Luis García, gerente de Erzia: ‘El capital humano de Cantabria es una ventaja competitiva’

Erzia ha sido la primera empresa cántabra en conseguir que algunos de sus componentes de alta tecnología hayan llegado a la Luna o a Marte. Su fundador y CEO, Luis García, expuso en el Círculo Empresarial de Cantabria Económica el potencial de la compañía en el diseño y la fabricación de componentes para el sector espacial y de guerra electrónica y justificó la venta de su participación en el Telepuerto de Santander después del largo parón que sufrió el sector de los cruceros (uno de sus principales clientes) a consecuencia de la pandemia.


Muchas empresas sueñan con sobrepasar las fronteras nacionales e irrumpir en el mercado internacional, pero tan solo unas pocas en todo el mundo aspiran a trascender los límites de La Tierra y aterrizar en lugares tan inverosímiles como la Luna o Marte. La compañía tecnológica santanderina Erzia pertenece a ese selecto club, gracias al desarrollo de una línea de negocio tan inédita en la región como la espacial.

Su gerente, Luis García, protagonizó recientemente uno de los encuentros del Círculo Empresarial de Cantabria Económica, una cita en la que hizo un breve repaso por el tipo de productos que diseñan y fabrican en Santander, desde amplificadores de microondas y radiofrecuencia hasta módulos electrónicos personalizados y ensamblajes integrados para todo tipo de aplicaciones espaciales. “Estamos entre la decena de empresas de todo el mundo que hacen este tipo de sistemas”, calcula el responsable de la compañía.

El Rover Zhurong, que se posó en Marte, cuenta con varios componentes aportados por Erzia,En la foto, con el módulo de aterrizaje, captados por una cámara autónoma.

García reconoció, no obstante, que está naciendo una “ola de empresas” en el sector espacial y aunque Estados Unidos es el país con más iniciativas en este campo, “España no se está quedando atrás”.

Antes de la pandemia, Erzia desarrolló cuatro amplificadores de radiofrecuencia para un vehículo robótico destinado a explorar la superficie lunar. Su labor fue esencial para recolectar las muestras lunares que se enviaron a la Tierra a través de un orbitador lunar a finales de 2020.

El año pasado, entregó otros cuatro equipos que se instalaron en el Rover Zhurong chino destinado a estudiar el suelo de Marte. Esta misión buscaba signos de vida pretérita y llevar a cabo estudios geológicos sobre la existencia de agua y hielo, entre otras cosas.

Ambos trabajos fueron realizados para la Administración Espacial Nacional China. “Durante muchos años hemos trabajado con ellos, pero con el tiempo se han ido quitando de encima a todos los proveedores extranjeros. Hemos llegado a ser el único que les queda. No sé si tendremos alguna misión más con ellos” apostilló.


‘Hay que intentar ser los mejores del mundo’

García insistió en que su plantilla es uno de los baluartes de la empresa: “El capital humano de Cantabria es una ventaja competitiva. Es algo que lleva ocurriendo desde hace décadas”.

En su opinión, si Erzia es una compañía exclusiva es porque cuenta con un equipo en el que predominan los ingenieros de telecomunicaciones, un perfil que escasea en el país, pero también en el resto del mundo. “Los ingenieros están contados con los dedos de una mano”.

Esa cualificación le lleva a fijarse objetivos muy ambiciosos: “Tenemos que intentar ser los mejores del mundo en lo que hacemos”, sentenció.

El responsable de Erzia se mostró orgulloso por poder contribuir, junto con otras empresas de la región que emplean las mismas tecnologías, a “construir un tejido industrial que genera riqueza y puestos de trabajo”.


Un sector tradicional

No obstante, Luis García no tiene ninguna duda de que Erzia es una empresa cada vez “más pujante” dentro del sector aerospacial –que se se está ampliando muy deprisa con la llegada de operadores privados, como Elon Musk– a pesar de que se trata de un ámbito que requiere equipos de muy alta tecnología.

No es fácil entrar, porque es necesario haber participado con anterioridad en una larga lista de proyectos, y ellos ya han superado esa fase. “Nadie te coge un producto para volar en el espacio si no puedes demostrar que ya has volado algo antes y, por tanto, que funciona. En esta industria tardas muchos años en madurar; es tremendamente laborioso”.

La mesa del Hotel Real en la que se sentó Luis García, con sus socios del Grupo Tirso y varios responsables de grandes empresas.

El fundador y gerente de la compañía cántabra explicó en el Círculo Empresarial que la tecnología espacial tradicional basa su electrónica en componentes capaces de sobrevivir a las fuertes vibraciones del lanzamiento del cohete, las radiaciones y las temperaturas extremas.

