Froxá apuesta por el crecimiento a través de la sostenibilidad
La empresa familiar Froxá, fundada hace casi cuatro décadas por la familia Fernández Rodríguez, tiene su sede y principal centro de operaciones en Cartes, donde centraliza toda su actividad. Con cerca de un centenar de empleados y una facturación que en el 2021 superó los 34 millones de euros, Froxá se ha consolidado como una de las principales empresas de alimentación de la región.
Importador y comercializador de productos del mar, Froxá se ha hecho hueco entre los principales operadores de precocinados y congelados del país.
Su producto estrella son las rabas, un plato típico de la región que exporta a países de todos los continentes. Debido a su clara apuesta por el mercado exterior, casi el 20% de su facturación proviene ya de las ventas hechas fuera del país. Esa vocación no ha disipado su sólido arraigo y compromiso con la comunidad de origen.
Apuesta por el medio ambiente
En 2019, la empresa inició el proyecto FroxáZero, con el que conjugar el crecimiento y la sostenibilidad.
El primer movimiento fue la instalación de placas fotovoltaicas en los centros que tiene en Cartes y Mercasantander, para generar más de 600 Mw/h al año de energía limpia.
La segunda fase, la más ambiciosa y la que mayores recursos económicos ha requerido, se centra en la logística. La premisa principal era ampliar el servicio al cliente sin coste ambiental, para lo que la compañía puso en marcha las que denomina pingüinetas, unos vehículos eléctricos destinados al reparto urbano exprés, con los que en menos de tres horas atiende a sus clientes de hostelería de Santander y Torrelavega. Posteriormente, Froxá adquirió dos vehículos de mayor capacidad –y también de cero emisiones– para atender los pedidos habituales de mayor volumen.
La empresa ha hecho varias reforestaciones para compensar su huella de carbono
Además, toda la flota de vehículos comerciales que atiende la región ha sido sustituida por otra 100% eléctrica.
La compañía anuncia que esta segunda fase de nueva movilidad no se quedará aquí, sino que tendrá continuidad “a medida que se desarrolle la industria de la automoción eléctrica”.
La tercera fase de su transformación va por otros derroteros y se ha puesto como objetivo eliminar la huella de carbono de la compañía. En 2020 Froxá generó 503 unidades de carbono –se trata de la unidad que mide el CO2 y los otros gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global– y, para compensarlo, han contribuido a la reforestación de un bosque regional, en Campoo de Yuso, y otro internacional, el de Yacumama, en el Amazonas.