Testa convierte Madrazo en una residencia privada

Hace casi diez años que el Sanatorio Madrazo dejó de cumplir su función. El inmueble que durante muchos años acogió el legado del reconocido médico pasiego quedó vacío, dado que el Igualatorio Médico, su propietario, había construido un hospital mucho más moderno, en Mompía. El edificio Madrazo, ubicado en la céntrica calle Santa Lucía, estuvo en venta largo tiempo y tuvo no pocos hipotéticos destinos, entre ellos la posible ubicación de oficinas públicas. Finalmente, fue adquirido por el grupo Sacyr-Vallehermoso que hizo una arriesgada apuesta, la de transformarlo en residencia privada para la tercera edad, tras una reforma a fondo del edificio.
El grupo tiene ya otras once residencias repartidas por el país. En todos los casos, ha optado por el centro de las ciudades para ubicarlas. “Situar complejos residenciales a las afueras supone un hándicap para las personas mayores y sus familias”, señala la directora de la nueva residencia, Teresa Pampín.
La de Santander va a disponer de 121 camas repartidas en 96 habitaciones –71 individuales y 25 dobles– y podrá alojar tanto a ancianos válidos como a quienes necesitan asistencia.
Aunque ninguna estancia presenta barreras arquitectónicas, válidos y asistidos no van a compartir los mismos espacios. Por cuestiones de seguridad, los mayores dependientes se alojarán en las plantas más bajas del edificio, mientras el resto, van a vivir en una especie de hotel multiservicios. Para Pampín, la clave es prestar una atención personalizada a quien ingresa.

Sentirse como en casa

En principio, el centro tendrá una plantilla de entre quince y veinte empleados, incluyendo un médico, fisioterapeutas, enfermeros y auxiliares titulados en formación profesional sanitaria.
Al contrario que en otros geriátricos, no habrá estancias diurnas excepto periodos de prueba solicitados por los propios ancianos para aclimatarse a su nuevo hogar. Sin embargo, la directora insiste en que “una residencia de la tercera edad ha de ser un centro abierto al público donde los mayores mantengan un contacto permanente con su entorno”. Por eso, su deseo es convertir la residencia en un referente social y cultural de la región, como ya ha ocurrido en otras del grupo donde, entre otras actividades, se organizan sesiones de trabajo para profesionales de fisioterapia, asistencia social o enfermería geriátrica.
Para evitar que la nueva residencia tenga el frío aspecto de un establecimiento sanitario, los decoradores se han servido de colores cálidos y han vestido con flores los manteles y sillones, y con cortinas las ventanas. El objetivo es que el anciano se sienta como en casa. A juego con el mobiliario, se utilizan tres colores de referencia (granate, verde y azul), intercalados por plantas, para que los alojados no tengan problemas para orientarse.

Rehabilitación de un edificio emblemático

Las obras de reforma del antiguo sanatorio, que habían comenzado en junio de 2004, terminaron el pasado mes de septiembre. La constructora Dragados ha sido la encargada de rehabilitar estos 5.521 m2 de superficie distribuidos en diez plantas: semisótano, planta baja, ocho alturas y una cubierta plana transitable que alberga las instalaciones generales del edificio.
Aunque no dispone de accesos, el semisótano se encuentra al nivel de la calle y tiene ventanas al exterior. Con una extensión de 626 m2, combina zonas destinadas al personal –vestuarios, comedor interno– con una capilla para residentes, una peluquería y un centro de podología. Allí se han ubicado también la lavandería, los almacenes y el núcleo de telecomunicaciones.
La planta más noble es la baja, un poco más elevada que la acera, con suelos de mármol crema y carpintería en madera de cerezo. En sus más de 1.000 m2 se encuentran los despachos administrativos, varios salones, una sala de cine y televisión, otra de terapia ocupacional y fisioterapia y un comedor.
La cocina ocupa un ala contigua que comunica con la antigua entrada de emergencias del Hospital Madrazo, situada en la calle Menéndez Pelayo. La puerta, con acceso a esta zona de servicios, servirá de entrada para los empleados.
La cubierta del edificio se reserva para los solares de apoyo al agua caliente sanitaria, las calderas, la sala de bombas, los cuartos de máquinas, los enfriadores del sistema de climatización y el grupo electrógeno de emergencia. También se han instalado en ella varios depósitos para el agua sanitaria y procedente de los paneles solares y un par de aljibes.

Habitaciones de hasta 28 m2

Las habitaciones comienzan a partir de la primera planta, pensada para personas que necesitan mayores cuidados asistenciales. Desde la segunda hasta la octava planta sólo hay dormitorios, un promedio de trece por planta, con medidas variables, que van desde los 15 a los 28 m2, y en su mayoría son individuales.
Las habitaciones disponen de televisión, conexión a Internet y servicio interno de comunicaciones. Tanto las habitaciones como los baños –con suelo de gres antideslizante– están adaptados a personas con movilidad reducida.

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