Binomia: Cuando el amor se convierte en un negocio
La pareja formada por Enrique de Cos y Alicia Nieto organiza pedidas de matrimonio originales
La organización de pedidas de mano ha generado todo un negocio en países como EE UU, México o República Dominicana y, aunque todavía no es muy conocido en España, hay una empresa cántabra que se dedica a ello, Binomia. Su objetivo es responder a las necesidades de personas que quieren organizar una pedida de matrimonio original a su pareja y no tienen los contactos o el tiempo suficientes para convertir este paso previo a la boda en uno de los recuerdos de su vida. Desde su creación, ya han planificado 20 pedidas de mano.
Escuchar el ‘sí quiero’ después de proponer matrimonio quizá sea uno de los momentos más emotivos en la vida de una persona. Muchos idealizan ese instante como si de una película romántica se tratase, pero la realidad no siempre viene acompañada de banda sonora y confeti.
Es ahí donde entra en juego la compañía dirigida por Alicia Nieto y Enrique de Cos, que se encarga de organizar pedidas de mano originales para quienes quieren estar a la altura de las circunstancias y sorprender a su otra mitad sin morir en el intento.
El nacimiento de Binomia tuvo lugar, como no podía ser de otra manera, por amor. La madrileña y el santanderino se conocieron mientras estudiaban un máster de Protocolo y Organización de Eventos en Madrid, donde dieron los primeros pasos de su relación sentimental. Justo al terminar sus estudios, en 2015, decidieron crear su propio negocio. “Vimos que el sector de los organizadores de bodas era enorme pero nos dimos cuenta de que nadie planificaba el paso anterior”, apunta Alicia Nieto.
Solo tuvieron que desarrollar la página web de la empresa y difundir su cometido por las redes sociales para que, a las dos semanas, llegase su primer cliente, un joven bilbaíno que desembolsó alrededor de 5.000 euros para deslumbrar a su novia y citar a 40 familiares. “Fue uno de los proyectos más grandes que hemos tenido”, reconoce De Cos.
Tras varias reuniones en Bilbao, el novio comunicó a su pareja que se trasladarían a Santander para asistir a la actuación –por supuesto ficticia– de una cantante amiga suya. A su llegada al acto, ella se encontró con un mago que le fascinó con un truco y con una dibujante que le esbozó una caricatura. La muchacha empezó a sospechar que ella era realmente la protagonista y lo confirmó cuando la intérprete empezó a cantar y sus familiares se aparecieron con rosas en un crescendo que llegó a lo más alto cuando surgió su novio con un anillo de compromiso.
Existen opciones más económicas. El presupuesto mínimo para organizar una pedida de mano in situ es de 700 euros e incluye servicios de decoración, catering, edición de fotografía y vídeo y el anillo, entre otras cosas.
El informe con las propuestas originales cuesta 250 euros, ya que algunas de estas ideas son personalizadas. Muchas incluyen escenarios extranjeros. Se pueden encontrar sugerencias variopintas, como declararse durante una excursión nocturna en Noruega con las auroras boreales de testigo; o sobre los Cliffs of Moher, unos románticos acantilados irlandeses con una gran tradición celta; incluso en uno de los balcones del Bastión de los Pescadores de Budapest, un mirador ubicado en la colina de Buda desde donde se contempla una espléndida vista de la parte baja de la ciudad turca.
No obstante, cada vez que los fundadores de Binomia reciben encargos de otras regiones procuran convencer a los clientes, la mayoría de ellos con hijos en común, de que Santander es el mejor de los escenarios posibles para sus pedidas, porque ofrece una gran variedad de sorpresas para los novios y porque es el lugar donde más contactos, proveedores y ofertas tienen los organizadores.
La pedida de mano, paso a paso
La primera tarea consiste en analizar la historia de la pareja hasta el más mínimo detalle. “Les hacemos un cuestionario en el que preguntamos cuáles son los gustos de la pareja, los hobbies que realizan juntos, si quieren que haya familiares o prefieren una celebración más íntima”.
Una vez conocen los entresijos del romance, elaboran una presentación con tres propuestas personalizadas. Aunque en cada proyecto se sugieren ideas originales, los clientes acaban demandando actividades muy similares. “¿Para qué vamos a hacer otro baile nuevo si el flashmob (un baile multitudinario) que mejor funciona es el que se realiza con la canción ‘Marry me’ de Bruno Mars?”, bromea Enrique.
Actuar con la máxima discreción es una de las claves para mantener el efecto sorpresa que busca quien encarga el acto para su pareja. Enrique y Alicia están elaborando un plan para que la pareja de un chico tarraconense no se percate de nada. El novio hará participar a su futurible esposa en un escape room (juego de aventuras) de Santander, en donde piensa declararse.
Para conferir un aroma más íntimo y romántico a la sala de escape, Binomia ha encargado a su dueño que algunas de las pruebas versen sobre experiencias que ambos miembros de la pareja han vivido juntos. Tras ganar la partida, disfrutarán de una cena romántica y una noche de hotel en la ciudad.
El poder de la diversificación
La compañía trabaja en varios proyectos al cabo del año, pero no de forma continuada, ya que Enrique De Cos dirige también una agencia de diseño, publicidad y marketing llamada Oniru. Alicia, por su parte, es la gerente de Glubcup, una empresa dedicada a la fabricación de copas menstruales.
El hecho de que Binomia pueda funcionar sin sede física y con la contratación de personal, solo cuando tiene que organizar una pedida, hace que sus costes operativos sean bajos y pueda convertir el amor en un negocio rentable.
David Pérez