Íñigo Losada (IH Cantabria): ‘El mundo dedicará el 8% de su PIB a la transición energética’

Los efectos del cambio climático ya impactan en la economía mundial. Íñigo Losada, primer director del Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria y uno de los mayores expertos del mundo en ingeniería de costas, hizo un balance de la situación en el Círculo Empresarial Cantabria Económica y dibujó los escenarios más probables. El aspecto más preocupante es que son cada vez más sombríos, porque la subida de temperaturas sigue avanzando rápido. A la vez, hay motivos para la esperanza: las grandes empresas, la industria y el sector financiero se han sumado a la causa de la descarbonización y están presionando a sus cadenas de valor, por lo que todas las compañías se van a ver envueltas en esta batalla, tengan obligación legal o no. Un motivo más, según Losada, para que los empresarios locales adopten estrategias y aprovechen las oportunidades generadas por el gasto gigantesco que va a deparar esta transición energética.


Temperaturas más elevadas, sequías, pérdida de especies, problemas de salud, pobreza y movimientos migratorios. Estas son algunas de las muchas consecuencias que ya está teniendo el cambio climático para la humanidad. Íñigo Losada, director científico del IH Cantabria y uno de los expertos más destacados del mundo en ingeniería de costas y cambio climático, avanzó en la última edición del Círculo Empresarial de Cantabria Económica que esta lucha es incierta y va a tener dimensiones épicas: “El planeta tendrá que dedicar el 8% de su PIB anual a la transición energética”, anunció. Un precio gigantesco únicamente para evitar que siga empeorando la situación climática, tremendamente condicionada por las emisiones a la atmosfera de todos los sectores productivos y de nuestra forma de vida. 

‘La transición energética va a crear 200 millones de empleos pero destruirá 185’

Losada dejó claro en su conferencia que subirse al carro de la transición energética no es una opción, sino la única posibilidad realista, y se apoyó en algunos de los muchos datos que se desprenden de las evaluaciones del IPCC, un grupo internacional de expertos creado en 1988 para evaluar de una forma independiente las causas y repercusiones de este fenómeno así como las acciones que se deben tomar para tratar de corregirlo. Un colectivo del que este catedrático, de origen vasco pero formado y asentado en Cantabria, ha sido parte durante una década y que orienta a los responsables políticos de todo el mundo en las Cumbres del Clima. 

Losada indicó que los últimos informes empeoran los escenarios a los que tendrá que enfrentarse la población a consecuencia del cambio climático. “En uno de los que más se ha trabajado, se estima que entre 2021 y 2050 tendremos que gastar 275 billones (de los billones europeos, no de los americanos) de dólares. Habría que desembolsar 3,5 billones anuales más que ahora, una cantidad nada despreciable teniendo en cuenta que el PIB de España es de 1,46 billones al año”, advirtió.

Incluso los escenarios más benévolos requerirán “un esfuerzo económico brutal” para la transición energética de todos los países, pero como cualquier otro fenómeno que afecta a la economía, tendrá sus luces y sombras: “Va a generar 200 millones de trabajos, pero también va a provocar la destrucción de otros 185 millones y va a suponer una transformación económica radical”.

Escasez de agua

Puso el ejemplo de Trujillo, una localidad de la costa peruana que ha sido sujeto de estudio por el IH cántabro para demostrar cómo pueden verse afectados los terrenos agrícolas. Esa población, aunque está dentro de un desierto, ha sido un vergel gracias a las aguas que escurren de los glaciares próximos, pero esa aportación histórica está en riesgo de desaparecer “y con ello, su sostén económico”, alertó.

La escasez de agua dulce es general en todo el mundo y también preocupa a las grandes empresas. El IH ha llevado a cabo estudios para la multinacional energética Iberdrola en los que se comprueban los efectos negativos que está teniendo el cambio climático sobre el viento y el agua, dos elementos claves en la generación eléctrica. 

Asistentes a la charla de Íñigo Losada en el Círculo Empresarial Cantabria Económica.

