Un puzzle para aprender inglés
Grammazzle propone una manera lúdica de aprendizaje, mediante puzzles gramaticales
Aprender los elementos básicos del inglés puede que sea más fácil a partir de ahora. Un joven profesor cántabro de Primaria ha creado Grammazzle, un material didáctico para aprender la gramática y la fonética inglesa empleando puzzles y una aplicación para tablets. El proyecto de David Vélez obtuvo el pasado año el segundo premio en la convocatoria de Sodercan para empresas de base tecnológica.
Los juegos se han convertido en un recurso habitual de muchos educadores y, en una época dominada por las nuevas tecnologías, suelen ir ligados al uso de aplicaciones diseñadas para ordenador o dispositivos móviles. Más difícil de imaginar es que la herramienta utilizada para enseñar sea el humilde y tradicional puzzle y que lo haga de una forma tan eficaz que está llamada a cambiar la manera de aprender idiomas.
Con Grammazzle, el alumno que tiene ante sí el reto de dominar la gramática de otra lengua ha de construir las frases encajando las piezas de un puzzle. Y ha de hacerlo de forma autónoma, sin un profesor que le indique si la frase es correcta o no, porque el simple hecho de lograr encajar las piezas es la prueba de su acierto.
La recuperación del puzzle en el campo de la enseñanza de idiomas es obra de un joven profesor de inglés para alumnos de Primaria, David Vélez, cuyo método ha sido reconocido con varios premios para emprendedores, como el Yuzz, y ha sido seleccionado por la Fundación Telefónica (Think Big) entre las iniciativas con tecnologías innovadoras de interés social. También ha ido premiado por Sodercan en su convocatoria para empresas de base tecnológica, y esto no es un contrasentido, porque el puzzle diseñado por David Vélez se completa con un programa para dispositivos móviles que permite conocer la fonética de las frases mediante videos grabados por profesores nativos.
Pero es la originalidad del diseño de las piezas del puzzle lo que ha llamado la atención en todos los concursos en los que ha participado Grammazzle en su todavía corta historia, porque se empezó a desarrollar en 2013 como proyecto de fin de carrera.
Una experiencia personal
La idea de crear este puzzle didáctico surgió como consecuencia de la frustrante experiencia del propio David Vélez –compartida por otros muchos estudiantes de idiomas–, en su etapa de aprendizaje: la carencia de un material atractivo y eficaz para la enseñanza del inglés, esa asignatura pendiente de tantos españoles.
“Quería cambiar la forma de aprender la gramática y el idioma –señala Vélez–, porque en mi paso por Primaria y Secundaria no había sido del todo efectiva y para que los niños no tengan el mismo problema que tuve yo”, explica.
Como los materiales existentes no cumplen eficientemente con su objetivo, Vélez decidió crear su propio método para utilizarlo con su alumnado de Primaria . Pero este proyecto de fin de carrera tuvo tan buena acogida que Grammazzle fue creciendo hasta convertirse en una empresa y a final de año sacará al mercado el material didáctico, que ahora está en fase de prototipo.
Una propuesta diferente
Su propuesta supone una renovación del material didáctico para la enseñanza de los idiomas, que desde los años 80 hasta ahora no ha evolucionado demasiado. La utilización de materiales manipulables por el alumno no está muy extendida y se sigue ligando la enseñanza de la gramática a los libros de texto. Es cierto que han surgido aplicaciones para ordenadores, pero este método tiene también sus limitaciones, según David Vélez: “El problema de estas aplicaciones es que la persona que no sabe inglés aprieta botones sin saber lo que está haciendo mientras que con Grammazzle el alumno sabe en todo momento si la oración es correcta o no”.
Su sistema consta de aproximadamente cien piezas de puzzle y unos doscientos términos, puesto que cada pieza lleva una palabra por cada cara. Para una identificación más fácil, se agrupan por colores (verbos en azul, pronombres en rojo, adverbios en amarillo, adjetivos en verde, sustantivos en naranja, determinantes en negro y en gris los signos de puntuación). Para construir una frase, el alumno escoge las fichas que cree necesarias, que solo encajan si el orden es el adecuado.
Frente a otros métodos de enseñanza, el hecho de manejar físicamente las piezas ayuda a retener mejor lo aprendido, y la autonomía del alumno también ayuda a una mejor comprensión. “ Con este método, se motiva más y tiene menos ansiedad en el aprendizaje, porque no va a venir un profesor a decirle si esto está bien o mal”, subraya Vélez.
El método ha sido probado ya en tres centros educativos de Santander, dos concertados y uno público. También se probó en una escuela de primaria de Gales en la que este joven cántabro dio clases durante un año.
Grammazzle se ha utilizado como material de apoyo en la enseñanza del inglés con alumnos que mostraban mayores dificultades para su aprendizaje y los resultados avalan sus ventajas. En concreto, en aquellos que presentan problemas de lecto-escritura se ha reducido el tiempo de aprendizaje entre un 20 y un 40% frente al método tradicional, basado en el libro de texto.
Las fichas serán de plástico y fabricadas con impresoras 3D, lo que facilita la plasmación del diseño que precisa cada pieza. Además serán magnéticas, de manera que se puedan utilizar sobre este tipo de pizarras.
El kit que se pondrá a la venta constará de un maletín con las piezas del puzzle y una aplicación para dispositivos móviles para el aprendizaje de la fonética.
Aprendizaje lúdico
Grammazzle ha sido diseñado pensando en alumnos de Primaria pero también en todos aquellos que se acerquen por primera vez a los rudimentos del inglés.
Su primer objetivo son los 17.000 colegios, entre públicos y concertados, que existen en España, a los que habría que añadir las academias de idiomas, pero los usuarios potenciales son muchos más, puesto que este método une la vertiente lúdica de los puzzles con el aprendizaje de un idioma, por lo que Grammazzle podría incluirse también entre los juegos de mesa.
Su potencial de crecimiento es aún mayor si se tiene en cuenta que se puede aplicar al aprendizaje de prácticamente cualquier idioma. Una posibilidad que abre caminos insospechados para un método ideado por un joven profesor que quiere rescatar el aprendizaje del inglés de la rutinaria y frustrante manera en que se se ha venido enseñando hasta ahora.
Jesús Polvorinos