El búnker del Santander da el empujón definitivo al sector tecnológico cántabro
Las fábricas no llegan todos los años y las de última generación, casi nunca. Emilio Botín le ha hecho al Gobierno de Cantabria el regalo de la legislatura al implantar en la región un proyecto de alta tecnología que dará al Parque Tecnológico el empujón que necesitaba para entrar en la Primera División, esa que se juega con empresas líderes en su sector y que son capaces de arrastrar detrás de sí a varias más.
Revilla ha respondido al estado general de pesimismo con la afirmación rotunda de que “lo mejor está por llegar”. Claro que en ese momento daba el banderazo de salida a un proyecto inédito en Cantabria, una fábrica del siglo XXI que va a tener una trascedencia crucial para la región.
El Centro de Proceso de Datos del Banco Santander, en el que trabajarán doscientas personas, muchas de ellas ingenieros, permitirá a la región engancharse, de la noche a la mañana, con el software más avanzado que se hace para el sector financiero y que, pese los muchos problemas que ahora padece, es el que mueve todos los demás.
Sevilla competía
El Santander podía haber soslayado la construcción de este centro aprovechando la capacidad excedente del que posee el Abbey en Gran Bretaña o implantarlo en Sevilla, donde las autoridades andaluzas han puesto toda la carne en el asador. Finalmente se ha decantado por Santander que ofrecía las mismas condiciones de bajo riesgo sísmico y nuclear, estar a más de 350 kilómetros del centro de proceso de datos de Madrid y tener una notable estabilidad social. Y un factor de vinculación emocional, que probablemente ha pesado tanto o más que los anteriores, aunque todo el proceso se ha llevado a cabo con una gran pulcritud técnica, valorando todos los factores de riesgo para garantizar que, incluso en el caso de que uno de los centros sufra una catástrofe de gran magnitud que altere los dos búnkeres gemelos, donde todo está por duplicado, otro, a suficiente distancia, asegure la estabilidad del sistema y que no se pierdan los datos de ningún cliente.
La iniciativa se ha manejado con el máximo sigilo pero, una vez desvelada, va a materializarse con gran rapidez, aunque por el momento el suelo que pretende no cuenta con calificación urbanística para su implantación y para eso es imprescindible que se apruebe el Plan General de Ordenación Urbana de Santander. En ese caso, el gigantesco búnker doble que pretende construir el Banco se iniciaría este mismo año y podría estar concluido a finales del próximo.
Del edificio apenas se verá una planta, ya que las restantes, de máxima seguridad, serán subterráneas y de un acceso tan restringido como el de los centros militares de alto secreto. En ellas se ubicarán los servidores que alimentan la gigantesca red de telecomunicaciones que necesita el banco para operar mundialmente y que ahora soporta tres billones de movimientos al año.
El Centro de Proceso de Datos de Cantabria será el quinto edificio de este tipo con que cuente el Santander. Los otros cuatro están situados en Madrid, el centro geográfico de Gran Bretaña, en Sao Paolo (Brasil) y en Querétaro (México). Todos son de dimensiones y capacidades parecidas y asegurados contra cualquier riesgo de la naturaleza o de la ciencia, aunque el de Madrid actúa como primario de todos ellos.
El de Santander deberá tener la capacidad de asumir esta condición en el caso de que, por una catástrofe o por circunstancias técnicas quedase inoperante el de Madrid, algo que no parece probable a la vista de las muchísimas medidas de seguridad que se toman en cada uno de ellos donde todo está por duplicado y las cautelas llegan al punto de que cada máquina que se incorpora a esos sótanos inexpugnables ha de pasar por una cuarentena antes de entrar a prestar servicio.
Una información tan sensible como voluminosa
La red informática del Santander conecta las 70 entidades financieras que posee el banco repartidas por treinta países, con sus 14.000 sucursales, 20.000 servidores de procesos y 220.000 ordenadores de sobremesa. El flujo de datos es de tal intensidad que al cabo del año se transfieren entre ellas unos 4,5 millones de gigabites de una información especialmente sensible y, como cabe imaginar, vital tanto para la entidad como para los clientes, que no se imaginan la posibilidad de que esos datos pudieran divulgarse por error, perderse, ser atacados por un hacker, trastocarse o que no fuese posible reconstruir la evolución de sus estados de cuentas porque el Banco hubiera decidido borrar los archivos antiguos.
