Ropa ‘inteligente’ para deportistas
Hai Wearables Technology quiere desarrollar prendas con sensores para electroestimulación
Un proyecto nacido en Cantabria quiere incorporarse a un nuevo sector tecnológico, el de los llamados tejidos ‘inteligentes’. Con el nombre de Hai Wearables Technology, Enrique García Trueba ha patentado unos textiles con sensores para la electroestimulación que van destinados a la práctica deportiva y utilizan descargas eléctricas de bajo voltaje como terapia para curar lesiones. El proyecto busca ahora socios tecnológicos para su desarrollo.
La aplicación de las nuevas tecnologías a la industria textil, para fabricar biotrajes o ‘ropa inteligente’ es una actividad en alza. De hecho, ya existen modelos deportivos con sensores biométricos que registran la frecuencia cardiaca del usuario, cuyos resultados llegan directamente al móvil.
Pero en un terreno en pleno desarrollo caben iniciativas que vayan más allá de las posibilidades que ahora nos ofrecen la conjunción de biotecnología y ropa. Una de esas iniciativas es la denominado Hai Wearable Technology, un proyecto con el que el cántabro Enrique García Trueba quiere desarrollar ropa deportiva basada en la electroestimulación. Su diseño, del que ha patentado ya un modelo de utilidad, no solo registra, mediante sensores, la respuesta de nuestro cuerpo durante un ejercicio deportivo, sino que ayuda a prevenir lesiones e incluso a curarlas a través de electroterapia.
Un recurso de moda
El deseo de ponerse en forma rápidamente y, si es posible, ahorrando esfuerzos, ha encontrado en la electroestimulación una tecnología de moda. Chalecos y trajes con electrodos que producen pequeñas descargas eléctricas en nuestros músculos mientras realizamos un ejercicio físico –o incluso en reposo, para los más sedentarios– han dado lugar a una nueva modalidad en los gimnasios, el electrofitness.
Aunque la electroestimulación como terapia, es una técnica que se viene experimentando desde hace décadas, su uso generalizado a través de estas prendas supone algunos riesgos sin el control adecuado. De ahí, el interés de Enrique García de contar para el desarrollo de su proyecto con fisioterapeutas que le ayuden a mejorar su idea.
En el modelo patentado por este emprendedor, los sensores colocados en la ropa medirán, por un lado, las señales eléctricas que emiten tanto el corazón (electrocardiogramas) como los músculos (electromiogramas) y, por otro, emitirán pequeñas descargas para estimular las fibras musculares que puedan estar dañadas por una lesión.
La integración en una misma ropa de sensores que miden la reacción del cuerpo mientras se produce la electroestimulación permitiría controlar con exactitud la aplicación de esta terapia. “Lo que buscamos con esos datos que registran los sensores es que se haga un uso correcto de la electroestimulación”, señala el promotor de este proyecto. También servirían para prevenir lesiones, advirtiendo de un esfuerzo muscular excesivo.
Detrás de esta idea se encuentra su propia experiencia personal. El deporte ha sido para García Trueba la disciplina en la que se formó profesionalmente y su práctica fue una parte importante de su vida diaria hasta que una lesión le impidió hacer ejercicio con la misma intensidad. La electroestimulación era una de las terapias que le aconsejaron para su recuperación, pero la desconfianza hacia el modo en que se viene aplicando en los gimnasios le llevó a plantearse una solución propia.
Combinando sensores que ya existen en el mercado ha logrado un novedoso diseño que ahora quiere convertir en prototipo. Para ello precisa socios tecnológicos que le ayuden a desarrollar tanto la parte electrónica y el software como los tejidos. En este terreno ya ha establecido contactos con el departamento de I+D de una industria textil de la región, aunque también están interesadas una empresa de ropa deportiva vasca y una firma sevillana.
En el campo de los sensores, además de buscar la forma de perfeccionar los que miden y emiten las señales eléctricas, García Trueba apunta a la posibilidad de incorporar al tejido otros que detecten sustancias químicas, analizando el sudor, lo que permitiría detectar algunas enfermedades y, en el terreno deportivo, la utilización de sustancias dopantes.
El proyecto ya cuenta con un inversor, que ha comprometido 50.000 euros en su desarrollo, y ha sido presentado al programa Coworking, patrocinado por el Ayuntamiento de Santander, EOI y el Banco Santander, y cofinanciado por el Fondo Social Europeo (FSE). Una plataforma que le servirá para dar a conocer su idea y para encontrar nuevos inversores.
“Queremos crear algo accesible a todo el mundo y que mejore la vida de las personas”, subraya Enrique García, que explica así el objetivo último de su proyecto: “Nuestra intención es poner esos sensores en ropa de cualquier marca, no pretendemos hacer una marca de ropa con nuestras características”.
Investigación en polímeros
La idea de un traje inteligente para la práctica deportiva no es la única de este emprendedor. La experiencia acumulada en los 15 años que lleva trabajando en la empresa química Dynasol le ha llevado a investigar sobre las posibilidades que ofrece la aplicación de polímeros a la ropa con el fin de sustituir los actuales trajes de surf. “Se trataría de hacer una ropa más cómoda para el surfista, también ajustada, pero más confortable”, señala García Trueba.
Una idea que, de prosperar, tendría un amplio mercado al que dirigirse, empezando por esta región, donde la práctica del surf atrae a cada vez más nativos y foráneos, y un ejemplo más de la iniciativa de este emprendedor, al que no le asusta aventurarse en terrenos que también despiertan el interés de las grandes multinacionales.
Jesús Polvorinos