Desguaces más ecológicos

La hora de la modernización ha sonado también para las empresas de desguace, que en el plazo de dos años deberán adaptar sus instalaciones para cumplir la obligación de descontaminar los automóviles fuera de uso, tal y como exige la nueva normativa europea.
Allí donde bastaba un terreno en el que apilar los coches viejos antes de convertirlos en chatarra, será necesario levantar unas instalaciones que minimicen el impacto ambiental que produce el desguace y almacenamiento de los vehículos fuera de uso, a los que la Unión Europea considera, desde septiembre del pasado año, residuos peligrosos.
Como resultado, de los 18 desguaces que existen en Cantabria sólo quedarán una docena y después de someterse a una profunda transformación que les permita convertirse en centro homologado, los únicos que podrán emitir los certificados que se exigirán para dar de baja un vehículo ante la Dirección General de Tráfico.
El Gobierno español se dispone ya a publicar un real decreto trasponiendo la directiva europea y aprobó en agosto un Plan Nacional de Vehículos Fuera de Uso que pretende retirar más de cinco millones de coches inservibles en el periodo 2001-2006, asegurando que en el proceso se cumplan todas las exigencias medioambientales contenidas en la nueva normativa, entre ellas el reciclado del mayor número de componentes y la descontaminación de los residuos.

Desguaces fuera de control

En el Plan se reconoce que, en la práctica, la gran mayoría de los desguaces funcionan en España de manera muy insatisfactoria y totalmente incontrolados. En el país existen cerca de 3.500, gran parte de ellos ilegales y sin ninguna medida de protección ambiental. Las piezas y componentes útiles son reutilizadas como recambios en otros vehículos, sin ningún tipo de control, y el resto es enviado a las acerías como chatarra sin una previa y adecuada descontaminación.
Según los datos de la Dirección General de Tráfico en España se dan de baja cada año más de medio millón de vehículos, aunque la Federación Española de Recuperación eleva la cifra hasta un millón, lo cual da idea del estado de anarquía del sector.
La dificultad de establecer un cálculo fiable radica en el hecho de que muchos vehículos se abandonan en la calle sin darlos de baja oficialmente para soslayar la obligación de estar al corriente del pago del impuesto de circulación. La Asociación Española de Desguazadores (AEDRA) ha instado al Gobierno a que modifique la Ley de Haciendas Locales para eliminar esta exigencia y a que busque una fórmula que permita a los ayuntamientos cobrar su deuda sin crear otro problema urbano y ambiental, como es el abandono de los coches.
Por otro lado, el hecho de que no sea obligatorio llevar el vehículo a un desguace cuando es dado de baja, da lugar a que tan sólo el 60% de los vehículos cuyas bajas son tramitados ante la DGT terminen sus días en una de estas instalaciones. Por increíble que parezca, el resto, según denuncia AEDRA, se pierde en concesionarios, servicios de grúa o talleres, donde son desmantelados para la obtención irregular de piezas como recambios, o van directamente a las plantas fragmentadoras para ser convertidos en chatarra. Un extravío sorprendente, si se tiene en cuenta que supone nada menos de 200.000 coches por año que, puestos en fila uno detrás de otro, supondrían una enorme caravana que llegaría desde Santander a Cádiz.

Certificado de descontaminación

La primera tarea que la nueva normativa impone a los futuros desguaces es la de descontaminar los vehículos fuera de uso. Los nuevos desguaces, que pasarán a llamarse Centros Autorizados de Recepción y Descontaminación de Vehículos (CARDs), deberán disponer de pavimentos impermeabilizados, sistemas de recogida de derrames, equipos de separación y tratamiento de las aguas de vertido e instalaciones donde almacenar con seguridad los productos peligrosos como aceites usados, baterías, filtros de aceite, líquidos de frenos y de refrigeración o dispositivos pirotécnicos de airbags. La normativa establece, además, que las achatarradoras sólo podrán comprar los residuos de vehículos en estos centros.
El cumplimiento de las nuevas exigencias obligará a las empresas de desguace a una adaptación cuyo coste se calcula que puede oscilar entre 21 y 55 millones de pesetas, dependiendo del tamaño de las instalaciones. El Plan Nacional ya estima que de los centros de desguace actualmente existentes sólo un centenar reúnen las condiciones exigibles a los CARDs, o son adaptables con un bajo coste.

Red nacional de CARDs

El objetivo que persigue en el Plan es que antes del 2005 se aproveche al menos el 85% del automóvil desguazado, medido en peso (estimando un peso medio de 800 kilos por vehículo).
Para lograr esta cifra es imprescindible que en el próximo año y medio estén en funcionamiento entre 600 y 850 CARDS (dependiendo del tamaño y de la capacidad de transformación), distribuidos por todo el país. Estos centros serán los encargados de procesar las 377.000 toneladas de chatarra y las 135.000 toneladas de plásticos, vidrios, etc. que produce anualmente en España el tratamiento de los vehículos inservibles. En Cantabria se estima que se producirán 10.400 toneladas de residuos al año.
Las plantas fragmentadoras plantean menos problemas ya que en la actualidad existen en España 20 instalaciones de este tipo que pueden achatarrar holgadamente todos los vehículos de desguace que se generan en el país.

Sistema integrado de gestión

La inversión necesaria para la creación de la red de CARDS se estima en 28.000 millones de pesetas, mientras que el presupuesto total del Plan, en el que se contemplan tanto las actuaciones públicas como privadas, se eleva hasta los 43.000. Un costo que luego se repercutirá bajo el principio de que “quien contamina, paga”.
Antes del 2005 deberá haber entrado en funcionamiento un sistema de cofinanciación de estas actividades, pero no parece que sea necesario esperar hasta entonces. Los agentes implicados –la Asociación de Fabricantes de Automóviles (ANFAC), desguazadores (AEDRA), importadores (ANIACAM) y fragmentadores (FER)– han firmado ya un convenio para la puesta en marcha de un sistema para la recuperación y tratamiento de los vehículos de desguace, similar a los que existen para vidrios y embalajes.
“En España llevamos la ventaja de que las empresas de desguace estamos impulsando este proceso de cambio desde hace años –afirma el presidente de AEDRA, Fernando García Arellano–. Además, hemos encontrado una gran colaboración de los fabricantes, cosa que en otros países no ocurre, por lo que ese proyecto integrado de gestión tiene todo a favor para salir adelante”. Será la forma de librarnos de la omnipresencia de los automóviles, al menos de los que ya no ruedan por las carreteras.

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