Incluso aquello que ocurre muy lejos de nuestras fronteras nos repercute, por ejemplo, en los costes de producción (cuando afectan a la cadena de suministros) o en los del transporte. Losada mencionó otro proyecto que lleva a cabo el IH sobre los problemas que tiene el Canal de Panamá, una infraestructura vital para aquel país pero también para el tráfico internacional de mercancías: “La sequía está produciendo unos daños tremendos sobre las operaciones, ya que el agua de las esclusas depende de sus cuencas hidrográficas, que no reponen lo suficiente. Y los retrasos que se producen no afectan solo al Canal de Panamá, sino a todo el sistema logístico vinculado a los barcos que pasan por él”, explicó.

Los datos del IH Cantabria, reveló Losada, pronostican un  aumento de la temperatura media de La Tierra en unos tres grados a final de siglo, un incremento que puede ser significativamente mayor en puntos concretos del planeta, donde puede llegar a subir hasta siete o nueve grados. “Las olas de calor van a suponer un problema muy importante para quienes trabajan en el exterior, sobre todo en sectores como la agricultura, el transporte o la construcción”, vaticinó, y no descartó que puedan llegar a tener que utilizar algún tipo de uniforme refrigerado.

A lo largo de la charla, constató que los problemas macroeconómicos, geopolíticos y la pandemia del covid “han multiplicado” el efecto del cambio climático y este, a su vez, también los intensifica. Pese a esta pesimista visión del futuro, el experto del IH resaltó ante el auditorio del Círculo Empresarial Cantabria Económica las muchas oportunidades que se abren para empresas de todo tipo –también para las locales– en torno al cambio climático: “Hay una oportunidad de negocio para las compañías que trabajan con nosotros en sistemas de alerta temprana, sistemas de infraestructuras de protección, sistemas de recuperación y para aquellas que desarrollan biotecnología, por ejemplo, semillas resistentes para cultivos situados en zonas que van a estar inundadas”,  dijo.

Temor reputacional

A finales de 2015, se firmó un tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante, el Acuerdo de París, que trata de limitar el calentamiento mundial por debajo de dos grados. 

Para alcanzar ese objetivo, los países se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2050, pero Losada no confía ya en que se pueda cumplir, a pesar de que en anteriores comparecencias públicas se había mostrado esperanzado. “Todas las señales que estamos recibiendo indican que no lo vamos a cumplir”, lamentó, pese a los avances que ha hecho el sector público con la puesta en marcha de planes nacionales de adaptación, de obligado cumplimiento. Esa planificación no se está traduciendo en medidas prácticas.

‘Hay una oportunidad de negocio para las empresas que trabajan con nosotros’

El experto cántabro destacó, sin embargo, que las grandes empresas se están movilizando para cumplir el objetivo de reducción de emisiones netas. Reconoció que algunas lo hacen impulsadas por una oportunidad de negocio y otras, para evitar que su reputación salga mal parada, como es el caso de las vinculadas al sector petrolífero y gasístico, que presumen de sus iniciativas en el campo de las energías sostenibles “para que no se les vincule con un sector que en estos momentos está en el ojo del huracán”.

Proteger inversiones

Íñigo Losada trabaja de la mano de compañías que están realizando infraestructuras e inversiones en zonas en riesgo por el cambio climático, como Florida, en Estados Unidos, y aseguró que “están preocupadas” por lo que pueda ocurrir en el futuro con sus concesiones para la explotación de esas obras. El problema se traslada también a las aseguradoras, que van a tener un papel clave en la protección de esos intereses empresariales.

Las entidades financieras también están replanteándose sus inversiones. El ingeniero del IH subrayó que los bancos de todos los países de la Unión Europea se están sometiendo a un test de estrés climático para evaluar el riesgo de que las inversiones con las que financian a la industria y a otros sectores puedan verse afectadas, lo que podría originarles enormes pérdidas. Eso no quita que hayan aparecido otros instrumentos financieros vinculados al cambio climático con los que se posicionan en el mercado de la transición energética.

De izquierda a derecha, Silvia Ruiz, Isabel Bolado, Alberto Ibáñez, Íñigo Losada, Luis San Segundo, Ángel Pazos, Raúl Medina, Alberto Quijano y Didier Fleury.

