SANTANDER. Radiografía de un banco mundial cuya propiedad cada vez está más repartida
El Santander no solo ha implantado progresivamente su marca en los bancos adquiridos en el extranjero sino también sus procedimientos de gestión. Pero eso no impide que los rendimientos sean muy distintos. En Brasil y México pueden alcanzar, e incluso superar, el 20% anual sobre el capital invertido. En Europa o en EEUU, apenas la mitad. El objetivo es llevarlo por encima del 13% en todos los mercados (en España ahora está en el 11%) y cambiar la relación con el cliente apoyándose en la tecnología. Pasar de la vieja burocracia y las colas a ofrecer toda una experiencia, lo que también representará un blindaje frente a las tecnológicas como Amazon, Google o Alibaba que comienzan a entrar en el negocio. Para eso invertirá más de 20.000 millones de euros en los próximos cuatro años. Pero ¿cómo es el banco ahora?
El negocio está en la banca comercial.– Aunque opera en varias áreas, y obtiene más de 1.700 millones de beneficio en la banca corporativa y de inversiones, el Santander es cada vez más un banco comercial de particulares y empresas, donde no se consiguen los rendimientos más altos pero sí los más previsibles y recurrentes, sobre todo cuando se tiene una base de clientes tan importante (144 millones). Esa orientación reduce sensiblemente los riesgos.
En España no hay margen. El Banco tiene muy en cuenta el consumo de capital que requiere cada actividad, y reorienta esa inversión hacia aquellas que tienen más retorno para el accionista. Si esa lógica se llevase al extremo, quizá no tendría mucho sentido operar en España, dado que los márgenes en los intereses son muy bajos y el baco depende cada vez más de las comisiones para rentabilizar su gestión. Las comisiones ya aportan 60 céntimos por cada euro de intereses, mientas que en el Reino Unido solo le suponen 25 y en Brasil 30. De no ser por esta política de altas comisiones, el negocio en España estaría en números rojos. La prevista subida de tipos de interés, que finalmente se ha retrasado, no ha sido una buena noticia para las entidades financieras, cuya deprimida cotización sigue esperando que se produzca.
Incentivos salariales de hasta el 200% para los directivos
El Banco ha sido autorizado por la junta general para pagar unos complementos salariales de hasta 361 millones de euros a 1.021 personas que pueden considerarse la alta dirección de la entidad y que añadirían esa cuantía a su remuneración ordinaria (180,5 millones de euros). Estos incentivos suponen hasta un 200% más que sus salarios y solo se obtendrían en la hipótesis de un cumplimiento absoluto de los objetivos fijados para el ejercicio. En caso contrario, la cuantía se prorrateará en función del grado de cumplimiento.
La entidad justifica unos bonus tan altos en la fuerte demanda de ejecutivos bancarios y para soslayar las dificultades para hacer fichajes, ya que así se sitúa, según dice, en línea con las remuneraciones de otros bancos comparables.
De esta forma, en caso de que consigan todos los objetivos previstos, los ingresos medios de este colectivo de 1.021 personas que forman la dirección del banco obtendría en este ejercicio una remuneración individual media de 530.000 euros.
Entre los beneficiarios (el 0,53% de la plantilla) están los directores territoriales y 62 personas procedentes del absorbido Banco Popular. La junta de accionistas también autorizó al consejo a incorporar hasta 50 personas más a este grupo en lo que queda de año.
Latinoamérica aporta más que Europa y Brasil es el auténtico pulmón. De los 7.810 millones de beneficio que obtuvo el Banco el pasado año, 4.228 provinieron de Latinoamérica, pero sobre todo de Brasil, que aportó 2.605. No obstante, en esta ocasión Europa evolucionó mejor que las filiales iberoamericanas en su conjunto, cuyo resultado se vio muy penalizadas por las diferencias en el tipo de cambio que sufrió su negocio en Argentina.
El Santander se ha centrado en diez mercados. El hecho de operar en todo el planeta no significa que el Banco aspire a estar representado en todos los países. Hace años que decidió concentrar las fuerzas en los diez mercados en los que podía aspirar a ser uno de los tres principales operadores, con cuotas de mercado muy altas que contribuyesen a diluir los costes y mejorasen los ratios de eficiencia. EE UU es una excepción en esta estrategia, pero su presencia allí es prácticamente inevitable.
La integración del Popular LE HA ABIERTO las puertas de muchas pymes.– La gran penetración del Popular entre las empresas ha dado lugar a que en el pasado ejercicio la actividad comercial del Santander en las pymes haya crecido un 17%, muy por encima de la evolución del PIB.
La morosidad sigue bajando, pero muy lentamente. En el cuarto año de recuperación económica y después de un costosísimo saneamiento de las carteras, los bancos pueden prestar con algo más de confianza, pero no mucha, porque la mora se resiste a bajar a los niveles históricos. En el caso del Santander, pasó en 2018 del 6,32% al 6,19%, apenas 23 centésimas menos.