Dado que las misiones espaciales no dejan margen ni para el más mínimo error, los modelos de Erzia deben reunir los mayores estándares de seguridad y, para demostrarlo, sus productos se someten a todo tipo de ensayos, tanto destructivos como no destructivos.

‘Hemos trabajado para China, pero se han quitado de encima a los proveedores extranjeros’

García resaltó que la tendencia actual es apostar por aparatos y satélites más pequeños y económicos. “El satélite tradicional puede pesar varias toneladas y tiene un desarrollo y unos análisis de costes y riesgos elevadísimo. Si falla el artilugio, se acabó. Cuando se hacen satélites más pequeños, no se busca enviar un equipo, sino muchos. Si uno de ellos falla, se prescinde de él, pero el sistema global sigue funcionando”.

El ponente recordó que Erzia ha ganado recientemente un contrato de la empresa norteamericana Tomorrow.io, que tiene un bagaje importante en trabajos de observación de La Tierra con fines meteorológicos. “Les vamos a suministrar amplificadores y compresores de frecuencia”, anunció.

Los componentes que suministra son caros y no solo por el material con que se elaboran –algunos se fabrican en oro–. “Cada uno puede valer 50.000 euros, 100.000 e incluso más. Hay muchas horas de ingeniería detrás y eso, lógicamente, se factura”.

Al relatar su trayectoria, Luis García reconoció que adentrarse en un sector tan tecnológico es complicado, pero más aún para quien se lanza solo a esa aventura. “Hay que rodearse de gente que aporte y sea capaz de transmitir su experiencia empresarial y de acompañarte en lo que estás construyendo”, recomendó.

Él, a los cinco años de fundar Erzia, conoció a Javier González Portilla, copropietario del Grupo Tirso. Ambos unieron sus caminos y gestaron el Telepuerto de Santander, un proveedor de servicios de telecomunicaciones a cruceros y barcos de todo el mundo, asentado en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria.

Para levantar esa instalación, Erzia firmó en 2010 una joint venture con la compañía norteamericana MTN Satellite Communications, “la más puntera en el mundo de las telecomunicaciones marítimas”, apuntó García.

Todo ocurrió después de recibir un rotundo ‘no’ por respuesta. Cuando, al cabo de tres meses, ya no tenían ninguna esperanza, la empresa norteamericana contactó de nuevo con ellos proponiendo un reenfoque del proyecto. MTN necesitaba un telepuerto en territorio europeo para cubrir su red mundial y la experiencia a partir de eser momento “fue impresionante”, en palabras de Luis García. “Pasamos de gestionar una pyme a vernos inmersos en una corporación americana, con todo lo que ello conlleva. Estábamos acostumbrados a tomar decisiones entre nosotros y pasamos a participar en consejos y reuniones internacionales”.

Su primer encargo fue transmitir la señal del Mundial de fútbol de 2012 a usuarios marítimos. Poco antes concluyeron el telepuerto, en el PCTCan, con una docena de antenas parabólicas que les permitían proporcionar servicios de vídeo, voz y datos a barcos (sobre todo cruceros) navegando en alta mar, y al año siguiente instalaron la mayor antena de banda X (la habitual en el sector marítimo) en un telepuerto comercial de Europa.

En 2014 facilitaron las comunicaciones a los científicos que viajaban a la base antártica española Juan Carlos I a bordo del buque de experimentación ‘Hespérides’.

Dos años antes de la crisis sanitaria, el telepuerto llevó a cabo un proceso de expansión. La compañía hispanoamericana adquirió más terrenos para instalar otras cuatro antenas grandes y amplió su Centro de Operaciones de Red y sus oficinas, además de crear nuevas áreas de capacitación y de excelencia técnica.

Poco después, recibió el premio ‘Telepuerto independiente del año 2019’, concedido por la Asociación Mundial de Telepuertos.

El parón de los cruceros

Todo iba viento en popa, porque en ese mismo ejercicio consiguió varios contratos gubernamentales nuevos a ambos lados del Atlántico. Sin embargo, llegó la pandemia y las restricciones impuestas en todo el mundo a los movimientos de viajeros obligaron a detener por completo la actividad de los cruceros durante meses. Una vez pasado lo peor de la crisis sanitaria, todavía mantuvieron una baja actividad durante mucho tiempo. De hecho, un informe de la Asociación Internacional de  Líneas de Cruceros (CLIA) refleja que los movimientos de pasajeros se redujeron un 81% en dos años.

