La nueva planta de IFC trae a Cantabria la biotecnología de alto valor añadido
Sus dermocosméticos de alta gama ya están en 80 países
El año pasado, IFC facturó 120 millones de euros, de los que alrededor del 65% provenían de sus ventas en el extranjero. Laboratorios Cantabria, el nombre por el que la empresa ha sido conocida desde que se creó en 1942, ha abierto mercados en 80 países y la fábrica y centro de I+D que ha empezado a construir en Villaescusa será una de las palancas para que Cantabria se introduzca en los productos con una fuerte carga de investigación y valor añadido.
Muy pocas compañías están creciendo al ritmo que lo hace IFC, que espera cerrar este año con una facturación de 150 millones de euros, gracias al empuje internacional de sus dermocosméticos de alta gama y fármacos para la piel. Un sector de enorme pujanza, que se añade al empuje de las dos familias que están detrás de la empresa cántabra, los Matji, de origen mallorquín, y los Quintana. A través de compras de empresas extranjeras, joint ventures y delegaciones han conseguido que la compañía haya duplicado su facturación a lo largo de la crisis económica, algo que resulta muy poco habitual.
En este camino, es raro el mes que la compañía no genera noticias pero pocas son tan importantes para Cantabria como la construcción de la fábrica de La Concha de Villaescusa, en un emplazamiento muy especial, ya que pretende aprovechar un manantial mineromedicinal de la zona que hasta ahora no tenía usos industriales ni terapéuticos.
Tras obtener la concesión para poder utilizar ese agua en sus productos dermatológicos, IFC ha comenzado a construir en ese entorno rural su nuevo centro de producción e investigación, en el que también pretende plasmar su compromiso con el entorno (van a ser unas instalaciones sostenibles e integradas con el paisaje) y con la mejora de la calidad de vida de las personas.
Además de las especiales condiciones del agua, la futura fábrica va a aprovechar la temperatura de surgencia del manantial (37,5º) para climatizar el edificio principal y calentar la docena de reactores en los que se realizan las formulaciones de los productos. De ellos saldrán cada año más de 35 millones de unidades que serán distribuidos por los más 80 países a los que vende Industrial Farmacéutica Cantabria.
I+D+i
Mejorar la calidad de vida de las personas sigue siendo el objetivo final de las marcas registradas por la farmacéutica cántabra. Heliocare, Endocare, Neoretin, Dercutane, Iraltone o Inmunoferon son algunas de las puntas de lanza de este laboratorio, que es líder de su segmento en prescripción médica. Sus productos van dirigidos a dar solución a las principales patologías y condiciones cosméticas, como el acné, las manchas, el envejecimiento cutáneo o la psoriasis.
Los más de 700 m2 dedicados al control de calidad, desarrollo, garantía, galénica e innovación van dirigidos a obtener productos de alta calidad y avalados científicamente, dos principios que IFC ha convertido en señales de identidad desde hace más de 25 años.
El entorno en el que se construye la nueva fábrica, que va a disponer de una parcela de más de 62.000 m2, también permitirá producir materias primas naturales experimentales basadas en las tecnologías que IFC tiene patentadas, como son Fernblock, SCA o IFC-CAF, unos factores naturales que han demostrado su eficacia frente a los rayos nocivos del sol o contra el envejecimiento cutáneo.
El 65% se exporta
Gracias a la puesta en marcha del centro de La Concha, IFC podrá hacer frente al fuerte crecimiento de las ventas de sus filiales en Italia, México, Alemania, Portugal y Marruecos. La que acaba de abrir en China supondrá otro reto más para la farmacéutica cántabra, que ya exporta más del 65% de los productos que fabrica.
Al tiempo, Laboratorios Cantabria amplía horizontes para estar al día de los últimos descubrimientos que puedan contribuir a mejorar salud de las personas. Recientemente ha firmado un acuerdo con el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) mediante el cual apadrinará y promoverá los programas y actividades de innovación biomédica del MIT, una universidad privada localizada en Cambridge (Estados Unidos) fundada en 1861, que se ha convertido en un referente mundial en innovación. Entre los miembros de su claustro ha tenido 87 Premios Nobel y cinco premios Premios Pulitzer.
“El MIT es un semillero de proyectos que el día de mañana pueden llegar a cambiar el futuro y mejorar la calidad de vida de las personas”, comenta la directora de Innovación y Desarrollo de Negocio de IFC, Susana Rodríguez.
Innovación e investigación son dos términos habituales en el vocabulario de IFC, que cuenta en su haber con 44 marcas registradas entre sus fármacos, cosmecéuticos y nutricéuticos.
“El nuevo centro de producción sostenible e I+D en Cantabria supone mucho más que un recurso para hacer frente a la demanda de nuestro crecimiento. Responde al compromiso con la sostenibilidad, el entorno y la investigación para mejorar la calidad de vida de las personas, con la salud y la ciencia como aliados, sin perder nuestra manera de ser, cercanos y emprendedores”. Así justificaba el proyecto y resumía la filosofía de la empresa Enrique Quintana, director General Financiero y de Operaciones de IFC, después de plantar dos árboles que simbolizaron el inicio de las obras del centro que abrirá sus puertas en 2019. Un plantación tan simbólica para la empresa como para la región, que se introduce así en un campo de la biomedicina que tendrá un gran recorrido en los próximos años.