Liberbank vuela solo

El presidente asturiano Francisco Álvarez Cascos y el presidente de Liberbank, Manuel Menéndez, son como el agua y el aceite. Ambos fueron capaces de enfrentarse a sus respectivos partidos, uno al PP y otro al PSOE y hacer la guerra por su cuenta, pero no se parecen en nada más. La distancia entre ambos es abismal. Sin embargo, nadie tiene claros los motivos. De hecho, cuando el socialista Álvarez Areces llegó a la presidencia asturiana y cesó a Manuel Menéndez como presidente de la caja, Álvarez-Cascos, entonces dirigente del Partido Popular, en alianza con los guerristas del PSOE, consiguió reponer a Menéndez al frente de la entidad.
El tiempo ha cambiado muchas cosas, entre ellas las relaciones del propio Cascos con el PP asturiano, y el ex ministro de Fomento hace tiempo que tiene entre ceja y ceja al presidente de Caja Asturias. Tanto que ha tratado por todos los medios de impedir su fusión con Caja Cantabria y Caja Extremadura en un banco, cuyo control se le escapaba de las manos, ahora que ha alcanzado la presidencia de su comunidad. Pero ha llegado tarde, y tampoco es seguro que con más tiempo lo hubiese conseguido, ya que tanto el PP como el PSOE asturianos apoyan la transformación y tendrán una amplia mayoría en los órganos de gobierno.
Como en las películas de acción en las que hasta el último plano no es posible saber si el perseguidor alcanzará al perseguido, Liberbank ha soltado las amarras que pudieran unirle a las autoridades de sus regiones de origen y a partir de este mes navegará ya por su cuenta con el importante bagaje de los activos bancarios de las cajas. Cualquier intento de control externo es demasiado complicado. Su consejo de administración es ahora quien decide.

Renovación en Cantabria

La renovación de los órganos de gobierno de las cajas, que ha empezado ya en Cantabria no tiene por qué cambiar nada, aunque salen parte de los consejeros generales correspondientes a los ayuntamientos y al Parlamento, donde ahora el PP tiene mucho, o casi todo, que decir. En un segundo paso, los miembros de la asamblea cubrirán las vacantes del consejo de administración, donde el PP incrementará sustancialmente su presencia aunque no es seguro que obtenga una mayoría como para cambiar al presidente. Eso dependerá del perfil de los nuevos representantes de los impositores, de los sindicatos de la entidad y de los organismos sociales, aunque en este último segmento casi se puede apostar por la continuidad de los dirigentes de CEOE, UGT y CC OO.
Con unos meses de diferencia, en Asturias y en Extremadura se repetirán los mismos pasos, como consecuencia del cambio de escenario político. Sin embargo, eso no significa que se modifique el consejo de Liberbank, puesto que los consejeros del banco ya estaban nombrados y su mandato durará seis años.

El Banco de España pide estabilidad

El Banco de España exigió que las entidades resultantes de la fusión de las cajas tuviesen unos consejos de administración estables, para evitar trasladar a los nuevos bancos el carrusel de ceses y nombramientos que depara la renovación bianual de los órganos de cada Caja. Estas directrices se establecieron cuando ni siquiera era previsible un cambio en los gobiernos de Cantabria o Extremadura y sólo se especulaba con la posibilidad de que el PP arrebatase Asturias al PSOE.
En consecuencia, Liberbank nace con una notoria capacidad de maniobra, mientras que las cajas fundadoras pasan a ser unas meras entidades de cartera que cada año recogerán el dividendo (en el caso de Caja Cantabria, el 14% de los beneficios que reparta el grupo) y gobernarán con esos recursos sus obras sociales. Como resulta previsible que la cifra de beneficios atribuíbles sea mayor en el futuro de la que hasta ahora obtenía Caja Cantabria por sí sola, la entidad podrá destinar el sobrante a otros fines.
El consejo de Liberbank ha quedado reducido a once miembros, de los cuales sólo uno representa a Caja Cantabria, su actual presidente, que ocupará la vicepresidencia segunda. La pérdida de peso de la entidad cántabra en el reparto final del accionariado ha sido consecuencia de una evolución más negativa en el último año que la de sus dos socios, lo que le ha privado del segundo asiento en Consejo, el que iba a ser ocupado por su director general, Javier Eraso.
El presidente de la nueva entidad será el de Caja Astur, que posee el 66% de las acciones, Manuel Menéndez, y el de Caja Extremadura, Víctor Bravo, será vicepresidente primero.

Liberbank

Después de fracasar el proyecto Banco Base, al deshacerse en el último momento la fusión en la que participaba la CAM, los tres socios restantes utilizaron provisionalmente el nombre de Effibank para la nueva alianza, pero es Liberbank la denominación que finalmente pasará a rotular todas las oficinas ubicadas fuera de los tres territorios de origen de las cajas. Es muy evidente su parecido con el Banco Liberta, que creó Cajastur en 1999 para desenvolverse en el campo de la banca privada. El mismo con el que se presentó al concurso de venta de CCM y con el que consiguió convencer al Banco de España de que la salida para la reestructuración de las cajas no estaba en mantener el formato tradicional, sino en convertirlas en bancos. En un proceso que se movía por terrenos nunca antes explorados, el Banco de Cajastur acabó por marcar el camino.
A Liberbank le toca ahora abrir otras sendas, entre ellas conseguir la financiación suficiente para alcanzar el 10% del core capital sin recurrir al FROB, al que ha renunciado, ni a la Bolsa, un proceso que ha sido inevitable para Bankia y Banca Cívica, pero que ha puesto en evidencia que sólo vendiendo las acciones a muy bajos precios es posible atraer inversores en un momento crítico para los mercados financieros. La intención de Liberbank es obtener esos recursos de su propio negocio, aflorando las plusvalías tácitas de sus participaciones industriales y, en un segundo estadio, a través de la entrada de uno o varios accionistas que adquieran alrededor de un 20% del capital.

Mucho movimiento

Una de las consecuencias más inmediatas de la fusión es la puesta en marcha de un plan de prejubilaciones que en Cantabria afecta a 122 trabajadores mayores de 55 años. Ya se han producido las primeras bajas y el resto saldrá en un plazo de tres años, un tercio en cada ejercicio.
La creación del banco, la renovación de los órganos de gobierno de Caja Cantabria y la simultánea salida de una buena parte de la plantilla provoca que este verano sea uno de los más agitados en la historia de la entidad y no solo por el incierto resultado del equilibrio de fuerzas en el nuevo consejo de administración, sino también por la reordenación del personal que será necesaria para cubrir las jefaturas de oficinas que empiezan a dejar vacantes las prejubilaciones y para evitar desmantelar algunos servicios.

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