La debacle de esa industria provocó que parte de las empresas a las que prestan servicios quebraran y que las más consolidadas tuvieran que reestructurarse. Ese escenario tan adverso (el envío de la señal de telecomunicaciones a los cruceros seguía siendo una de sus principales fuentes de negocio) condujo al final de la aventura de Erzia con el Telepuerto. Si en los años anteriores habían vivido tres cambios de socios en estos años, por las ventas de unos a otros, ahora eran ellos los que renunciaban a seguir, vendiendo su participación a la americana FMC Globalsat (FMC).

LUIS GARCÍA: ‘La tecnología que usamos es tan compleja que pasamos totalmente desapercibidos’

Erzia mantiene, en cualquier caso, su actividad principal y, aunque su volumen de negocio tras la venta ha pasado de ocho millones de euros al año a seis, ahora puede focalizarse más en las actividades relacionadas con radiofrecuencia, microondas y comunicaciones por satélite.

Guerra electrónica

La guerra electrónica es el futuro de los conflictos bélicos y parte del presente. Atacar los sistemas de comunicaciones, navegación y guía del enemigo es más importante aún que destruir su maquinaria de guerra.

Con la electrónica tratan de confundir al rival y aumentan las posibilidades de no ser alcanzados por los sistemas balísticos del adversario. En definitiva, reforzar el escudo protector de uno mismo reduciendo la efectividad de los ataques rivales.

Erzia participa de lleno en esta tecnología. La compañía confecciona amplificadores de alta potencia y de bajo ruido que tienen múltiples aplicaciones militares, tanto para aviones de alerta temprana como cazas furtivos y bombarderos.

Parte de los asistentes al acto del Círculo Empresarial en el que intervino el responsable de Erzia, Luis García.

García sorprendió a los asistentes revelando que España es una “potencia en tecnología militar”, porque está equipada con una red de comunicaciones “referente en el mundo”.

Erzia también tiene presencia en el mercado de radares. El año pasado entregó equipos de radiofrecuencia de última generación que se han instalado en un sistema avanzado de detección de radar adoptado por la Fuerza Aérea y por la Marina Alemana, además de incorporarla varios socios de la OTAN.

García recordó también el papel cada vez más protagonista de los drones, que consideró “verdaderos aviones de combate”. Su empresa ha diseñado componentes para el sistema de alerta de amenazas desde el suelo que porta un dron norteamericano.

En su lista de encargos están las fragatas F-110 de la Armada Española, que están despertando mucho interés en otras fuerzas navales. La empresa cántabra participa en ellas con unos equipos de microondas diseñados para la guerra electrónica.

Se trata de supercomponentes de alto rendimiento y de pequeño tamaño, que hoy en día tienen muy pocas embarcaciones de todo el mundo.

Estos equipos permiten la recepción, interceptación y emisión de señales de radiofrecuencia y microondas con varios propósitos a la vez, desde interceptar comunicaciones del enemigo hasta proteger el buque de amenazas o ataques con misiles mediante la emisión de contramedidas electrónicas.

Compras adelantadas

La escasez de suministros y la inflación generan incertidumbre a los empresarios, que se ven obligados a anticiparse y adoptar estrategias de futuro sin poder intuir cuál puede ser la evolución del mercado.

El gerente de Erzia explicó que en su sector “hay una auténtica competición por conseguir componentes electrónicos”. Por esa razón, tuvieron que adelantar las compras de un año entero, a pesar del estrés financiero que eso conlleva para la empresa. “Afortunadamente”, dijo, “la situación va mejorando”.


ERZIA LANZA UN PROGRAMA DE POSTGRADO EN GUERRA ELECTRÓNICA

El programa de Ingeniería Electrónica de la Universidad de Cantabria (UC) es uno de los más reputados a nivel nacional, pero no contaba aún con ninguna formación sobre la aplicación de la tecnología electromagnética en defensa.

Este verano, Erzia lanzó en la UC, junto con otras tres empresas españolas de prestigio, un programa de postgrado en guerra electrónica.

La iniciativa coincide con una demanda cada vez más pujante de personal especializado, tanto para las administraciones públicas como para las empresas privadas.

El plan de estudios del programa –de 26 créditos– está formado por seis asignaturas con más de 260 horas lectivas, actividades prácticas y visitas a empresas y unidades de interés.

El programa se ha puesto en marcha como un curso de especialización, pero el deseo de Erzia y sus colaboradores –Indra, Sener, TTI y el Clúster de la Industria de Defensa (CID)– es que el plan de formación se convierta en maestría en el próximo curso.


David Pérez

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