Adiós a las llaves
Una app en el teléfono permite controlar quién entra al portal y a casa
El Internet de las Cosas ha llegado para quedarse y hacer nuestras vidas más cómodas. El cántabro César de la Torre ha creado DOOD, un portero automático inteligente, que permite controlar la puerta de casa y del portal desde una app en el móvil.
El término Internet de las Cosas (en inglés Internet of Things, abreviado como IoT) viene fraguándose desde finales del siglo XX, pero ha tomado especial relevancia en los últimos años. Podría definirse como un conjunto de tecnologías para que diferentes dispositivos puedan comunicarse y manejarse a distancia para facilitar la vida de las personas. España ya es el quinto país europeo que más invierte en el Internet de las Cosas, por detrás de Alemania, Reino Unido, Francia e Italia. En 2017, las empresas y los organismos públicos españoles invirtieron más de 12.000 millones de euros en su apuesta por un mundo hiperconectado, y se estima que esa cifra podría superar los 20.000 millones en 2020, según la consultora IDC.
César de la Torre, nacido en Santander hace 31 años, sueña con equipar nuestros hogares con su dispositivo DOOD, un portero automático inteligente que pretende hacernos la vida más cómoda. Salir de casa sin llaves es posible, y así presume César, que tan solo lleva en sus bolsillos la cartera y su smartphone. Gracias a DOOD, lleva más de un año sin utilizarlas, ya que desde su teléfono le es posible abrir tanto su portal como la puerta de casa. Además, puede permitir el acceso a otras personas siempre que quiera, incluso en remoto.
“Una de las ventajas de no utilizar llaves físicas es que siempre tienes control sobre quien puede entrar o no en tu casa, ya que en cualquier momento les puedes quitar los permisos”, señala.
Una llave digital
El dispositivo ocupa poco más que un teléfono (unos 20 centímetros) y sustituye al portero automático convencional. La instalación es muy sencilla, puesto que basta con retirar el existente y conectarlo al mismo cableado. Con este primer paso ya es posible abrir el portal desde un dispositivo móvil. El segundo paso (la apertura a distancia de la cerradura de casa) requiere la instalación de un bombín eléctrico en la puerta, algo que puede hacerse en cualquier cerradura. De esta forma, todo hogar puede beneficiarse de la comodidad del DOOD y abrir a un invitado sin levantarse del sofá o sin estar en casa.
Una vez instalado el dispositivo, hay que conectarlo a la red Wifi y al servidor de DOOD, descargarse la aplicación y… ¡listo para funcionar!
El usuario administrador del dispositivo tiene todos los permisos. Puede agregar a una o varias personas con distintos niveles de confianza, para que puedan abrir el portal o la puerta de casa siempre o durante espacios temporales establecidos. Si por ejemplo una empleada del hogar necesita acceder a la vivienda determinadas días y horas, se le facilita un acceso durante ese tiempo, de forma que podrá abrir la cerradura desde su aplicación telefónica en esos espacios de tiempo.
Otra funcionalidad del dispositivo es la posibilidad de silenciar los timbres de la puerta o del portal cuando se desee. Además, DOOD cuenta con un registro de las entradas e, incluso, se pueden activar las notificaciones para ver en tiempo real quién está accediendo.
Todo esto será posible por apenas 89 euros (bombín eléctrico e instalación aparte). La máxima de César de la Torre ha sido crear un producto fácil de instalar y de utilizar, a un precio razonable.
Él mismo explica que en el futuro se irán incorporando actualizaciones gratuitas, para aportar nuevas funciones al producto. Una de las ya previstas es el asistente virtual. La idea surgió durante el desarrollo del dispositivo, pensando qué ocurriría si los usuarios se quedan sin batería o si alguien les sustrae el móvil. Como el dispositivo va a estar conectado al servidor las 24 horas del día, este asistente virtual permitiría acceder a casa mediante un comando de voz –que el servidor reconocería– pero esto todavía no está desarrollado.
El producto todavía no está preparado para su comercialización. Tanto César como un compañero que ha trabajado en el proyecto tienen un DOOD cada uno en sus casas y acaban de llegar a un acuerdo con 25 personas de su entorno que van a ser beta tester y van a probar el producto para controlar su funcionamiento y hacer diversas pruebas.
El siguiente paso a dar es implementar un protocolo de seguridad en las tres partes: servidor, telefonillo y móvil. DOOD utilizará Signal, un protocolo libre que encripta toda la información y que utilizan aplicaciones como Whatsapp, Facebook Messenger o Skype, ya que, hasta el momento, nadie lo ha podido desencriptar. César piensa que es un gran valor añadido del producto, ya que muchos objetos inteligentes “tienen una gran inseguridad”, y han llegado incluso a filtrar datos del usuario.
Una apuesta ganadora
El hecho de que hace dos años se le rompiera la cerradura de casa, le ha servido a este joven ingeniero de Telecomunicaciones para crear DOOD y ganar el premio regional de la IX edición del programa Explorer –impulsado por el Banco Santander y coordinado por el Centro Internacional Santander Emprendimiento (CISE)–. Su premio consiste en un viaje a Sillicon Valley (California) en noviembre, que le permitirá visitar empresas tan punteras como Google, Facebook o LinkedIn, además de participar en la fase nacional del concurso.
Aunque el viaje le hace “mucha ilusión”, lo mejor de haber ganado es “el reconocimiento al trabajo” que supone el premio de Explorer, señala.
El programa también le ha servido para desarrollar su modelo de negocio. Este producto se va a fabricar en Cantabria y, aunque el proceso de manufacturación ya está totalmente definido, fabricar una carcasa comercial como DOOD requiere hacer una inversión de al menos una máquina y un molde, que puede costar entre 20.000 y 100.000 euros, por lo que la comercialización del producto aún deberá esperar un poco más.
A pesar de que durante el último año han salido al mercado productos similares a DOOD, César explica que no hay ninguno que cubra todas las necesidades que cubre el suyo. Además, este tipo de dispositivos suelen tener un precio mucho más elevado (una solución con menos funcionalidades viene a tener un precio medio de 250 o 300 euros) y, en muchos casos, están orientados al mercado norteamericano de viviendas unifamiliares. Por ello, la apuesta por DOOD es fuerte y espera, en un futuro cercano, verlo instalado en muchos hogares.
María Quintana