Gi Group descubre los 'vampiros emocionales' en el trabajo

Gi Group descubre los 'vampiros emocionales' en el trabajo

Quejica crónico, drama queen/king, pasivo-agresivo y el que todo lo sabe son los 4 perfiles que han identificado desde Gi Group Holding

En el entorno laboral actual, mantener un buen ambiente, que además sea colaborativo, es esencial para la productividad y el bienestar de los empleados. Sin embargo, la presencia de vampiros emocionales, un término popularizado por la psicología y que se ha hecho aún más famoso debido a la serie ‘Lo que hacemos en las sombras’, puede socavar estos esfuerzos al drenar la energía y la motivación del equipo. Desde Gi Group Holding, multinacional que ofrece soluciones 360º de RRHH, se ha analizado cuáles son los perfiles de estos vampiros emocionales, así como las estrategias clave para manejar y protegerse de ellos.

«En Gi Group Holding entendemos que el bienestar emocional es un componente crítico para el éxito tanto individual como organizacional. Capacitar a los empleados para que identifiquen y gestionen eficazmente las dinámicas negativas, como las que generan los llamados vampiros emocionales en el entorno laboral, es fundamental para construir un ambiente laboral saludable y productivo» afirma Ana Ruiz, Learning & People Development Manager de Gi Group Holding.

¿Quiénes son los vampiros emocionales en la oficina?
Gi Group Holding
ha identificado los 4 perfiles más comunes de vampiros emocionales que pueden afectar negativamente el ambiente laboral:

  1. Quejica crónico. Este perfil se caracteriza porque nunca está satisfecho y siempre encuentra algo negativo que señalar. Si todo va bien, inventará algo de qué quejarse. El principal impacto que tendrá sobre el equipo es que agotará su energía, llegando a contagiar su negatividad.
  2. Drama king/queen. Este tipo de vampiro emocional se puede reconocer por convertir cada pequeño problema en una tragedia griega y buscar protagonismo constantemente. Además, consigue que el trabajo se sienta como un campo de batalla, donde todo es más complicado de lo que realmente es.
  3. Pasivo-agresivo. No expresa sus sentimientos directamente, pero deja caer comentarios envenenados y utiliza frases como «No es por nada, pero…» o «Yo en tu lugar lo haría diferente, pero bueno…». En definitiva, este perfil termina generando un ambiente de tensión e incomodidad en el equipo y puede hacer dudar a los demás de sus propias capacidades.
  4. El que todo lo sabe. Se cree experto en todo, corrige cada palabra que se dice y nunca reconoce el trabajo ni las ideas de los demás. Este vampiro emocional desmotiva y frustra a los compañeros, haciéndoles sentir que nada de lo que hacen es suficiente.

Estrategias para protegerse de los vampiros emocionales

  • Establecer límites claros. Si alguien carga a los compañeros con sus problemas o su negatividad, establecer un límite amable pero firme. Frases como «Prefiero centrarme en soluciones» o «Necesito concentrarme ahora» pueden ser útiles. Utilizar señales no verbales para marcar distancia emocional, como mantener una postura relajada pero firme.
  • No entrar en su juego. Los vampiros emocionales suelen buscar la confrontación. En lugar de reaccionar, mantener la calma y evitar alimentar su drama. Redirigir la conversación hacia temas objetivos o soluciones concretas para desviar el foco del conflicto emocional.
  • Rodearse de personas vitamina. Es esencial buscar aliados en el equipo que promuevan una actitud constructiva. Compartir tiempo con compañeros positivos puede contrarrestar el impacto negativo de los vampiros emocionales. Igualmente, participar en actividades grupales que refuercen la colaboración y el apoyo mutuo, como almuerzos en equipo o sesiones informales de brainstorming.
  • Aprender a desconectar. Si no se puede evitar a esta persona, intentar que su actitud no siga afectando después del horario laboral. Practicar técnicas de relajación o simplemente cambiar el foco hacia actividades que se disfruten.
  • Gestionar con inteligencia si es el manager. Si el vampiro emocional es el superior, abordar la situación con profesionalismo: documentar incidentes específicos y buscar apoyo en Recursos Humanos, si es necesario. Mantener conversaciones enfocadas en objetivos laborales y evitar temas personales que puedan ser utilizados en contra.

Ana Ruiz recuerda que es fundamental «fomentar una cultura donde se priorice el bienestar emocional, es una inversión clave para las empresas. Por tanto, reconocer estos problemas y actuar proactivamente fortalece tanto al equipo como a los resultados del negocio».

Source: Comunicae

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