La propiedad cada vez ES más difusa. La foto fija del capital del Banco cada vez se parece menos a aquella de 1986, cuando Emilio Botín Ríos se convirtió en presidente. La familia Botín tenía por entonces más del 5% del capital y los bancos y fondos de inversión extranjeros apenas tenían porcentajes relevantes. Hoy, la familia de Emilio Botín (sin incluir la de Jaime) suma, según el pacto de sindicación que tienen los hermanos y la Fundación Botín, algo menos de 80 millones de acciones, el 0,49% del capital del Banco. Los custodios de acciones más significativos son el State Street Bank and Trust Company (13,1%), The Bank of New York Mellon Corporation (8,85%), Chase Nominees (6,7%) y BNP Paribas (3,8%). Los fondos que controla BlackRock poseen otro 5,58%.
El banco tenía emitidas el pasado 31 de diciembre algo más de 16.236 millones de acciones y el número sigue creciendo casi por meses como consecuencia de acciones societarias y, especialmente, por el pago a los accionistas en títulos. Eso provoca una dilución que no suele ser bien recibida por los grandes accionistas y resulta más dolorosa cuando la Bolsa va mal. El año pasado se emitieron 100 millones de acciones y la capitalización del Banco en Bolsa no solo subió sino que se redujo en casi 24.000 millones de euros, según la cotización a cierre de año. No obstante, el Santander era el más grande de la zona euro por capitalización y el decimosexto del mundo.
Rodrigo Echenique pasa a presidir la Fundación del Banco
El consejero de Banco Santander y presidente de Santander España, Rodrigo Echenique, ha sido nombrado presidente de la Fundación del Banco, en sustitución de Antonio Escámez. Compaginará este cargo no ejecutivo con la presidencia del Santander España, que abandonará en cuanto concluya el proceso abierto por el banco para buscarle un sucesor, a finales del primer semestre.
Echenique ha estado ligado a Santander desde 1988 y fue consejero delegado durante seis años, cuando el banco lanzó la ‘Supercuenta’, en 1989. También desempeñó un papel clave en operaciones tan importantes como la compra de Banesto (1994) o la integración de Banco Central Hispano (1999).
El 25 de junio de 2018 anunció al consejo de administración de la entidad su decisión de dejar sus funciones ejecutivas con efectos de 1 de enero de 2019, una vez finalizada la integración jurídica con el Banco Popular.
Ante la intención de la entidad de abrir un proceso para buscarle sucesor en la presidencia de la filial española, Echenique optó por permanecer en el cargo hasta entonces. El banco ha contratado a un head hunter para encontrar el perfil idóneo para el cargo.
Una vez que deje la presidencia del Santander España, Echenique continuará como vicepresidente del Banco y como miembro de la comisión de nombramientos de su consejo.
LOS GRANDES ACCIONISTAS CONTROLAN CASI DOS TERCIOS DEL CAPITAL.– El Banco tiene algo más de 4,1 millones de accionistas repartidos por todo el mundo, aunque un 61,7% de su capital está en menos de personas o entidades que poseen más de 400.000 títulos. Son más accionistas cada año pero, paradójicamente, operan menos o se ha dejado notar la pérdida de cotización. El pasado año el promedio diario de negociación en bolsa del Santander fue de 374 millones de euros, frente a los 445 del año anterior.
Acciones para recomprar lo vendido en México
24 ampliaciones en diez años
Desde que comenzó la crisis, en 2009, el Santander ha hecho, por unas u otras causas, 23 ampliaciones de capital y el proceso se volverá a acelerar este año. La emisión más inmediata será la de 572 millones de títulos para pagar a los propietarios del 25% de las acciones del Santander Mexico que no controla, en el caso de que todos acepten su oferta. Invertir esos 2.600 millones de euros no será un mal negocio, según las cuentas que hace la presidenta del Banco, aunque tenga que pagar más de los 2.100 millones que recaudó cuando sacó a Bolsa esta participación en 2012, el peor momento de la crisis.
El Santander calcula obtener un retorno con esta operación (que además se pagará con acciones propias) de entre el 19% y el 21% sobre el capital invertido, muy superior al que obtiene de media y, por supuesto, al que ofrece la operativa europea.
También volverá a recurrir a ampliaciones para pagar los dividendos de los accionistas. Ana Botín había descartado el scrip dividend que heredó de su padre, por el que los accionistas reciben derechos de suscripción para nuevos títulos (que pueden vender al banco y cobrar en efectivo, diluyendo su participación) cuando el ministro de Hacienda Cristóbal Montoro eliminó la exención de retenciones y pasaron a pagar un 19% en el momento de recibirlos. Sin embargo, la presidenta ha vuelto a incluirlo en su nuevo plan estratégico, en el que se autoconcede flexibilidad para el pago en efectivo o en acciones cuando necesite capital.
Los dividendos flexibles han dado lugar, durante estos años, a la emisión de casi 4.000 millones de acciones nuevas, lo que ha supuesto un 24% de aumento en el capital del banco. En total han sido 21 operaciones, de entre un 0,6% y un 3% del capital cada una, a las que se han sumado dos macroampliaciones de 7.000 millones de euros, con fines muy distintos.
La primera la puso en marcha Ana Botín nada más aterrizar en la presidencia del banco, en otoño de 2015, con el objetivo de reforzar su capital, muy resentido por el desgaste de la crisis, y sus ratios de solvencia, además de abrirle las puertas a una política de crecimiento. La segunda se produjo en 2017, tras la compra del Banco Popular por un simbólico euro, y con unos fines parecidos.