Coaching emocional para empresas
Un proyecto para la gestión de conflictos laborales, finalista de los premios UCem
Según un estudio de Forbes, cada dólar invertido por una empresa en estrategias de prevención y resolución de conflictos se multiplica por tres en productividad. Algunas multinacionales ya están aplicando en sus relaciones laborales la gestión de las relaciones emocionales entre las personas que conviven en un centro de trabajo pero esta sensibilidad aún no ha calado en la cultura empresarial dominante. Menos todavía en aquellos lugares en los que, como en el caso de Cantabria, predominan las pequeñas empresas, carentes de recursos para incorporar estas nuevas técnicas a la gestión de sus plantillas.
Lo que sí se abre es un nuevo campo que profesionales en relaciones laborales y gestión de conflictos como Mónica de la Campa y Susana R. Campo quieren acercar a las empresas de Cantabria, impartiéndoles formación o aportando soluciones a problemas concretos.
Con esta propuesta de ‘prestación de servicios emocionalmente inteligentes’, ambas emprendedoras han quedado este año finalistas en los premios UCem de apoyo a las empresas. Un reconocimiento por partida doble, puesto que también han sido finalistas en la categoría de servicios, por el diseño de proyectos socioeducativos para la atención de personas de la tercera edad.
La importancia de las emociones
Aunque el asesoramiento por consultores empieza a ser un recurso aplicado por las empresas, lo habitual es recurrir a estos profesionales para reorientar estrategias de negocio, abrir nuevos mercados, aumentar las ventas o incrementar el prestigio de una marca. Lo que no se suele valorar es su utilidad para resolver conflictos emocionales en las plantillas que pueden acabar repercutiendo en la buena marcha de la empresa. Algo especialmente necesario en un escenario de relaciones laborales como el actual, marcado por la incertidumbre y la ansiedad que eso genera.
Mónica y Susana son coachs, pero apuestan por un modelo más ambicioso, que integre la gestión de esas relaciones emocionales. “Queremos humanizar las relaciones dentro de las empresas, trabajar la empatía y crear un clima que puede beneficiar la productividad”, explica Mónica de la Campa. El resultado debe ser “una empresa relajada y una persona motivada en su puesto de trabajo, que es mucho más productiva”.
Su intención es trasladar a la región “esa idea que ya se está aplicando en grandes multinacionales”, subraya esta licenciada en Derecho y experta en mediación, como lo es también Susana Campo. Ambas aportan, desde su experiencia en una asesoría jurídica y en un sindicato, la perspectiva que creen que falta en el modo como se vienen aplicando las técnicas de coaching.
Herramientas como la programación neurolingüística para el estudio del lenguaje o el método Harvard de negociación, en el que se busca que todas las partes salgan ganando, son algunas de las fórmulas que aplican a la prevención o resolución de conflictos en las empresas. Pero su mayor preocupación es el ámbito de las relaciones humanas dentro del centro de trabajo. “Hay un repunte de la ansiedad y de las depresiones y es en lo que queremos trabajar”, señala Mónica de la Campa. “Nosotras apuntamos sobre todo a la parte emocional, que está muy desatendida; las personas no somos robots que van a trabajar, sino que lo que te pasa en la oficina te lo llevas a casa y viceversa. Y todas las herramientas que podamos desarrollar para gestionar esos conflictos nos beneficiarán en los dos aspectos”, concluye.
J. Polvorinos