Un robot cántabro para la limpieza de los parques acuáticos
El Aquatic Sweeper se construirá en una fábrica en San Felices de Buelna
San Felices de Buelna va a contar con una fábrica de la que saldrán los equipos de limpieza de fondos que pueden revolucionar el mantenimiento de lagunas deportivas, parques acuáticos y grandes piscinas. Aquatic Sweeper es el nombre del robot diseñado por el cántabro Jorge Gómez, que puede facilitar la construcción de parques acuáticos más grandes.
Los parques acuáticos se han convertido en uno de los recursos turísticos más potentes y la imparable emergencia del surf está animando a algunos promotores a construir lagunas artificiales donde poder practicarlo todo el año. Pero la tendencia a hacer estas infraestructuras acuáticas cada vez más grandes y espectaculares plantea problemas como la impermeabilización o la depuración de los recintos y la dificultad para la limpieza de fondos de esos parques acuáticos sigue siendo un elemento limitador.
A este problema se tuvo que enfrentar el torrelaveguense Jorge Gómez cuando, como jefe de obra de un gran parque acuático de Tailandia –y más tarde como responsable de mantenimiento– tuvo que luchar con la insuficiencia de los sistemas mecánicos de limpieza existentes. Todos ellos actúan desde la orilla, unidos al robot que se sumerge por un cable que no puede exceder de 50 metros de longitud. El bajo voltaje con el que trabajan estos equipos hacen imposible alargar ese cordón umbilical que les une a la unidad de tierra.
Tras comprobar que ese mismo problema afectaba a otros parques acuáticos y que no existía un sistema alternativo que lo resolviera, Jorge Gómez decidió diseñar su propio equipo de limpieza, y lo hizo modificando radicalmente el planteamiento con el que se venían fabricando estos robots. Diseñó un equipo con dos partes, como los convencionales, pero en su caso la que porta las baterías no necesita quedarse en tierra sino que navega en superficie acompañando al robot sumergido y guiándolo mediante unas pértigas articuladas. En la primera patente, de las dos registradas por este cántabro, la unidad de superficie cuenta con un conductor mientras que en la segunda, que es la que ha seguido desarrollando, el sistema se dirige por radiocontrol, y para su manejo bastará en el futuro con una aplicación en el móvil y un GPS para programar el desplazamiento por toda la laguna artificial.
Una tecnología reciente
A su regreso de Tailandia, el pasado año, Jorge Gómez puso en marcha su idea. El banco de pruebas se lo ofreció una ingeniería vasca, Wavegarden, líder en el sector de la generación de olas artificiales para la práctica del surf. Así pudo aprovechar la instalación de I+D que ha construido cerca de Zumaya, en Guipúzcoa, donde es posible hacer pruebas a tamaño real.
El sistema ideado por Gómez, bautizado como Aquatic Sweeper, demostró en esas pruebas las ventajas que ofrece frente a los equipos de limpieza convencionales. Además de poder llegar a cualquier punto de la laguna, al no estar limitado por un cable, el robot trabaja diez veces más rápido que los sistemas conocidos. Se mueve a una velocidad de entre cinco y diez kilómetros por hora, lo que supone poder limpiar entre 90 y 150 metros cuadrados por minuto, mientras que los robots convencionales solo cubren 15 metros cuadrados por minuto. Al ser impulsado desde la unidad de superficie por unas pértigas se evita la tendencia a elevarse al avanzar por el fondo, y puede ir más deprisa.
Otra importante ventaja del nuevo robot es que efectúa una doble limpieza, la de la superficie del agua, mientras navega, y la del fondo de la laguna. También en la depuración ofrece mejoras a la hora de dosificar los productos químicos que se emplean para el saneamiento del agua. “Nosotros podemos utilizar durante la noche el vehículo de superficie para hacer una floculación en espray y durante la mañana limpiamos fácilmente esa decantación de suciedad que ha ido al fondo”, explica Jorge Gómez.
La unidad de superficie se propulsa con una batería de litio de alto rendimiento, que proporciona autonomía para poder limpiar unos 7.000 metros cuadrados. Suficiente para la mayoría de piscinas de hoteles y parques acuáticos. Para recintos de mayor tamaño, como lagunas deportivas, se pueden instalar más baterías.
La simplicidad con la que se ha diseñado este nuevo robot de limpieza –no lleva poleas ni engranajes, sino dos motores eléctricos (uno sin escobillas), una batería y una carcasa de poliéster– añade otra ventaja más frente a los actuales equipos, como es la de no requerir apenas mantenimiento.
Con todo, como el propio Jorge Gómez reconoce, su idea no hubiera podido plasmarse sin los avances que se han producido en las baterías.
Gómez prevé convertir los futuros modelos en autómatas, para que el robot actúe solo, y en dotarlos de una telemetría que aporte datos sobre el estado del agua, la temperatura o el ph.
Una fábrica en San Felices
El creador del Aquatic Sweeper lleva un año trabajando en el desarrollo de este equipo. En una nave de San Felices de Buelna ha fabricado dos modelos de su ‘barredora acuática’, uno pequeño, de 65 cm de ancho, y otro que alcanza un metro, para lo que tuvo que aprender a fabricar los moldes de poliéster. El de mayor tamaño es suficiente para la limpieza de lagunas artificiales como la de Wavegarden, pero proyecta fabricar barredoras de metro y medio o dos metros para afrontar la limpieza de parques acuáticos más grandes (hay proyectos internacionales de hasta 120.000 metros cuadrados) para los que desaparecería el obstáculo que planteaba la carencia de un sistema de mantenimiento adecuado.
El más pequeño le permite limpiar fondos siempre que la profundidad no sean inferior a 35 centímetros, pero planea fabricar un modelo de menor tamaño que pueda actuar en apenas un palmo de agua. Esto le daría acceso a todas las fuentes y estanques ornamentales, ampliando sustancialmente el número de potenciales clientes.
Si el plan de negocio diseñado con la ayuda de Sodercan se cumple, San Felices de Buelna podría contar en breve con una nueva fábrica dedicada a la producción de las carcasas y al ensamblaje de los componentes de estas nuevas barredoras acuáticas. Según las expectativas de su promotor, el año próximo podrían fabricar unas 50 unidades, con una plantilla de cinco trabajadores, lo que supondría una facturación de entre 600.000 y 700.000 euros. Sería un primer paso en un mercado que mueve grandes cifras en la construcción de parques acuáticos y que, a tenor de la respuesta que ha encontrado en la reciente Feria del sector celebrada en Barcelona, muestra mucho interés por este innovador sistema de limpieza.
Jesús Polvorinos