Semicrol se abre camino nacional con su gestor por proyectos
Semicrol va a cumplir treinta años de actividad y en este tiempo ha acumulado muchas experiencias. Su gerente, Vicente Alciturri, ha destilado las enseñanzas de cada una de ellas y ha conseguido lo que hace algunos años se fijó como objetivo: concentrar la atención en negocios concretos, desentrañar los secretos de su actividad cotidiana y hacer los programas informáticos de gestión más eficaces para gobernar ese negocio. El largo camino recorrido por Semicrol le ha ido desvelando dónde estaban algunas de las oportunidades.
Una de ellas surgió a partir de sus trabajos para la Universidad de Cantabria, donde ya hace años realizó todo el software para la automatriculación de los alumnos. Más tarde, la Universidad le pidió un sistema de gestión para su Fundación Torres Quevedo, que permitiese un seguimiento al día de cada proyecto. A partir de ese momento, Semicrol descubrió que las necesidades de muchas otras fundaciones y organismos no gubernamentales eran parecidas. Ninguno de ellos tenía un control exacto de la evolución de los trabajos e investigaciones que financiaban; de cómo se iban empleando las partidas de gasto asignadas; de los resultados conseguidos o de su repercusión en los medios de comunicación.
Semicrol individualizó cada proyecto, a través de un software propio que ha denominado Fundanet, y que permite un seguimiento permanente, como también puede ser aplicable a la organización de un acto público o a la celebración de un congreso. Cualquier actividad, convertida en un proyecto, puede parametrizarse en sus distintos pasos y ofrecer información instantánea de las tareas que restan o del dinero que se lleva invertido.
Alciturri conoce muy bien el sistema de funcionamiento de la Administración pública y optó por un sistema muy garantista, a sabiendas de que las especiales características de las fundaciones y ONGs las colocan en un punto intermedio entre el sector público y el privado. Esto da lugar a que en el programa estén explicitadas todas las partidas de gasto que conlleva cada proyecto de forma que, si su dotación financiera se agota, obliga a una modificación del crédito, como en la Administración pública, donde no es posible hacer ningún gasto si no existe una partida previa dotada para ello. Un mecanismo de control del gasto que también podría ser aplicable a las empresas, aunque su régimen de funcionamiento suele ser distinto.
Con su programa, Semicrol ha conseguido clientes como la Fundación Botín, que la utiliza para gestionar un presupuesto anual de cerca de 40 millones de euros y para manejar más de 6.000 proyectos de investigación, con sus gastos y sus ingresos individualizados. También lo usa la Fundación del creador de Ferrovial, Rafael del Pino; la Fundación Complutense, de la Universidad del mismo nombre; la gallega Fundación Calidade o la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia, un organismo dedicado a la divulgación de la tecnología mexicana en otros países.
Su programa ha desplazado en alguna de las fundaciones a otras herramientas de gestión de renombre pero más genéricas e incluso ha cambiado la forma de operar de entidades que ya tenían certificada su operativa.
Gestión de grúas
La empresa cántabra está a la espera de que se concluya la nueva sede que construye en el Parque Tecnológico, donde contará con un edificio propio de 3.000 metros cuadrados de superficie, de los cuales la mitad estarán ocupados por oficinas, que podrían albergar a unos 110 trabajadores, el doble de los que tiene ahora en sus locales de Bezana. Alciturri, presidente de la patronal cántabra de las empresas tecnológicas Ascentic fue uno de los mentores del plan estratégico del sector donde se aventuraba que, en un plazo muy breve, las TICs cántabras podrían triplicar su facturación y duplicar su plantilla y parece dispuesto a predicar con el ejemplo, aunque no hay unas previsiones en este sentido.
Semicrol, que ahora factura dos millones y medio de euros, confía en el recorrido de su producto para las fundaciones, donde prácticamente no tiene más competencia que los programas genéricos de gestión integrada (los ERP), pero también en la aplicación que ha creado para la gestión de empresas de elevación (grúas), en colaboración con la compañía del sector FAM. Tras desentrañar los secretos de un negocio atípico, puesto que prácticamente toda la plantilla y los vehículos están fuera de la empresa, su programa ha conseguido facilitar extraordinariamente una gestión que por los métodos convencionales siempre ha sido difícil. Con el software que ha desarrollado Semicrol no sólo es posible saber dónde está cada grúa en cada momento, sino cuándo acaba esa máquina un trabajo, ya que transmite, a través de una PDA, el albarán de conformidad firmado por el cliente. También es instantáneo el conocimiento de las incidencias de la grúa, su facturación diaria, semanal o mensual, las próximas revisiones técnicas, su amortización o su rentabilidad y todo ello mientras permanece fuera de la empresa o sin haber llegado a hablar con el gruísta, al que le llegan todas las órdenes por escrito.
Semicrol pretende desarrollar una tercera línea de software en las industrias de cartonaje, después del trabajo realizado con Norgraf y Micronorte, y continuar su actividad tradicional en las universidades. Estas cuatro líneas de negocio son las que van a centrar su atención, aunque Alciturri la tendrá que repartir con la que presta a la patronal nacional de pequeñas y medianas empresas de nuevas tecnologías Conetic, de la que también ha sido nombrado presidente y que reúne a 1.600 compañías, con 50.000 trabajadores. Conetic ha sabido encontrar su hueco frente a la patronal de las grandes compañías (Aetic), con la que no siempre tiene intereses coincidentes, aunque bastantes de ellos sean comunes.
Uno de los problemas que afectan a ambas es el reclutamiento de nuevo personal, tanto los que tienen cualificaciones específicas como aquellos que pueden ser captados en otros sectores, después de una reconversión personal, dado que las empresas tecnológicas cada vez demandan formaciones más variadas y, especialmente, las humanistas.