Matescan, la empresa cántabra que decora hoteles en toda España

La compañía de Estela Blan está especializada en ingeniería, arquitectura e interiorismo

La arquitecta Estela Blan fundó Matescan hace apenas cinco años, y en este tiempo la empresa se ha convertido en un referente en el campo del interiorismo de hoteles, bares, restaurantes, comercios y espacios corporativos. Lo suyo es lo que en el sector se denomina contract, que, además de la decoración, incluye la arquitectura, la ingeniería y el paisajismo. La crisis del sector hotelero nacional a consecuencia de la pandemia le forzó a diversificar su negocio y a entrar, también, en reformas e interiorismo para particulares, pero ya tiene entre manos una docena de proyectos en hoteles de todo el país.


La decoración y el interiorismo han ido ganando importancia hasta convertirse en el punto fuerte de muchos negocios hoteleros y de restauración. El uso de internet y de las redes sociales para la reserva de hoteles han provocado que la ubicación y los servicios que ofrecen ya no lo sean todo. Ahora, los clientes pueden ver exactamente cómo es la habitación donde se van a hospedar y el resto de las instalaciones, por lo que una decoración deficiente o errónea puede ahuyentarlos. De evitarlo se ocupa el sector contract, que busca hacer el establecimiento lo más atractivo posible.

Una empresa santanderina, Matescan, puede presumir de haber decorado un buen número de hoteles del país en sus escasos cinco años de vida. Uno de los últimos ha sido el Hotel Palacio de Pombo, que acaba de abrir sus puertas en Santander. Matescan ha estado detrás del FF&E (Furniture, Fixtures & Equipment – Mobiliario, Accesorios y Equipamiento). La CEO de Matescan, Estela Blan, lo resume de una manera muy gráfica: “todo lo que, si pusiéramos boca abajo al hotel, se caería”.

Aunque Blan es natural de Huesca y llegó a Santander por casualidad, se casó con un cántabro, ha formado aquí su familia y se considera “cántabra por asociación y de corazón”.

Una apuesta personal

Quizá porque toda su familia ha estado ligada al mundo de la construcción, esta empresaria se decantó por estudiar  Arquitectura Técnica (lo que antes se denominaba aparejador), y toda su vida profesional ha estado muy ligada al sector de los hoteles, desde sus primeras prácticas, que realizó en la cadena hotelera Silken, para la que después ha realizado numerosos trabajos.

Comenzó como gerente del extinto Grupo Hotelero Urvasco, encargándose de levantar los nuevos hoteles en aquellos lugares donde la cadena no tenía constructora, y firmó grandes proyectos en Valencia, Barcelona y Madrid. “Trabajar de la mano de la propiedad me ha permitido tratar con grandes empresas”, reconoce.

Durante esos años, estudió la carrera de Arquitectura y un máster de Project Management, lo que le ha proporcionado “una visión 360º” del sector en el que se mueve, dice.

El vestíbulo que diseñó Matescan para el Hotel Silken Ramblas, en Barcelona.

Con el estallido de la crisis de 2008, el Grupo Hotelero Urvasco desapareció y a Blan le ofrecieron la dirección de la constructora Norcasa en Cantabria.

En mitad del proceso de desinversión de esta compañía, tuvo a sus dos hijos y comenzó a replantearse los derroteros de su vida profesional. A finales de 2016 puso en marcha su propio negocio de gestión integral, dispuesta a abarcar las tres grandes disciplinas: ingeniería, arquitectura e interiorismo. Lo llamó Matescan, utilizando los nombres de sus hijos (Mateo y Candela) y el suyo propio, y aunque residir en Santander supone limitaciones, su intención era significarse en el panorama hotelero nacional.

Diversificación del negocio

La empresa comenzó su andadura con un gran proyecto en Barcelona, la reforma integral del Hotel Silken Ramblas, una obra que duró cuatro años.