500 trabajadores para la construcción
La construcción de estas enormes cajas de zapatos de hormigón del CPD exigirá la participación de unos 500 trabajadores durante alrededor de dos años. A pesar de su sencilla estructura y de que sólo la planta superior estará habilitada para el trabajo humano, las medidas de seguridad disparan los costes. El edificio va a requerir 50.000 metros cúbicos de hormigón y 15.000 toneladas de hierro.
Para hacerse una idea de los requerimientos que tendrá una vez entre en funcionamiento, basta señalar que necesitará 20 Mw de potencia eléctrica, lo que consume una pequeña ciudad, que, en su mayoría, será empleada en refrigerar los equipos.
El emplazamiento de los búnkeres no está aún cerrado y de hecho, el Banco Santander ha estudiado, además de la finca que se encuentra frente al Parque Tecnológico, otra zona rústica en Gornazo e, incluso, la antigua cantera de Solvay en Cuchía, donde está previsto hacer la Ciudad del Cine. Pero, después de conseguir que el Gobierno Regional y el Ayuntamiento de Santander se pongan de acuerdo sobre los usos del Ámbito 7, el suelo que se encuentra frente al Parque Tecnológico, la ubicación solo depende ya de que las catas del suelo demuestren su estabilidad… y de los propietarios, con los que hasta ahora nadie había contado.
La pretensión de los dueños del terreno siempre ha sido que ese suelo tuviese la condición de residencial, dado que parece la expansión natural de la ciudad hacia el Oeste y así lo reflejo el Ayuntamiento en la propuesta de reforma del PGOU, mientras que el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, era más proclive a que al menos la parte más próxima al PCTCan pudiese acoger industrias, bien las que no pudiesen encontrar hueco en el Parque, bien las representadas por la Asociación AFOEM, compuesta por varios centenares de empresarios de Santander que necesitan suelo para expandir sus negocios.
Todas las piezas encajan
Al final, el proyecto del Santander va a provocar que todas las piezas encajen: Del millón de metros de superficie de la zona, unos 300.000 se destinarán a usos industriales y el número de viviendas autorizadas bajará de 6.000 a algo más de 2.000.
Los propietarios del suelo –del que una sola promotora, Real de Piasca, tiene aproximadamente las dos terceras partes– no cubrirán todas sus espectativas, pero al menos podrán repartir los riesgos si el mercado de la vivienda no repuntase para 2012, cuando tenían previsto iniciar las construcciones.
Aunque los edificios del Banco Santander solo ocuparán unos 16.000 metros cuadrados, la entidad pretende reservarse una superficie diez veces mayor, dado que los dos búnqueres deben estar separados entre sí 350 metros por motivos de seguridad. Es posible que el Banco aproveche ese amplísimo pasilllo entre ambos para ubicar a las epresas proveedoras de software que le acompañarán en esta aventura.
A su vez, los empresarios de AFOEM tendrán otra superficie semejante en la zona colindante con el suelo que Santa Cruz de Bezana ha calificado como industrial y se servirán de la doble circunstancia para hacer su polígono.
Real de Piasca y el resto de los promotores tendrían que resarcirse de la inversión que han hecho al comprar el suelo a través de estas ventas casi forzadas y con la construcción de viviendas en el terreno restante, además de una zona comercial y de ocio.
El encaje parece aceptable para todos, aunque podrían surgir problemas con el precio a pagar por el suelo por parte del Banco Santander, dado que ni el Gobierno regional ni el Ayuntamiento ni el propio Banco habían alcanzado acuerdo alguno con los propietarios, que se enteraron del proyecto por la prensa. No parece, sin embargo, que los dueños de los terrenos tengan muchas posibilidades de discutir el precio, a la vista de la presión política y social que se ha creado en torno al proyecto.
Lo que si discutirán con más énfasis es el emplazamiento exacto del Centro de Proceso de Datos, dado que el proyecto urbanístico que se maneja ahora da prioridad a la zona industrial que ocuparía todo el frente de la finca, y relega las viviendas a la segunda línea, a trescientos metros de la Autovía.