La ciencia al día
Objetos robóticos
En el Instituto de Tecnología de Massachusetts han creado unos robots diminutos que se pueden unir unos a otros para formar objetos. El prototipo consiste en treinta cubos inteligentes y un programa para hacerlos funcionar.
Cada lado de los cubos mide un centímetro y los científicos los han llamado Arena Auto-transformable, pues se puede recrear cualquier forma. Si uno está en un lugar aislado y necesita una herramienta puede decirle a los cubos que la formen. Sólo hay que echar dentro del saco en el están metidos una versión en miniatura de la herramienta y sacudir el saco para que aparezca.
Para llevarlo a cabo, los cubos disponen de unos imanes electropermanentes que se unen entre sí. Este efecto puede activarse o desactivarse a voluntad y no requiere corriente eléctrica una vez conseguida la forma.
Los cubos disponen de un microprocesador para determinar qué imanes deben funcionar y cada procesador puede almacenar 32 Kb de código con tan sólo 2 Kb de memoria operativa, así que el algoritmo del proceso es muy simple.
Invisibilidad térmica
Unos investigadores franceses han desarrollado una técnica de invisibilidad óptica basada en el control del calor en los sistemas electrónicos sensibles. Hasta ahora se habían realizado investigaciones para fabricar una capa de invisibilidad que ocultara los objetos por medio de campos magnéticos o aislando el sonido, pero controlar el calor es una historia muy diferente.
El calor no es una onda y sólo se difunde de las zonas cálidas a las frías. El camuflaje a través del calor aplica las fórmulas matemáticas de la transformación óptica a las ecuaciones que describen la difusión del calor y así se puede mover a voluntad.
Con esta nueva técnica, los científicos han conseguido fabricar una capa de veinte aros, cada uno con su propia capacidad de difusión para transmitir y disipar el calor alrededor en una zona, que queda protegida y que se vuelve invisible.
Bacterias para extraer el cobre
La extracción de cobre a través de galerías mineras requiere mucha energía y es muy costosa, por lo que solo se usa cuando la concentración del mineral es lo suficientemente elevada como para justificar el gasto. Pero hay alternativas. Una empresa chilena llamada Biosigma utiliza unas bacterias para extraer hasta un 90% de cobre.
En el interior de las minas estos microorganismos liberan el cobre de las rocas pero, como ese proceso lleva cientos de años, los científicos han recurrido a la biolixiviación para acelerarlo.
Con este procedimiento sólo hace falta que los mineros perforen dos agujeros en la tierra e inyecten una solución llena de bacterias para recolectar posteriormente el líquido que contiene el cobre. Después, un proceso electroquímico lo transforma de nuevo en metal sólido con distintas aplicaciones industriales.
Esta sencilla alternativa permitirá, además, salvar muchas vidas pues se estima que unas doce mil personas mueren al año en accidentes mineros.
El ruido afecta a los árboles
Científicos americanos han descubierto que los ruidos de las actividades industriales no solo trastornan a las personas, también inciden en el comportamiento de los animales que tienen un rol clave en la polinización y la dispersión de semillas, lo que afecta a ciertos ecosistemas y a los árboles.
Para comprobar el impacto del ruido en una especie de pino piñonero (Pinus Edulis) se esparcieron conos con semillas debajo de ellos en áreas ruidosas y tranquilas. Una cámara registró durante días a los animales que acudían a buscar las semillas.
A los ratones no les importó el ruido; en cambio, los arrendajos azules ni siquiera se acercaron a los árboles. Esta circunstancia preocupa a los científicos porque las semillas ingeridas por los ratones no sobreviven al paso por el aparato digestivo y un aumento en la población de ratones se traducirá en una menor germinación de semillas, mientras que los arrendajos pueden recoger miles de semillas y enterrarlas para comerlas después y algunas logran germinar.
Esto significa que puede reducirse el número de árboles en las áreas más ruidosas, porque el hábitat deja de ser favorable para cientos de especies de los que dependen.