Eolas Prints pretende popularizar la impresión 3D
La fábrica torrelaveguense de filamentos para impresión 3D empieza a comercializar sus impresoras
La cántabra Eolas Prints sacó al mercado sus primeros filamentos para impresoras 3D en 2017. En estos cinco años, con una pandemia mediante, los usos de la impresión 3D han aumentado considerablemente y esta empresa ha evolucionado. Tras la incorporación de un nuevo socio, su objetivo es democratizar la impresión 3D comercializando sus propias impresoras, que saldrán al mercado esta Navidad a precios asequibles.
En los últimos años ha habido importantes cambios en el mundo de la impresión 3D. Sus aplicaciones son cada vez más y también son más los tipos de filamentos, la materia prima que se emplea para producir los diseños.
En 2015, Luis Toribio, un ingeniero cántabro de Obras Públicas con amplia experiencia en el sector de la construcción, decidió apostar por este nuevo campo. Tras un periodo de formación, en 2017 nació Eolas Prints para fabricar este tipo de filamento.
Aunque desde sus comienzos la empresa ya obtuvo beneficios, fue en 2020 cuando, debido a la pandemia, se produjo un salto en las ventas. “En ese momento se vio cómo el diseño industrial era necesario. Sin embargo, nadie tenía estocado material y prácticamente todo el mundo dependía del mercado asiático”, recuerda Toribio.
“Al ver lo que pasaba en Italia, y previendo que aquí ocurriría lo mismo, en Eolas hicimos acopio de mucho material, lo que nos sirvió para poder fabricar durante la pandemia y abastecer la demanda que teníamos”, relata. El creador de Eolas Prints asegura que no se aprovecharon de la situación para disparar sus precios: “Decidimos ser solidarios y vendíamos con márgenes muy pequeños e incluso financiando a quienes no podían pagar al momento. No se trataba de hacer el agosto, sino que teníamos una responsabilidad con la gente”.
Así, durante los meses más complicados salieron numerosos pedidos de la fábrica torrelaveguense hacia industrias y a laboratorios digitales de varias regiones que tanto ayudaron para hacer desinteresadamente material de protección o para la detección del covid. “Esto nos sirvió para darnos a conocer y para que se supiese la capacidad productiva que tenemos, que es enorme”, relata.
Gran variedad
En Eolas Prints fabrican varios tipos de filamentos para impresora 3D, en función del producto que se trata de imprimir. El más popular es el PLA, o ácido poliláctico, que supone entre un 75% y 80% de sus ventas. Es un derivado del maíz y del trigo biodegradable, que no desprende ninguna sustancia tóxica. Su rigidez hace que se suela utilizar para fabricar maquetas y prototipos de desarrollo rápido, ya que es fácil de usar y permite una velocidad de impresión más alta.
Otro tipo de filamentos que ofrece la empresa cántabra son los de PET o PETG (tereftalato de polietileno), un termoplástico semitransparente, incoloro y estable que se suele utilizar en los envases alimentarios y en las botellas de bebidas. Admite exposiciones a altas temperaturas, a la corrosión y a los agentes químicos habituales, por lo que también se utiliza para fabricar piezas que van a estar a la intemperie.
Otros filamentos plásticos, los TPU, suponen el 15% de sus ventas y destacan por su flexibilidad, al incluir caucho en la mezcla.
En 2019 la compañía lanzó al mercado un filamento compuesto por una mezcla de plástico PLA con un 30% de viruta de madera que se utiliza, sobre todo, para imprimir piezas ornamentales.
Los distintos filamentos se fabrican en una gama de veinte colores y los dos diámetros que utilizan las impresoras 3D de todo el mundo (1,75 y 2,85 milímetros). Todos ellos en bobinas a partir de 250 gramos hasta varios kilos.
Tanta variedad es consecuencia, en parte, de la diversidad de la clientela, que llega desde sectores tan diversos como el industrial, el naval, el sanitario o el automovilístico y las ventas se reparten prácticamente por mitades entre España y el mercado internacional (Francia, Inglaterra, Alemania e Italia).
Proceso de fabricación
El proceso de fabricación del filamento no es demasiado complejo, pero requiere tratar cada material de un modo diferente. El primer paso es deshumidificar la materia prima. Una vez seca, se introduce en una tolva gravimétrica junto con el colorante a utilizar.
De ahí pasa a la extrusora, compuesta por un tornillo sin fin y varias resistencias que calientan el material para mantenerlo lo suficientemente rígido y maleable a lo largo del recorrido.
Después, el filamento atraviesa unos depósitos de agua antes de llegar a la extrusionadora y de ahí a la bobinadora.
Durante los meses más complicados de la pandemia, Eolas llegó a producir 24 horas al día, los siete días de la semana, pero actualmente fabrica a un solo turno y su producción mensual es de unos 1.200 kilos, muy lejos de su auténtica capacidad productiva es de 100 toneladas al año.
Nuevo inversor y nuevos planes
Desde su nacimiento, Eolas ha llamado la atención de varios inversores y posibles compradores. Sin embargo, el fundador siempre fue reacio a abrir el accionariado o a desprenderse de la empresa, hasta que apareció Tanuj Goswami, un ingeniero informático venido de Oxford, que se ha convertido en su socio al 50% y en CTO (director de tecnología) de la compañía.
Goswami, que ha trabajado durante una década en una potente empresa biotecnológica inglesa, ha propiciado una reorientación del negocio, y la compañía ha pasado de ser una fábrica de filamento a una empresa de impresión 3D en todas sus variantes, con la vista puesta en democratizar esta tecnología.
Ya tienen prácticamente a punto el prototipo de sus impresoras, con la intención de poder lanzarlas al mercado el próximo mes marzo. Las ofrecen en tres tamaños y con un extrusor polivalente, que evita tener que cambiarlo cada vez que cambia el material, como ocurre con la mayoría de las que existen.
Para popularizar estas impresoras van a ofrecer precios asequibles, que oscilan entre los 400 euros del modelo más doméstico, hasta los 2.000 euros del modelo más profesional. Todas ellas contarán con un sistema plug-in que revolucionará el mercado de las impresoras 3D y un buen número de desarrollos de productos guardados en su memoria para que los usuarios puedan imprimir con un solo click.
Para esta nueva actividad han fichado a un ingeniero industrial con una gran experiencia en impresión 3D, que será el encargado de ensamblar las impresoras y formará parte del desarrollo de su software. Con él, el equipo de Eolas ha alcanzado las seis personas.
En línea con esta idea, la web de Eolas Prints ha incluido información sobre la impresión 3D. “Estamos creando una sección de aprendizaje, para que una persona que nunca ha imprimido en 3D pueda aprender y comenzar a imprimir en casa con las nuestras o con cualquier otra impresora. Queremos que deje de ser un proceso exclusivo”, explica Goswami.
En esa misma línea, Toribio admite que les encantaría poder acercar a los colegios e institutos la impresión 3D, ya que es algo “que va a marcar el futuro de las personas y de las compañías”.
María Quintana