Puravena: la danza, una ayuda para niños y mujeres con cáncer
Las sesiones de baile organizadas por Lucía Sierra reducen el estrés y la ansiedad durante el proceso oncológico
La cántabra Lucía Sierra lleva varios años estudiando los efectos positivos del psicoballet en mujeres y niños con cáncer, una técnica basada en la danza que ayuda a los pacientes oncológicos a afrontar su enfermedad en mejores condiciones. Comprobó los beneficios con su madre, diagnosticada de cáncer de mama, y decidió extender su ayuda al resto de afectados de la región. Ahora, su participación en el programa de emprendimiento Explorer le ha permitido adquirir las herramientas necesarias para convertirlo en una actividad profesional.
Hay personas como la cántabra Lucía Sierra Cano que son capaces de convertir una afición en una forma de ayudar a los demás. Ella se introdujo en los bailes de salón de la mano de su tío cuando apenas era una adolescente y comprobó que realizar aquellos movimientos requería más técnica de lo que aparenta, por lo que se aventuró con el ballet y la danza contemporánea. A los 17 años, descubrió que existían estudios universitarios de Coreografía e Interpretación de la Danza y no dudó ni un instante en cursar la licenciatura.
Sin embargo, en su etapa como estudiante vivió en primera persona una circunstancia totalmente inesperada que dio un vuelco a su vida. Su madre fue diagnosticada de cáncer de mama y Lucía, en lugar de amedrentarse, se centró en buscar soluciones para mejorar su calidad de vida.
Los primeros pasos los dio gracias a un profesor de la universidad que le propuso investigar sobre la técnica del psicoballet y probarla en su madre, una idea que le ha ayudado a mejorar su bienestar.
A día de hoy, este método ha pasado a ser la piedra angular de Puravena, una iniciativa emprendedora que ha impulsado ella misma para prevenir y paliar los efectos colaterales de los procesos oncológicos en pacientes infantiles y en mujeres con cáncer de mama.
El psicoballet es un método psicoterapéutico creado por la cubana Georgina Fariñas. Combina baile con técnicas psicológicas y con otros elementos, como la música, la expresión corporal, la pantomimas o los juegos. Lucía Sierra deja claro que esta terapia no supone una cura, pero es una herramienta útil para mejorar la respuesta del paciente frente a su proceso oncológico.
Dos estudios piloto
Para verificar la eficacia del psicoballet realizó dos proyectos piloto. Uno de ellos se hizo con enfermas con cáncer de Cantabria. A través de sesiones colectivas de danza, comprobó cómo se lograba reducir la ansiedad y aumentar la autoestima en mujeres en diferentes fases de la enfermedad. “Algunas eran supervivientes y otras estaban en periodo de reconstrucción del pecho. Gracias a estas sesiones, unas y otras se liberaban de preocupaciones. Encontraban aquí un apoyo que en otros sitios no podrían tener”, subraya.
Tiempo después llevó a cabo una investigación con niños hospitalizados para un máster que cursaba en el Hospital de Cruces, de Bilbao. Durante tres meses, Lucía recorría cada día las habitaciones de los pequeños para aplicar el psicoballet. “Es importante que los niños se muevan dentro del hospital en la medida de lo posible y no estén enganchados a la tablet, que es el único ocio que tienen allí”. “¡La experiencia con ellos fue brutal!”, exclama.
La coreógrafa destaca que el 80% sobrevive al proceso cancerígeno pero pueden tener secuelas importantes y muchas recaídas. “Necesitan mucho apoyo psicológico”. “Cuando no había covid, poníamos unas toallas de colorines en el suelo y les tumbábamos. Les hacíamos cerrar los ojos y utilizar su imaginación para transportarles a otro lugar”, señala.
Los padres participaban tan directamente en la experiencia que “había algunos que también terminaban con nosotros en el suelo”, recuerda.
No todos los niños podían realizar los mismos movimientos. Por eso, la responsable de Puravena los adaptaba a las necesidades de cada uno, teniendo en cuenta que la enfermedad, por lo general, no les invalida. “A veces, por querer proteger, se protege en exceso y los niños acaban teniendo una falta de movilidad grandísima”, opina.
En ese sentido, Lucía Sierra celebra que los profesionales médicos recomienden la actividad física a sus pacientes oncológicos, pero matiza que también es importante aconsejar ejercicios acordes a las capacidades físicas de cada uno. “A mi madre siempre le aconsejan hacer pilates, pero ella tiene unas características físicas que le impiden hacer algunos ejercicios”, pone como ejemplo.
Sierra reconoce que las usuarias lo acogieron con cierto escepticismo, pero tan pronto como empezaron a ponerse en movimiento, comenzaron a notar los beneficios. “Chocaba un poco que una chica tan joven viniera con un programa de danza, sobre todo a aquellas mujeres que estaban en procesos que originaban muchos cambios en sus cuerpos”.
La joven coreógrafa de Carandía todavía no cuenta con un establecimiento propio, y realiza las jornadas de danza en el Centro Cultural de Quijano o a través de la vía telemática, a la que tuvo que recurrir a raíz de la crisis sanitaria. Sin embargo, eso no le ha impedido traspasar las fronteras regionales. “Ahora mismo contamos con un programa preventivo por el Ayuntamiento de Piélagos, pero también estamos trabajando en un programa virtual a nivel nacional para mujeres con cáncer de mama”, recuerda.
Cuando inició el proyecto Puravena jamás pensó en la posibilidad de sacarle un rendimiento económico, pero su participación en el programa Explorer y el apoyo del Centro Internacional de Emprendimiento de Santander (CISE) le han brindado la oportunidad de acceder a conocimientos empresariales y hacer muchos contactos. “Aún no he llegado a monetizarlo. Estamos en fase de darnos a conocer”. Aunque por ahora se centra en pacientes de ámbito local, su objetivo es ayudar también a personas de otras comunidades y para ello, trata de potenciar su presencia en las redes sociales. “Gran parte de las personas que llegan a Puravena es por Instagram”, reconoce.
David Pérez