Kilovatios con prima
En los años ochenta, la energía solar conoció un crecimiento importante en España. En un corto espacio de tiempo se instalaron en nuestro país más de 30.000 metros cuadrados de paneles solares y la utilización de esa energía parecía la respuesta a la búsqueda de fuentes de energía limpias y renovables.
Sin embargo, aquel repentino boom no tardó en desinflarse. La inmadurez de la tecnología, el elevado precio de los paneles y la falta de mantenimiento de las instalaciones, debido a la carencia de técnicos suficientemente formados, dieron al traste con aquellas expectativas. Veinte años después, la energía solar continúa siendo una de las más importantes alternativas al uso de combustibles fósiles, pero apoyada esta vez en una tecnología mucho más avanzada y más competitiva.
La potencialidad de este mercado, sobre todo en una región como Cantabria en la que apenas se ha desarrollado el aprovechamiento de la energía solar, llevó al grupo Ocyasa, cuya actividad principal es la instalación de piscinas, a plantearse en el 2000 la creación de una empresa de ingeniería medioambiental –Teican– que agrupase las áreas de negocio dedicadas a las energías renovables y al tratamiento de aguas.
Un terreno inexplorado en Cantabria
Una de las primeras tareas de la nueva empresa fue dotar la Escuela Ambiental de Camargo de instalaciones que funcionasen con energías renovables (eólica, solar térmica y solar fotovoltaica). El contacto con organismos nacionales y europeos que mantienen líneas de subvención para el fomento de la energía solar, así como con los fabricantes y distribuidores de paneles, convenció a los responsables de Teican de las posibilidades de crecimiento que se encerraban en un campo apenas explorado en Cantabria. “Nosotros teníamos cierto recelo al estar en el Norte, pensando erróneamente que aquí no se daban las condiciones solares –explica el director general de Teican, Agustín Valcarce–, pero vimos que el mercado más potente de Europa es el alemán, que tiene unos índices de radiación solar muy inferiores a la media anual de Cantabria y que, sin embargo, mueve anualmente diez veces más de lo que se mueve en España”.
En los tres años transcurridos desde su fundación, Teican se ha convertido en la principal instaladora de paneles solares en Cantabria y cuenta con clientes en Galicia, Madrid, Castilla-León y Cataluña. La empresa cántabra planea ahora abrir una delegación en Galicia.
Algo más que un complemento
El ámbito rural, es uno de los grandes demandantes de la energía solar, que se ha revelado como idónea para complementar el suministro de agua caliente sanitaria y calefacción en casas aisladas. “Nunca le vendemos a nadie que la energía solar sea un sustitutivo de las energías convencionales. Es sólo un equipo auxiliar que te va a permitir disminuir el consumo, que tus calderas trabajen menos y que tengan mayor vida útil”, subraya Agustín Valcarce, “aunque si la energía solar te aporta casi el 70% de tus necesidades y el gasoil el 30%, creo que ya se puede dejar de llamar auxiliar a la solar”, concluye.
Su actividad se ha visto reforzada tras la puesta en marcha por Sodercan el pasado año de un programa de ayudas a autónomos y pymes de la región para el fomento de la energía solar y el ahorro energético denominado Paecan y que está dotado con 1,3 millones de euros.
Entre los proyectos que se han acogido a este programa abundan las instalaciones solares térmicas para el calentamiento de piscinas y el abastecimiento de agua caliente sanitaria, como las instaladas en la Posada Torre del Milano (Ruiseñada), el Hotel San Román de Escalante o el Centro de Ocio Playa Dorada, de Noja, que siguen así los pasos de la piscina cubierta de La Cantábrica, en Astillero, pionera en la utilización de este tipo de energía.
La energía solar térmica también ha encontrado usos industriales, como en el caso de la piscifactoría Tinamenor donde Teican ha instalado un sistema para calentar con ella el agua de las piscinas de engorde de alevines.
En cambio, hay que reconocer que está menos extendido el uso de la energía solar fotovoltaica (para la producción de electricidad) aunque las primas que se pagan por los kilovatios obtenidos a partir de placas solares han hecho surgir algunos proyectos que van más allá del autoabastecimiento.
