La Media luna: El espacio artístico que aúna cabaret, teatro y baile

Rocío Álvarez y Lorena Sánchez han hecho una apuesta empresarial por las clases y los espectáculos

Las amistad entre la asturiana Rocío Álvarez y la santanderina Lorena Sánchez surgió gracias a su pasión por el baile y el teatro. Tras fundar una pequeña compañía juntas, decidieron apostar aún más fuerte por las artes escénicas y el pasado septiembre inauguraron La Media Luna, un espacio artístico donde imparten una gran variedad de clases y ofrecen espectáculos de todo tipo, entre los que destacan sus favoritos: el cabaret y el burlesque.


Rocío Álvarez y Lorena Sánchez siempre han llevado el mundo escénico en la sangre. Aunque la primera era aparejadora y la segunda técnico superior en documentación sanitaria, desde pequeñas tenían claro que su futuro era otro. De hecho, fue este mundillo el que unió sus caminos cuando Lorena acudió a las clases de danzas orientales que daba Rocío.

A los veinte años, Lorena empezó a formarse en bailes de salón y latinos para pasar posteriormente a la danza del vientre y el burlesque. Presume abiertamente de que es la única profesora en esta especialidad de la región. “El burlesque es libertad y empoderamiento”, afirma convencida, y su compañera ratifica que “ayuda a liberarse de muchos complejos”.

Rocío también se interesó por el baile desde muy joven. Su madre le decía que era “muy cabaretera”, y al final tuvo razón. Empezó con bailes de salón y danza oriental y luego se especializó en danza polinesia, variante de la que también es la única profesora en Cantabria.

Lorena ya compaginaba su trabajo como técnico con la enseñanza del baile pero en el caso de Rocío fue la crisis de la construcción la que le hizo cambiar de profesión, aunque la nueva no sea mucho más estable. “Ser artista es sobrevivir día a día”, sentencia con aceptada resignación.

Cuando descubrieron su gusto compartido por el baile y por un tipo de teatro informal, de humor ácido y crítica social, decidieron fundar la compañía teatral Lycanthia, que actualmente cuenta con seis miembros.

Uno de los motivos que les llevó a crear el espacio artístico La Media Luna fue, precisamente, las dificultades que encontraban a la hora de las representaciones, por no encontrar locales que apostaran por una joven compañía.

Una apuesta personal

Su camino como emprendedoras no ha sido fácil pero no se rinden. En los años de la crisis ya intentaron crear un espacio de este tipo en Bezana, que no llegó a buen puerto. Ahora lo han vuelto a probar con La Media Luna. “Estamos muy locas”, afirman entre risas.

“El hecho de ser artista es complicado ya de por sí. Mucha gente considera que no es un trabajo”, explica Rocío. Siendo mujer y emprendedora, más complicado aún. “Hay que hacer malabares. Necesitaríamos el doble de horas al día. Pero cuando haces algo que te gusta y te apasiona, sacas el tiempo de donde sea”, aseguran.

Una oferta muy variada

Rocío y Lorena apuestan por acercar opciones de ocio diferentes a la ciudad, entre las que se encuentran el cabaret y el burlesque.

Las campañas de publicidad que han llevado a cabo en guías culturales, su actividad en redes sociales y el boca a boca han hecho que su público haya ido creciendo poco a poco. “Estamos contentas, aunque por el momento sin un duro en el bolso”, reconocen entre risas.

Aunque La Media Luna arrancó con una oferta muy variada de clases pero no han conseguido grupos para algunas. “Todo es empezar”, afirma Lorena muy positivamente.

Las clases se dividen en dos bloques. El primero es el de bienestar, con el que pretenden mejorar tanto el estado físico como el emocional de los alumnos. Consta de yoga, pilates y mindfulldance. La oferta de danzas del mundo, por su parte, incluye danza del vientre, afrocubana, polinesia y salsa cubana, para la que cuentan con Yury, un profesor nativo.

Un tercera vertiente formativa es la Escuela de Cabaret, su auténtica oferta diferencial, que incluye laboratorio escénico, clases de burlesque y sexy dance y de canto.

Pero La Media Luna no sería lo que es sin los espectáculos. Varios fines de semana al mes abren las puertas de su pequeño cabaret al público (cuentan con un aforo de treinta personas) y, por un precio medio de entre cinco y diez euros, los asistentes pueden ver espectáculos que combinan baile, humor y muchas sorpresas.

Ellas, junto con el resto de miembros de su compañía, son los artistas que más espectáculos han protagonizado, pero también han realizado shows sus alumnos, jornadas de micro abierto –más enfocadas a la literatura– y citas con artistas invitados.

Su clientela es de lo más variado y, según ellas, quizá únicamente coincida en es que es gente que busca hacer algo diferente y divertirse.

Ambas señalan orgullosas que el aforo se ha completado en todos los espectáculos que han organizado hasta el momento y la gente ha salido muy satisfecha de la experiencia. Por eso, de cara a la próxima temporada quieren aumentar el número de espectáculos que ofrecen y su diversidad. ¡El espectáculo continúa!

María Quintana

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