La regresión discal de las hernias con el método MORFT®
El MORFT® es un método creado en 1985 que, desde esta fecha, ya fue aplicado en miles de pacientes esparcidos en más de 15 países.
Durante estos 38 años de aplicación del método, se ha comprobado científicamente que las hernias discales, tanto lumbares, como dorsales y cervicales, presentan reducción de perímetro, lo que se llama de regresión discal activa, cuando la reducción es activada por uno de los protocolos del MORFT®. Como consecuencia de la disminución de su perímetro invasor, el disco deja de obstruir zonas que no le corresponde, dejando así, de comprimir ramas o raíces nerviosas, lo que se traduce en disminución hasta la eliminación de toda la sintomatología dolorosa, devolviendo al paciente la calidad de vida relacionada con la salud.
A lo largo del tiempo, ha surgido varias preguntas relacionadas con la salud y durabilidad de la columna vertebral y, en especial, lo que se refiere a sus discos intervertebrales. Los discos actúan como amortiguadores en la columna y son uno de los componentes más importantes para el correcto funcionamiento de este eje que debe aportar al tronco sustentación y estabilidad, a la vez que, movilidad y flexibilidad.
Estabilidad y movilidad son dos funciones antagónicas, pero que se presentan juntas en las diversas posturas estáticas y dinámicas y en los varios movimientos que se realizan durante las actividades de la vida diaria, las actividades laborales, las actividades deportivas y/o de ocio.
Para que la columna tenga una amplia vida útil, es necesario que sus componentes se mantengan sanos y capaces de ejercer sus funciones correctamente. Cuando se presentan desequilibrios biomecánicos que alteran el buen funcionamiento de uno o varios de estos componentes, se observan alteraciones bioquímicas de ciertas estructuras y, en especial, de los discos intervertebrales.
Simplificando un poco la estructura bioquímica de los discos intervertebrales, se puede decir que estos están formados de colágeno, proteoglicanos y agua.
Cuando estos pasan a tener que soportar cargas más allá de sus posibilidades de amortiguación, sufren situaciones de stress compresivo provocando aplastamiento de los discos y consecuentemente expulsión de cierta cantidad de agua. Al perder el agua que está localizada en el centro del disco, más concretamente en el núcleo pulposo, el disco se queda imposibilitado de cumplir su función de amortiguador de la columna vertebral.
Sin posibilidad de soportar las cargas, los discos serán aplastados, disminuyendo en altura y aumentando en perímetro y con eso, invadiendo zonas que no le corresponden y generando conflictos de espacio muchas veces en el canal medular, caracterizando las protrusiones y/o hernias discales.
Al final del tratamiento, se puede visualizar, a través de imágenes comparativas de resonancias magnéticas realizadas antes y después del MORFT®, la recuperación del espacio vertebral, la descompresión del disco, con diminución del perímetro invasor caracterizando la regresión discal activa. Todo eso acompañado de la reducción hasta la eliminación total de los dolores de manera totalmente natural, sin medicación, sin cirugía, ni procedimientos invasivos, logrando la recuperación funcional total y el reequilibrio de la biomecánica del paciente.
Una vez teniendo el alta, el paciente puede retomar su vida normalmente y con mejor desarrollo físico que antes de la lesión, permitiendo la realización de sueños tan diversos como hacer su deporte, jugar con los niños en el suelo, disfrutar de un viaje, o el simple hecho de saber que ya no tiene limitaciones físicas que puedan intervenir en su felicidad.