El Taller del Modelista: El resurgir del modelismo está en Torrelavega
Marta Pelayo y Pablo Alonso de la Vega venden maquetas y componentes por Internet a 80 países
Mientras hacían sus respectivos doctorados en Salamanca, Marta Pelayo y Pablo Alonso de la Vega mantenían un pequeño negocio online dedicado a la venta de maquetas ferroviarias. Recibían muy pocos pedidos, pero con el paso del tiempo, se especializaron en componentes y accesorios y su negocio empezó a crecer. En 2011, abrieron una tienda de 100 m2 en Torrelavega y en 2015 se trasladaron a un establecimiento cinco veces más grande, desde donde gestionan cerca de 50 envíos diarios que solicitan clientes de más de 80 países. De esta forma, el último año han facturado 800.000 euros.
Uno de los filósofos más influyentes de la historia, Confucio, sentenció hace más de 2.500 años que una persona que vive de un trabajo que le apasiona nunca sentirá la sensación de estar esforzándose. Dos milenios y medio más tarde, Marta Pelayo y Pablo Alonso de la Vega son una prueba de ello.
Esta pareja cántabra regenta El Taller del Modelista, una empresa torrelaveguense que supo encontrar un nicho de mercado en el mundo del modelismo y que cerró el pasado ejercicio con una facturación de 800.000 euros.
Los inicios fueron modestos. Mientras estudiaban en Salamanca obtenían algunos ingresos comprando maquetas ferroviarias, casi siempre en Alemania, para venderlas después a través de la plataforma digital Ebay. Esta actividad les obligó a alquilar un piso donde poder almacenar la mercancía. Pero el negocio no daba para tanto y les generaba pérdidas.
Pablo acabó contagiándole a Marta su entusiasmo por las maquetas y ella aceptó embarcarse en aquella iniciativa, por entonces tan incierta.
Habían hecho sendas licenciaturas en Salamanca, Marta en Derecho y Pablo en Ciencias Ambientales, y comenzaron un doctorado, pero llegaron a la conclusión de que un título académico no era suficiente para subsistir. “A nosotros nos gustan nuestras carreras, pero nos pilló una época en que estudiarlas no aseguraba vivir de ello”, explica Pelayo.
El despegue
En 2008, la pareja se dio de alta en autónomos y creó una página web para poder vender las maquetas de locomotoras y vagones en un ámbito mucho más amplio. En aquel momento, las tiendas online todavía no se habían consolidado y tuvieron que enfrentarse al difícil reto de convencer a los suministradores. Las marcas de prestigio solo vendían a aquellos clientes que contaban con una tienda física, de ahí que tuvieran que adaptar su negocio a los que no pusieron reparos en abastecerles.
Aunque se viesen forzados a reorientar el negocio en una dirección no prevista, la negativa de las grandes marcas les abrió una enorme oportunidad empresarial que sus competidores ni siquiera habían explorado. “Todas las tiendas competían por vender locomotoras de entre 200 y 300 euros pero nosotros teníamos accesorios de diez o veinte”, recuerda Marta Pelayo.
En el modelismo ferroviario hay dos corrientes. Los coleccionistas que exponen sus maquetas en vitrinas y los que prefieren crear una escenografía completa, con una gran variedad de complementos, desde figuras en miniatura a edificios, vegetación o detalles pintorescos. Unos artículos que abarcan todas las temáticas imaginables y que hasta ese momento eran muy difíciles de encontrar en España.
La primera tienda física
El negocio empezó a despegar. En 2011, su tienda online ya contaba con más de 4.000 referencias y la pareja necesitaba más espacio para desarrollar su actividad. Impulsados a buscar un nuevo emplazamiento, tomaron la decisión de hacerlo en su lugar de origen y aprovecharon para abrir un establecimiento físico de cerca de 100 metros cuadrados en la calle Joaquín Cayón, de Torrelavega.
La tienda representó un punto de inflexión para El Taller del Modelista pero los propietarios necesitaban encontrar un respaldo económico para la inversión que habían realizado y, al mismo tiempo, atraer otros perfiles de clientes, porque los compradores de maquetas ferroviarias, generalmente hombres de 50 a 60 años, no bastaban para mantener el negocio.
La respuesta fue ampliar su oferta comercial con maquetas de barcos, aviones, tanques, vehículos a escala, granjas, faros o castillos, además de materiales. Gracias a las maquetas históricas y militares atrajeron a clientes ligeramente más jóvenes.
Abrir el abanico de productos no les hizo olvidar sus orígenes y, dentro del modelismo ferroviario, pusieron en marcha una gama propia de maquetas, que mantienen a día de hoy. “Nosotros hacemos los diseños por ordenador y cuando nos traen las piezas metálicas ya soldadas, lo montamos todo aquí”, explica De la Vega.
