La rentabilidad de invertir en educación
Mientras que una persona sin estudios ingresa a lo largo de su vida unos 600.000 euros, de los cuales unos 108.000 van a parar a impuestos, quienes tienen estudios primarios ingresan 817.000 euros y pagan unos 180.000; los que poseen formación secundaria ingresan 1.153.000 euros y pagan 264.000 y los que cuentan con estudios superiores alcanzan unos ingresos de 1.803.000 euros y pagan cerca de 500.000.
De esta forma, y según sus cálculos, aportar a las personas sin estudios una formación primaria conlleva unos ingresos adicionales para el sector público de unos 54.000 euros, mientras que el coste de dicha formación es de unos 12.000. Computando además un coste por oportunidad del 3,5% de intereses, en doce años de trabajo la persona no sólo habría devuelto el coste de la formación, sino que además habría aportado un superávit de 42.000 euros.
Igualmente, si a los trabajadores con estudios primarios se les da una formación secundaria, se obtienen unos ingresos adicionales de 96.000 euros, mientras que el coste de dichos estudios es de 18.000; y si a las personas con estudios secundarios se les facilita una formación superior, el coste de preparación es de 36.000 euros y el sector público logra unos ingresos adicionales de 240.000 euros.
Por todo ello, Raymond subraya que la inversión en capital humano es un mecanismo de recuperación de la inversión porque «a largo plazo tiende a autofinanciarse». No obstante, precisó que el «verdadero reto radica en diseñar ofertas educativas suficientemente flexibles para que puedan adaptarse a las necesidades de la demanda».
Raymond, que ha intervenido en los cursos de CEMIDE junto al profesor Agustí Segarra, también recordó que el capital humano es un instrumento de convergencia entre comunidades y resulta «especialmente atractivo» porque históricamente ha tenido una «tasa de rentabilidad más elevada que la inversión en capital físico. Es un activo fácilmente adaptable a las necesidades cambiantes y su rentabilidad es más alta en las regiones pobres que en las ricas.”
“En Cantabria hay mucho margen de promoción empresarial”
El profesor de Economía Aplicada de la Universidad Rovira y Virgili, Agustí Segarra, aseguró en otra ponencia que en Cantabria existe «un margen de maniobra muy elevado para desarrollar políticas de promoción empresarial», a través, por ejemplo, de la creación de incubadoras de empresas y parques científico-tecnológicos. Esto se debe a que el índice de rotación de empresas industriales, es decir, la tasa que estima el ritmo de creación de nuevas empresas y de destrucción de otras ya existentes, se sitúa en el 11,7%, por debajo de la media nacional que es superior al 13% y muy por debajo de la de Madrid, que es de un 20%.
Segarra también considera el capital humano como uno de los factores que explican la capacidad de crear empresas, junto con otras variables como el gasto en innovación y desarrollo y la existencia de estructuras diversificadas. En cambio, en su opinión, no son significativos en la mayor o menor capacidad de crear empresas otros elementos como las infraestructuras públicas, la renta por habitante o la tasa de desempleo.