La vinculación al grupo Silken continuó a partir de entonces, convirtiéndose en “una especie de empresa satélite del departamento técnico y de obras” de esta cadena en varios proyectos.

“El sector contract depende mucho del boca a boca”, explica la empresaria, “y gracias a mis trabajos, empecé a captar nuevos clientes, especialmente para inversores extranjeros que quieren entrar en el sector turístico español”.

Parte del equipo de la compañía en pleno trabajo.

Reconoce que la llegada de la pandemia fue “un punto de inflexión tremendo” para Matescan, ya que todos sus clientes estaban fuera de Cantabria y pertenecían al sector hotelero, que resultó muy dañado por las limitaciones a los desplazamientos impuestas por el covid.

Para mantenerse, la arquitecta optó por diversificar su negocio y comenzó a realizar reformas en viviendas de la región, una actividad que ahora le aporta un 15% de su negocio.

Tras la pandemia, de manera natural, comenzaron a llegarle proyectos de tiendas y establecimientos de restauración, que ahora le suponen otro 15% de su cifra de la facturación. Matescan está, por ejemplo, detrás de la imagen de marca y la decoración de las tiendas de Doña Tomasa en Santander y Madrid.

Con la recuperación que está viviendo la hostelería, esta parte del negocio ha despertado con fuerza. “Nos han ido llegando proyectos de inversores y franquiciados que traen a España marcas extranjeras”, relata la empresaria. Muchos de ellos, concreta, “necesitan darle a la marca un cambio de imagen a la española para llegar al público y otros quieren adaptar sus locales a las distintas localizaciones, adaptando a ellas su imagen de marca”.

La mayor parte de los encargos que recibe se centran en el interiorismo, aunque su capacidad para desarrollar el proyecto arquitectónico y la ingeniería le permiten diferenciarse de sus competidores.

Un crecimiento continuo

Aunque Blan empezó esta andadura en solitario, Matescan ya cuenta con seis trabajadores. Como profesora en el centro universitario Cesine, revela que le es más fácil “localizar personas con talento que pueden llegar a formar parte de su plantilla”.

Además, ha formado una red de colaboradores de varias disciplinas repartidos por toda España que le permite realizar proyectos en todo el territorio nacional. Aunque los locales y restaurantes que llevan su firma se concentran, sobre todo, en Cantabria, País Vasco, Madrid y Barcelona, los hoteles en los que ha intervenido se reparten por casi todo el país.

La arquitecta destaca que su empresa cuenta con unos 750 proveedores, con una gran diversidad de precios y marcas. “La gente piensa que en los hoteles se gasta muchísimo, pero depende del proyecto. El propietario tiene muy claro lo que quiere gastar y una de nuestras fortalezas es tener muy claras esas cifras, para no pasarnos de lo estipulado”, explica Blan. En su opinión, ajustarse al presupuesto le ha abierto muchas puertas.

La empresaria Estela Blan posa con el resto del equipo de Matescan en sus oficinas de Calvo Sotelo, en Santander.

La actual crisis de materiales también ha tenido impacto en su negocio, puesto que al firmar contratos con precios cerrados se ha visto obligada a asumir ese encarecimiento. “A diferencia de las reformas en viviendas, que suelen durar unos seis u ocho meses, los proyectos contract pueden durar años”, lo que aumenta la exposición a este tipo de riesgos.

En la actualidad, Matescan está trabajando en una docena de hoteles, en algunos de ellos con proyectos de cierta envergadura, como la remodelación de todos los buffets de desayuno de una conocida cadena hotelera o la arquitectura y decoración de un hotel de nueva construcción en Gerona. A estos trabajos se le suman encargos para actuar en 15 casas, dos locales comerciales y tres restaurantes.

Matescan confía en la recuperación del sector turístico para seguir creciendo, y en ampliar su equipo con talento local, “ya sea para mantenerlo o para traerlo de vuelta, pero en definitiva, para combatir la fuga de profesionales que se vive en la región”.

María Quintana

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