El hidromiel, orígenes y popularidad en la historia

El hidromiel, conocido también como aguamiel, es una bebida fermentada que combina miel y agua, siendo una de las más antiguas de la humanidad. Si bien es complejo registrar con precisión el origen del hidromiel, es posible afirmar que existe desde tiempos milenarios y que ha dejado una marca indeleble en la historia de diversas civilizaciones. A lo largo de los siglos ha evolucionado y se ha adaptado a las distintas culturas y épocas para dar lugar a una amplia variedad de estilos y recetas. Hoy en día continúa siendo una bebida predilecta para muchos, principalmente cuando es creada con dedicación y maestría como en el caso del hidromiel de Zángana

Creación del hidromiel 

La historia del hidromiel se remonta a tiempos antiguos, probablemente incluso antes de que se escribieran los primeros registros. Los poemas mitológicos griegos y las obras de Aristóteles ya hacen alusión a esta bebida, sugiriendo que era consumida en la Edad de Oro de la Grecia Clásica. En la India, se menciona en el Rigveda, un libro sagrado escrito alrededor del año 1400 a.C. Mientras que los hallazgos arqueológicos en China datan su presencia hasta el año 7000 a.C., dado que se ha encontrado presente en los restos químicos de la bebida fermentada más antigua del mundo. Por aquel entonces la elaboración del hidromiel no era tan precisa como en la actualidad. Los antiguos no conocían la levadura en la fermentación y confiaban en las levaduras salvajes presentes en la naturaleza. Para fermentar la miel, se dejaba mezclada con agua al sol durante períodos prolongados, permitiendo que las levaduras del ambiente realizaran el proceso de fermentación. Este método rudimentario y complejo permitía la producción de hidromiel, aunque también conllevaba el riesgo de contaminación por otros microorganismos. 

La evolución del hidromiel 

Desde el origen del hidromiel, esta bebida ha tenido un rol relevante en la vida cotidiana de los vikingos, celtas, monjes, guerreros y múltiples civilizaciones. En la antigua Roma, por ejemplo, era una bebida común en festividades y ocasiones especiales, apreciada incluso por el mismísimo Julio César. Aquí predominaba una de las primeras recetas de hidromiel, que generaba una bebida predilecta por su aroma y su alta graduación alcohólica. Además, se dice que, en la antigua Grecia, el hidromiel era la bebida preferida, posiblemente identificándose con el néctar y la ambrosía de la mitología griega. Con el paso del tiempo las combinaciones de ingredientes, como frutas o especias, y de técnicas de fermentación, han hecho que el hidromiel vaya evolucionando y virando en graduación alcohólica, sabor y textura. Sin embargo, debido al elevado costo de la miel y la popularización de otras bebidas alcohólicas, su consumo fue disminuyendo. 

En la actualidad, el protagonismo del hidromiel está creciendo nuevamente, gracias a la creciente demanda de productos tradicionales. Empresas como Zángana, productora artesana de hidromiel en España, está liderando este renacimiento, ofreciendo una variedad de hidromieles elaborados con ingredientes naturales y técnicas auténticas, que están deleitando a los amantes de la buena bebida. 

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