Al año siguiente, incrementaron el número de referencias en catálogo hasta llegar a las 8.000, pero como las ganancias eran suficientes para vivir de ello exclusivamente, Marta se dio de alta como abogada. La situación cambió dos años después.
A principios de 2013, dejaron de ser autónomos y constituyeron una sociedad para ofrecer una mayor confianza a los clientes. Era el momento y el crecimiento de la compañía fue imparable, hasta el punto que, en 2015, Marta y Pablo tomaron la determinación de trasladarse a una tienda de 520 m2 en la misma calle. No solo ampliaban su zona de exposición y venta sino que, al multiplicar por cinco la superficie disponible, conseguían mejorar significativamente la logística que requiere atender a los clientes de Internet.
El modelismo: Un sector estacional
Marta Pelayo vincula el interés de los aficionados del modelismo con el clima. “La gente se dedica al hobby cuando hace frío y se queda en casa”, explica. De hecho, los meses de mayor facturación son noviembre, diciembre y enero, y su temporada baja está en junio, julio y agosto. Por esa razón, los países europeos con mayor interés por las maquetas son aquellos que disponen de menos horas de sol, como Alemania que, según De la Vega, “es la mayor potencia del modelismo en Europa”.
Ellos venden en Alemania y en muchos más países, porque desde hace tiempo, el 80% de sus operaciones se hacen por Internet. Para mantener el contacto permanente con estos clientes, El Taller del Modelista elabora boletines informativos sobre sus productos que envía por correo electrónico a los más de 8.000 suscriptores con que cuenta. También dispone de un programa que gestiona automáticamente los pedidos a los proveedores cuando los stocks de cada referencia bajan de un determinado nivel, un utensilio indispensable para gestionar el almacén, teniendo en cuenta que en estos momentos tienen casi 25.000 productos diferentes en catálogo. “Somos la tienda de hobby con más referencias en España”, subraya Pablo.
Aunque la empresa viene creciendo a un ritmo de más de dos dígitos durante los últimos ejercicios y en 2019 ha facturado casi un 30% más que en 2018, sus propietarios confiesan que el sector del modelismo está yendo “a menos”.
Por esa razón, han abierto una nueva línea de juguetes enfocada a niños, para la que ya cuentan con 3.200 referencias. “Cada vez hay más padres preocupados por saber a qué juegan sus hijos, y es a ese tipo de padres al que queremos llegar”, apunta De la Vega. “Queremos que el día de mañana esos niños sean los que compren las maquetas o quieran el tren”, añade Marta.
La visión del negocio de cada miembro de la pareja es muy distinta, pero se saben complementarios. Ella es muy exhaustiva y prudente a la hora de analizar la rentabilidad de nuevas propuestas empresariales, mientras que la mente de su pareja siempre está maquinando nuevos proyectos, y en ocasiones resulta complicado contener su ambición emprendedora. “Yo soy un poco más lanzado; ella tiene más cabeza”, confiesa Pablo.
En su lista de objetivos, está la puesta en funcionamiento de una nueva línea de juegos de mesa para el primer semestre del este año.
Los videojuegos acaparan la mayor parte de la industria del entretenimiento pero el sector de los juegos de mesa está experimentando un auge difícil de rebatir. Después de haberse convertido en una simple caja que desempolvar en momentos de excesivo aburrimiento parece recuperarse a base de dados, cartas y tableros. El mercado juguetero en España crece a un ritmo del 2,3%, pero el de los juegos de mesa lo hace en un 15,2%.
Crecimiento consolidado
El Taller del Modelista tiene cinco trabajadores, incluyendo a sus dos propietarios. Los administradores de la empresa contactan con los distribuidores, negocian los precios y el resto de empleados se encargan de la venta en la tienda física, la logística de los envíos, la organización del almacén y la verificación del estado de los productos antes de enviarlos. Una de las personas contratadas diseña los boletines informativos que reciben los suscriptores y gestiona la página web.
Aparentemente, la tienda se mueve poco, pero las apariencias engañan. Marta es consciente de que los vecinos piensan que, al no entrar un flujo importante de clientes, el negocio está abocado al fracaso. Desconocen que la auténtica actividad está en la trastienda, dado que la mayor parte de las ventas se realizan a través de la página web en la que compran clientes de más de 80 países, como Chile, México, Argentina, Italia, Inglaterra o Alemania. Esa es la razón por la que una tienda de maquetas factura ya 800.000 euros al año y se plantea el traslado a una nave, para poder gestionar mejor su enorme y complejo stock de referencias.
David Pérez