Los sacos de malla, la solución versátil y económica para el envasado de fruta
En una sociedad cada vez más globalizada y, al mismo tiempo, más concienciada con la importancia de consumir productos frescos y de proximidad, es fundamental envasar correctamente las frutas y verduras con el objetivo de conservarlas en las condiciones óptimas y prolongar su vida útil. En los lineales de los supermercados o en las fruterías vemos un sinfín de formatos, materiales y modelos de envases, pero hoy queremos hablar de los sacos de malla, un «clásico» de los envases hortofrutícolas.
¿Qué son los sacos de malla?
Los sacos de malla son un tipo de envase plástico ligero, transpirable y versátil para transportar, embalar y presentar frutas, verduras y frutos secos. Su red de filamentos con celdas de aproximadamente un centímetro permite mostrar los productos envasados y garantiza que estén ventilados, evitando así su condensación. En la parte superior suelen incorporar un cordel para facilitar su manipulación y cierre.
Si bien es cierto que el origen de los sacos de malla lo encontramos, con toda probabilidad, en los sacos de yute, actualmente la mayoría de sacos de malla están fabricados con polipropileno o polietileno. Esto se debe a sus características de resistencia, ligereza y bajo coste, además de que son materiales 100% reciclables.
En el mercado también se pueden encontrar sacos de malla biodegradables. En líneas generales, este tipo de tejidos son menos resistentes y más costosos de producir, por lo que su uso es todavía residual. Independientemente del material de fabricación, es indispensable que cualquier saco de malla cumpla con la normativa de seguridad alimentaria de la Unión Europea, ya que son envases que entran en contacto directo con los alimentos.
Usos más comunes de los sacos
Los sacos de malla son ideales para el envasado de cítricos, cebollas, patatas, frutos secos con cáscara (los frutos secos sin cáscara es recomendable envasarlos con sacos de rafia) u otros productos no alimentarios, como leña.
Actualmente, los sacos de malla siguen siendo muy demandados, a pesar de que es un tipo de envase que hace años que se comercializa. Su fabricación está muy optimizada y, además, pueden fabricarse a medida y personalizarse, según las necesidades específicas del cliente.
Para aquellas producciones hortofrutícolas más pequeñas y con un consumo limitado de sacos de malla, puede que les sea inviable pedir una fabricación a medida. Para ellos, una alternativa más económica son las bobinas de malla, servidas habitualmente por kilómetros. Este formato permite cortar la longitud necesaria de malla y producir manualmente pequeños sacos.
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