Rinoplastia con ultrasonidos
La técnica usada por el cirujano maxilofacial Álvaro Pérez se ha convertido en una alternativa a los métodos tradicionales
El martillo y el escoplo eran los medios más utilizados en las rinoplastias, una cirugía en la que se remodela la nariz para ofrecer una imagen más estética. El uso de este instrumental, muy agresivo, ha decaído al ritmo que ha crecido el de la sierra ultrasónica, un dispositivo que emplea ultrasonidos para romper y cortar el hueso nasal. El cirujano Álvaro Pérez Villar, que tiene una consulta en el Centro de Consultas Médicas de Santa Cruz de Bezana, adquirió este equipo revolucionario para modernizar su técnica quirúrgica. Atiende a pacientes nacionales e internacionales
Los profesionales dedicados a la cirugía estética cuentan cada vez con equipos más modernos y sofisticados con los que pulir los resultados de sus intervenciones. El cirujano maxilofacial Álvaro Pérez, que trabaja como autónomo en el Centro de Consultas Médicas situado en Santa Cruz de Bezana, adquirió un sistema ultrasónico para realizar rinoplastias, una operación que supone un elevado coste y que sirve para hacer remodelados nasales con fines estéticos, pero también funcionales. “Estas operaciones aumentan la capacidad respiratoria de los clientes. Entre el 50% y el 70% de las personas que vienen aquí me dice que respiran mal”, explica el doctor Pérez Villar.
Sus pacientes recurren a sus servicios para corregir desviaciones como las de la giba ósea –un hueso que sobresale en el dorso de la nariz–, malformaciones congénitas –paladar hendido y secuelas del labio–y otras adquiridas debido a traumatismos o enfermedades. La mayoría son mujeres –el 70% de su clientela– y aunque procede mayoritariamente de Cantabria, también vienen de Bilbao y Galicia, Perú y Francia.
Del martillo y el escoplo al bisturí piezoeléctrico
Antes de que se empezase a extender el uso de este dispositivo, los cirujanos maxilofaciales empleaban una técnica muy agresiva y menos precisa con ayuda de dos herramientas muy populares, el martillo y el escoplo. La desventaja de este sistema es que puede provocar líneas de fracturas óseas incontroladas y daños en los tejidos blandos y vasos sanguíneos que rodean la nariz, además de la aparición de moratones, edemas e hinchazón facial y una lenta recuperación postoperatoria del paciente.
La sierra ultrasónica es un bisturí piezoeléctrico que emite ultrasonidos a una frecuencia de 36kHz con los que se realizan cortes precisos en el hueso y menos traumáticos que los que se llevan a cabo con el instrumental tradicional. El dispositivo está indicado en osteoplastias a medida –reconstrucciones de hueso a partir de fragmentos óseos– y en algunas septoplastias –un procedimiento correctivo en el que se endereza un tabique nasal torcido–, donde se evita una mayor invasividad.
Gracias a la amplitud de onda, el tejido flexible como la mucosa, los nervios o los vasos sanguíneos permanecen intactos. “Si intentas cortar el tejido blando como un nervio o vaso sanguineo no podría cortarlo, pero si lo colocas en en el hueso sí”, asegura.
Existen dos tipos de rinoplastias, la abierta y la cerrada, pero el doctor Álvaro Pérez prefiere la primera opción porque, tras una incisión en la parte central de la nariz, justo en la separación entre los orificios nasales, es más sencillo acceder a los huesos y cartílagos, a diferencia de la primera alternativa, en la que el cirujano maxilofacial penetra a través al interior a través de las fosas nasales.
La cirugía requiere un estudio previo de cada paciente, porque según el Dr. Pérez, “cada nariz es diferente a la anterior”. Él y su equipo formado por dos enfermeros llevan a cabo una simulación virtual donde se recrea la morfología de la nariz después de ser intervenida. Para ello, usan dos programas informáticos, el Pixelmator y el Autocad.
El tiempo promedio que tarda el plástico facial en realizar una rinoplastia es variable. Cuando se recurría al martillo y al escoplo, la operación duraba entre una hora y una hora y media. En cambio, una rinoplastia con ultrasonidos puede demorarse entre tres y cinco horas, dependiendo de la complejidad de cada caso, ya que los trabajos son mucho más minuciosos y la precisión en la colocación de los injertos es mayor. Según el Dr. Pérez, la principal diferencia entre su forma de trabajo y la de otros especialistas es que él realiza rinoplastias estructuradas para conseguir que los cambios introducidos en la nariz sean duraderos. “Si no estructuras la nariz, a los pocos meses se te va a caer la punta o desviar hacia un lado y se deformaría, lo que alteraría tanto la función como la estética. Con mi técnica el resultado final se va a mantener durante muchos años”, sentencia.
Una experiencia conmovedora en Brasil
El Dr. Pérez nació en Cantabria, pero a los dos años de edad se fue a vivir a Valladolid. Antes de obtener su licenciatura en Medicina y Cirugía, Álvaro contemplaba otras salidas laborales como la de profesor de inglés u ornitólogo. “Cuando uno es joven quiere hacer muchas cosas que nos llaman la atención, pero tenía la idea de ser cirujano y ayudar a las personas”, aclara.
Después se especializó en Cirugía Oral y Maxilofacial vía MIR e inició una estancia de un año en Uberlandia (Brasil) gracias a una beca de la Sociedad Española de Plástica Facial.
Allí amplió sus conocimientos de estética de la cara junto con un equipo de maxilofaciales otorrinos y cirujanos plásticos faciales, entre los que se encontraban los reconocidos expertos José Antonio, Tomás y Lucas Patrocinio, que se dedicaban a la cirugía estética facial y la cirugía de feminización facial. “Me impresionó mucho. Les conocí y me metí en este campo”, recuerda.
A pesar de lo mucho que disfrutaba haciendo esta clase de intervenciones, ahora se dedica a otro tipo de pacientes, puesto que el colectivo no es lo suficientemente amplio como para tener una lista de pacientes para todo el año, al menos en Cantabria, donde ha vuelto para quedarse. «Puse la consulta gracias a Manuel Buitrago».
DAVID PÉREZ