Ecomuséu Ca l’Asturcón; 25 años preservando la cultura y el paisaje asturiano

El turismo rural y el ecoagroturismo han experimentado una notable transformación en las últimas décadas, evolucionando desde una actividad complementaria a un modelo de desarrollo sostenible basado en la interacción con el entorno y la conservación del patrimonio. En este contexto, el Ecomuséu Ca l’Asturcón ha sido un referente en la recuperación de la cultura campesina y la biodiversidad en Asturias, promoviendo el turismo regenerativo y ofreciendo experiencias rurales que combinan tradición, naturaleza y sostenibilidad.

Desde su origen en 1991 como alojamiento de turismo rural en la Comarca de la Sidra, el Ecomuséu Ca l’Asturcón ha integrado la conservación de razas autóctonas en peligro de extinción, como el asturcón, la oveya xalda o la cabra bermeya, y ha desarrollado programas artesanales en cerámica, lana y azabache. Su reconocimiento llegó en 2001 con el Diploma de Excelencia y Calidad Turística del Principado de Asturias y se consolidó en 2003 al convertirse en sede del Centro Europeo de Ecoagroturismo (ECEAT) en España.

Ahora, conmemorando su 25º aniversario, el proyecto afronta una nueva etapa en la que reafirma su compromiso con la sostenibilidad y la dinamización del medio rural. Para conocer más sobre la evolución del Ecomuséu Ca l’Asturcón y los retos del ecoagroturismo, un representante del equipo expone la trayectoria del proyecto y los desafíos que enfrenta en el presente y futuro.

El Ecomuséu Ca l’Asturcón ha cumplido 25 años. ¿Cómo definiría la evolución del proyecto desde sus inicios hasta la actualidad?

La propuesta se fue adaptando a los cambios en los proyectos de conservación de razas autóctonas en nuestro territorio. Por ejemplo, la oveya xalda que priorizaba el valor gastronómico de su carne y ahora requiere un esfuerzo especial en la puesta en valor de su lana considerada como un residuo.

Uno de los pilares del ecomuseo es el ecoagroturismo. ¿Cómo ha cambiado la percepción de los visitantes sobre este modelo de turismo en los últimos años?

Las motivaciones de los viajeros y su mayor sensibilización por la biodiversidad y la identidad de los territorios rurales también ha evolucionado hacia una demanda de autenticidad e inmersión que ofrece el ecoagroturismo y el concepto ecomuseo.

La conservación de razas autóctonas ha sido una de las señas de identidad del Ecomuséu. ¿Qué impacto ha tenido este esfuerzo en la biodiversidad y el desarrollo rural?

Los compromisos y actuaciones realizadas en torno a las razas autóctonas contribuyeron en su paulatina valoración e integración en nuestro entorno rural más cercano como gestores del paisaje.

Además del turismo, el ecomuseo ha impulsado la artesanía tradicional. ¿Cómo se ha integrado la producción de lana de oveya xalda, cerámica y azabache en la experiencia de los visitantes?

Las actividades artesanas siempre se integraron en nuestra oferta turística y se consolidaron con el tiempo a medida que los viajeros buscaban una experiencia auténtica asociada a los recursos del territorio. Esa experiencia es lo que más recuerdan a su paso por nuestro centro.

En un contexto donde el turismo rural está en auge, pero también enfrenta riesgos de masificación, ¿cómo se equilibra la sostenibilidad con la rentabilidad del proyecto?

La puesta en marcha del ecomuseo hace 25 años asociado al alojamiento rural obedece a esa amenaza, primando la motivación del viajero en busca de una experiencia auténtica y singular, huyendo de la masificación que está amenazando nuestros destinos rurales y de naturaleza.

Recientemente, el ecomuseo ha ampliado sus actividades con la “Ruta lanera: tramando experiencias”. ¿Qué aporta esta iniciativa al enfoque del turismo regenerativo?

La ruta lanera tiene por objetivo potenciar la puesta en valor de la lana de la variedad local (por ello, se celebraron las primeras jornadas de la lana de Xalda el pasado mes de setiembre y las segundas se celebrarán probablemente el próximo mes de junio) y buscar sinergias en otros territorios a través de la Red Ecotur.

¿Cuáles han sido los mayores desafíos que ha enfrentado el Ecomuséu Ca l’Asturcón en estos 25 años y cómo han logrado superarlos?

Probablemente, la viabilidad económica de un proyecto independiente y su permanencia en el tiempo. Dificultad superada por su interrelación con la actividad turística (Casa rural), la diversidad del público objetivo (viajeros, asociaciones, estudiantes, etc.) y la evolución positiva de la demanda turística hacia este tipo de propuestas.

De cara al futuro, ¿qué nuevos proyectos o enfoques marcarán la próxima etapa del Ecomuséu?

La evolución del proyecto es continua y adaptativa. En la etapa actual está consolidando la gestión y mejora del paisaje con la participación de las razas autóctonas, y, por otra parte, la puesta en valor de la lana por el recorrido integral del vellón a la creación artesana.

El Ecomuséu Ca l’Asturcón ha demostrado a lo largo de sus 25 años de historia que es posible desarrollar un modelo de ecoagroturismo que fomente el respeto por el territorio, la conservación de la biodiversidad y el rescate de las tradiciones rurales. Con iniciativas como la Ruta lanera, la valorización de la artesanía y la integración de prácticas sostenibles en su gestión, el ecomuseo continúa siendo un referente en turismo regenerativo y experiencias rurales auténticas.

De cara a esta nueva etapa, el compromiso con la educación ambiental, la divulgación y la cooperación con otros proyectos sostenibles marcará el camino a seguir. La recuperación del saber artesanal, la interacción con el paisaje y la conservación de especies autóctonas seguirán siendo el eje de un proyecto que, lejos de estancarse en el pasado, mira al futuro con la misma pasión con la que inició su andadura.

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