Losada aludió a los planes que grandes compañías de todos los sectores han impulsado para proteger sus activos, operaciones y cadenas de suministros, incluso en sectores tan polémicos desde el punto de vista ambiental como el cementero. Recordó que el fabricante suizo de materiales de construcción Holcim ha logrado un cemento en cuya producción se genera un 30% menos de dióxido de carbono. Puede ser un ejemplo del horizonte más próximo, porque recordó que “cualquier compañía que use este cemento también está reduciendo sus emisiones, y por tanto, está cumpliendo con muchos de sus objetivos climáticos”, lo que obligará a otras cementeras a conseguir un producto competidor.

Prueba de que la transición energética es una realidad irrefutable es que cada vez hay más empresas deseosas de desprenderse de sus activos con más emisiones de CO2 o tratando de compensarlos con la adquisición de otros procedentes de energías renovables. “Las compañías se ven en la necesidad de demostrar a inversores y accionistas que lo están gestionando adecuadamente”, constató.

La concienciación climática ha llegado a un punto, según Losada, de que entidades financieras como BNP, el banco más grande de Europa, ha denegado la financiación para una inversión que conllevaba altas emisiones: “Hay sectores sometidos a mucha presión, de ahí que ahora se hable tanto del acero y cemento verde o del vehículo eléctrico”.

‘El sector privado está asumiendo el liderazgo en esta transición energética’

El director de investigación del IH Cantabria se mostró convencido de que “el sector privado va a asumir el liderazgo de este proceso de adaptación”, empujado por las normas ambientales y por el deterioro en la imagen pública que representa el inmovilismo.

Advirtió de que el tsunami provocado por las nuevas normativas no va a afectar solo va a las grandes corporaciones. “Acabará afectando a absolutamente todo el sistema productivo”, dijo. Por ese motivo, aconseja subirse al tren de esa transformación lo antes posible, recordando que las grandes compañías tienen capacidad suficiente para cambiar de proveedores, recurriendo a otros con menos emisiones, mientras que las pequeñas encontrarán mayores dificultades para hacer frente a ese reto.

El ponente recomendó a los empresarios presentes analizar los riesgos que puede entrañar el cambio climático en sus mercados y tomar medidas para garantizar la sostenibilidad de sus compañías. “Sin concienciación es difícil que las cosas funcionen adecuadamente”, finalizó.

El éxito del IH

Íñigo Losada formó parte del grupo de profesores e investigadores que impulsaron la creación del Instituto de Hidráulica Cantabria en 2007 en el PCTCAN. A diferencia de otros institutos de investigación, este no está financiado por la administración pública estatal ni por la autonómica, ya que consigue la casi totalidad de su presupuesto a través de los contratos de investigación que firma con entidades públicas y privadas. En sus inicios, su plantilla era de 70 empleados y en estos momentos supera ya los dos centenares. «Nosotros adquirimos el compromiso de que seríamos capaces de mantener la instalación y generar empleo con nuestro propio trabajo», recordó Losada, que fue su primer director. “Captamos dinero como los centros privados, pero lo tenemos que gastar como los públicos”, remarcó, lo que impide en ocasiones, el fichaje de más investigadores de prestigio.

El IH ya tiene más de 200 investigadores y se autofinancia

Desde su fundación, el IH Cantabria ha desarrollado o participado en proyectos vinculados al cambio climático y la ingeniería marina, tanto en el campo de las defensas costeras y la ingeniería de puertos como en el del aprovechamiento de las energías marina, sin olvidar otras iniciativas relacionadas con la gestión y planificación ambiental y la evaluación de riesgos naturales y antrópicos.

Las instalaciones del IH Cantabria, en el PCTCAN

En este tiempo, se ha ganado el reconocimiento nacional e internacional y la prueba fehaciente es que, en 2018, la investigación desarrollada por IH Cantabria ocupó el séptimo lugar en el ranking mundial de la Universidad de Shanghai, y su producción científica ha sido catalogada como la primera de Europa en este campo y la cuarta del mundo.

A nivel formativo, también está a la vanguardia, ya que hasta la fecha ha capacitado a más de dos millares de estudiantes, técnicos y gestores de quince países distintos, unos especialistas que trabajarán para garantizar un futuro sostenible. Estas cifras corroboran la importancia de la labor investigadora del centro y su papel clave en la confección de planes de contingencia climática en todo el mundo.

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