Baterías de grafeno para aumentar la autonomía de los coches eléctricos
La ingeniería cántabra Ukyfu Racing también busca un hueco en el automovilismo de competición
Dos jóvenes ingenieros cántabros, David García y Pelayo Acevedo, han desarrollado un proyecto para emplear grafeno en las baterías de coches eléctricos. Una idea que ha sido galardonada con un premio UCEM. El automovilismo de competición es también el terreno elegido para poner a prueba sus ideas. Ukyfu Racing, la empresa creada por ambos, quiere construir un vehículo prototipo que compita en el Dakar en 2018.
Pocos descubrimientos de nuevos materiales han despertado tantas expectivas como el del grafeno. Formado por carbono puro, las características de ese nanomaterial (ligereza, dureza, resistencia, flexibilidad y una altísima conductividad térmica y eléctrica) lo convierte en la promesa de una nueva revolución industrial. Pero los doce años transcurridos desde su descubrimiento sin que haya dado el salto a la electrónica de consumo demuestra las dificultades que entraña su aplicación.
Y es buscando una posible utilidad a este material como dos jóvenes ingenieros industriales cántabros, David García y Pelayo Acevedo, han dado forma a un proyecto para emplear grafeno en baterías de coches eléctricos. La idea les ha valido uno de los Premios UCEM, el de Apoyo a la Industria que otorga el Ayuntamiento de Camargo. Pero este proyecto es solo uno de los varios que manejan estos emprendedores, aunque todos ellos giran en torno a una pasión común, el automovilismo de competición.
Más ligeras y mayor autonomía
La idea de utilizar baterías de grafeno surgió mientras trataban de desarrollar un monoplaza eléctrico como proyecto final en el master de automoción deportiva que estaban realizando en Oxford. El reto era lograr una batería mucho menos contaminante que las tradicionales de litio, más ligera y con mayor rendimiento.
“Pensamos en desarrollar un coche con una batería innovadora que le diera una autonomía similar a la que tienen los vehículos de combustión hoy en día”, explica David García. El uso del grafeno, además de aligerar el peso de las baterías en un 75% frente a las tradicionales de litio y ocupar menos espacio, multiplicaría casi por cinco la autonomía de un coche eléctrico. Una propuesta revolucionaria sobre la que estos dos ingenieros cántabros han desarrollado un modelo teórico, con aportaciones añadidas sobre la refrigeración, al que tan solo le falta tener la oportunidad de ponerse en práctica.
Ese momento podría estar cercano porque una empresa murciana anunció hace unos meses que había conseguido resolver el problema de la fabricación en serie de baterías de grafeno. El problema es que esas baterías todavía no están en el mercado y sin contar con ellas es imposible testar el modelo desarrollado por Ukyfu, que es el nombre de la empresa creada el pasado mes de abril por David y Pelayo. “Nuestra idea es fabricar un prototipo de coche como muestra de que esta tecnología puede servir para disponer en un futuro de vehículos eléctricos con una autonomía muy superior –explica Pelayo–. De este modo, un fabricante de automóviles podría comprar una tecnología ya contrastada”.
Un vehículo para el Dakar
Mientras llega ese momento, los dos ingenieros trabajan en nuevos proyectos, todos ellos ligados a la competición automovilística. Por un lado, tratan de poner en pie un equipo de Fórmula 4, al que aportarían la infraestructura técnica. Los coches que compiten en esta categoría son mecánicamente iguales, con el objetivo de que la pugna sea entre pilotos y no entre máquinas. Sin embargo, sí se pueden modificar algunos aspectos, como la posición de los alerones o la geometría y compresión de las suspensiones. Se trata de configurar el coche de manera que el piloto obtenga el máximo rendimiento.
Pero en lo que realmente están volcados, porque existe un mercado potencial, es en la creación de un prototipo de automóvil para competiciones en raids como el Dakar. “La idea es fabricar un vehículo competitivo y contamos con varias empresas como apoyo” —subraya David García–. “A raíz de intentar formar un equipo de F4 contactamos con varios pilotos y nos dijeron que el mercado está en el Dakar; ahí hay un hueco muy grande”, asegura.
Lo más importante en las competiciones de este tipo, que someten a los vehículos y a los pilotos a condiciones extremas, es la fiabilidad del automóvil, “que el coche reaccione bien en un entorno mixto de duna y pistas, y que los componentes aguanten las condiciones de temperatura, de polvo y de humedad”, resume David. Todo un desafío para los que compiten y para los diseñadores de los vehículos, que a estos dos jóvenes cántabros les gustaría poder afrontar en la edición de 2018. Aunque antes deberán resolver el problema de la financiación, porque se necesitan bastantes recursos para probar la resistencia de los componentes, que es el factor clave en estos vehículos.
De conseguirlo, será el primer paso de esta ingeniería cántabra que quiere aportar nuevos enfoques a la industria de la automoción.
Jesús Polvorinos