan realizar, estableciendo restricciones de uso o gestionando sus contactos.
Cosechando éxitos
Ser pionero en algo no es una garantía de éxito. Desde que Save Family empezó a comercializar sus relojes hasta ahora han proliferado la marcas dirigidas a este mercado infantil, lo que no ha impedido que la empresa cántabra siga creciendo.
“Tenemos un gran expertise en lo que hacemos, con un gran equipo técnico y de soporte y nuestros productos son originales”, subraya el gerente de la empresa. Recientemente han desarrollado el modelo Ultra Slim, “el más delgado que existe en el mercado”, apunta.
Álvarez recuerda la pandemia como un momento crítico y, al tiempo, un punto de inflexión: “Cuando todos los niños a nivel mundial están confinados, ¿qué sentido tiene vender relojes con GPS para localizarlos?”. Una situación tan inesperada provocó que “quebrase la mayoría de la competencia que había aparecido. Nosotros, en cambio, llegamos a vender más que el año anterior gracias al esfuerzo de todo el equipo, plasmado en nuevas ideas y desarrollos”.
Entre las novedades que surgieron están la incorporación a su catálogo de las cámaras de fotos infantiles y de las tablets con control parental, que van equipadas con un sistema de seguridad para evitar que el niño navegue por contenidos inapropiados y para detectar cualquier actividad sospechosa. El software de la tablet puede establecer horarios de uso o por aplicación, le facilita a los padres estadísticas de la utilización y permite filtrar webs, entre otras funciones destinadas a garantizar la protección del niño en la red.
Álvarez revela que, aunque solo representan un 10% de las ventas –un 85% están generadas por los relojes y un 5% la cámaras y los complementos, como las correas–, las tablets ayudaron a mantener la facturación durante la pandemia y a conservar todos los empleos de la compañía, que ya cuenta con 24 trabajadores, repartidos entre los departamentos de desarrollo, servicio técnico, atención al cliente, marketing y contabilidad.
Al volver a la normalidad, la demanda de los relojes se volvió a disparar y en 2022, Save Family facturó 3,7 millones de euros, una cuantía que prácticamente se duplicó en 2023, al alcanzar los seis millones.
El empresario castreño atribuye el éxito al propio producto, pero también destaca su atención al cliente, el servicio posventa y el soporte que presta la compañía. “Si una empresa de tecnología no funciona bien, no dura en el mercado. Es imposible”, enfatiza.
200.000 familias europeas
Los productos de Save Family se comercializan a través de tres grandes canales: su página web genera un 50% de las ventas totales; Amazon aporta entre un 30% y 35%, y los comercios físicos –entre los que destacan The Phone House o Eroski–, añaden el 15-20% restante.
A día de hoy, 200.000 familias han confiado ya en la empresa cántabra para la seguridad de sus hijos y esa base de clientes es la palanca que impulsa su crecimiento: “Para nosotros, el boca a boca es fundamental y nos ha hecho crecer. Donde ves a un niño con un Save Family, vas a comprobar que hay más niños que lo tienen, porque las familias se los recomiendan entre sí”.
Aunque España concentra el 80% de sus ventas, sus productos también están presentes en Portugal, Francia, Italia y Alemania, pero los planes más inmediatos de crecimiento pasan por Latinoamérica, donde la compañía prepara su desembarco. “Tenemos muchos clientes que nos escriben desde Chile, Colombia, México y otros países de Latinoamérica pidiéndonos nuestros productos. Hemos hecho envíos puntuales desde aquí, pero no es operativo”, confiesa el empresario. “Cuando estemos listos para ese nuevo mercado, entraremos con una sociedad en Latinoamérica y con un producto específico”, avanza.
Servicios premium
Dispuesto a dar todas las facilidades en el uso de sus dispositivos, Save Family también se ha convertido en semioperador virtual y ofrece una tarjeta SIM para los relojes que, por seis euros al mes, proporciona llamadas y datos ilimitados.
En torno al 50% de los relojes que vende la compañía son adquiridos con esta tarjeta, que ofrece a las familias otros servicios, como el acceso a webinars impartidos por logopedas, psicólogos o pedagogos.
La compañía está centrada en estos momentos en el lanzamiento de un producto del que no quiere dar detalles, y en la incorporación de funcionalidades de inteligencia artificial en sus relojes, “que nos permitirá, por ejemplo, la realización de llamadas automáticas a los padres cuando el reloj detecte que un niño se ha salido de la zona que ellos previamente han determinado como segura”.
Todo con el fin de que esta convivencia inevitable de los niños con las nuevas tecnologías no solo no resulte conflictiva sino que genere seguridad y confianza.
María Quintana