El arte de vivir, practicar Kung Fu en el centro Moy Yat Ving Tsun Martial Intelligence
Los acercamientos superficiales que han tenido las películas y algunas obras de literatura al Kung Fu, han hecho que las personas tengan una idea distorsionada sobre lo que implica esta disciplina.
Por lo general, se cree que el Kung Fu está limitado exclusivamente a las artes marciales o a la lucha, pero para el centro Moy Yat Ving Tsun Martial Intelligence (MOYYAT), el Kung Fu abarca una definición mucho más amplia que aporta un gran desarrollo del ser.
El arte de vivir
En el siglo III y parte del siglo IV, el término Kung Fu era utilizado para describir la excelencia en el trabajo humano, demostrando a través de sus vocablos la perfección y el empeño con el que las personas desarrollaban ciertas actividades.
Después, el término se utilizó para describir otras cualidades como el tiempo y esfuerzo que se gasta en algo, la capacidad de alcanzar los resultados esperados y la posibilidad de recoger los frutos de una actividad a la que se dedicó mucho esfuerzo y habilidad. En esa medida, la palabra Kung Fu terminó utilizándose para designar todas las artes de la vida que requieren de cultivar de forma prodigiosa una habilidad específica ya sea cocinar, hablar, danzar, compartir o luchar.
Asimismo, los neo-confusionistas llamaban al Kung Fu como el arte de vivir, lo que requería de las personas una corporalidad sana para desarrollarlo y una habilidad superior para manifestarlo. De ahí que las artes marciales terminaran apropiándose del término Kung Fu y, por consiguiente, modelando un significado que lo limitara a la habilidad extraordinaria de luchar.
Sin embargo, la disciplina, en realidad, alude a la capacidad humana de alcanzar la excelencia, lo que implica que no solo debe usarse en los momentos donde se exige el máximo potencial de las personas, sino que, además, debe aplicarse en los pequeños instantes que requieren de la excelencia para mejorar todo el espectro que compone la vida misma.
La importancia de aprender Kung Fu
Aprender Kung Fu debería considerarse como una fuente de crecimiento que contribuya al desarrollo de habilidades que se incorporen de la forma más natural posible en todos los aspectos que involucran la vida. Esto implica un aprendizaje integral en el que la relación maestro-discípulo se pueda dar de manera horizontal fortaleciendo el intelecto desde la percepción, la comprensión y la manifestación.
Para MOYYAT es muy importante esta filosofía de enseñanza y, por esta razón, la aplica en todas sus clases de Kung Fu, tanto en su sede de Madrid como de Barcelona. Este centro diseña clases que parten de una orientación individualizada en las que se toman ejemplos vivos y se aprende desde el análisis del contexto y desde el silencio. Solo con esta metodología es posible reconocer los aprendizajes del Kung Fu desde un punto de vista integral que ayude a las personas a equilibrar su cuerpo y su mente, mientras enfocan sus esfuerzos en aprender el arte de vivir.