Centrales fotovoltaicas
El interés por fomentar la producción de electricidad a partir de la energía solar no contaminante llevó a la Administración central hace dos años a incentivar la conexión de las centrales solares a la red eléctrica, permitiéndoles vender la energía generada a un precio muy atractivo. La normativa española prima con 60 pesetas el kilovatio aportado a la red si es generado por placas solares fotovoltaicas, cuando el valor del kilovatio ordinario en el mercado libre de la electricidad no excede de las seis pesetas. Esta prima se paga por los cinco primeros kilovatios; a partir de ahí el sobreprecio que han de abonar las compañías eléctricas al productor –que luego les reembolsa la Administración–, desciende hasta las 36 pesetas por kilovatio. Aún en este caso, el precio que reciben estos productores duplica holgadamente el que cobra Viesgo al consumidor final, lo que fomenta la venta de toda la producción, y que los propios generadores luego adquieran a la red la energía que consumen. Este precio incentivado ha impulsado algunas iniciativas particulares que tratan de aprovecharlo.
Las centrales fotovoltaicas de conexión a red que Teican ha instalado en la Posada Torre del Milano o en Ocyasa no superan los cinco kilovatios, lo que les permite beneficiarse de la prima máxima. Si bien el rendimiento económico de estas centrales no es muy elevado –se estima en unas 360.000 pesetas al año el valor de la energía producida– para la inversión que precisan (seis millones de pesetas), la instalación de la central está también fuertemente subvencionada, con ayudas que alcanzan el 50% del coste. A cambio, se mantiene la incertidumbre sobre el periodo en el que se mantendrán unas primas tan altas, aunque, si finalmente se opta por el modelo alemán que se ha tomado como referencia, los productores tendrían garantizados estos rendimientos durante veinte años.
Para instalar una central de cinco kilovatios son necesarios entre 30 y 40 paneles solares, lo que equivale a una superficie aproximada de 40 metros cuadrados. Los paneles pueden ubicarse bien en un tejado orientado al mediodía o en una estructura en tierra. Para que el proyecto sea viable, es necesario que el enganche a la red no tropiece con dificultades técnicas que lo encarezcan excesivamente.
La meta del 2010
El propósito que se persigue no es otro que dar cumplimiento al compromiso alcanzado en la Cumbre de Kyoto para reducir las emisiones de CO2 mediante el uso de energías limpias, que en el 2010 deberán ser el 12% de las utilizadas en el país.
En el campo de la energía solar, el objetivo de España es llegar a esa fecha con 4,5 millones de metros cuadrados de paneles, aunque la cifra de partida –menos de 500.000 m2 instalados– permite albergar serias dudas sobre el cumplimiento de esa meta. Alemania, con una radiación media inferior en un 40% a la española, contaba el pasado año con tres millones y medio de metros cuadrados.
En el 2002 tan sólo se instalaron 50.000 metros cuadrados en todo el territorio nacional, a pesar de que las subvenciones, tanto autonómicas como las provenientes del Gobierno central a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, se agotaron. En Cantabria, los datos oficiales sitúan en apenas 300 m2 la superficie que ocupan los paneles solares existentes, por lo que su aportación energética es, por ahora, testimonial.
La ordenanza solar
La lenta implantación de esta energía puede verse acelerada por la iniciativa puesta en marcha en algunas administraciones locales. Ayuntamientos como el de Barcelona, Madrid, Granada o Miranda de Ebro han introducido en su normativa urbanística la llamada “ordenanza solar”. Esta norma obliga a instalar sistemas de energía solar para complementar la producción de agua caliente sanitaria en inmuebles que alberguen a más de seis vecinos. Aunque esto tiene una pequeña repercusión en el precio final de la vivienda, la aplicación de este sistema compensa con ahorros de hasta el 70% frente al uso de otras energías (gas o gasóleo).
La progresiva sensibilización de arquitectos y proyectistas sobre la energía solar, es otra de las claves que pueden ayudar a difundir su uso. Los primeros diseños de edificios que ya prevén la instalación de paneles solares, cuidando la orientación o los anclajes en el tejado, puede abrir el camino a la generalización de esta tecnología tanto como o más que las fuertes subvenciones.