No siempre es el número uno el que da la mayor lección
La impactante historia de William Rodríguez, último superviviente del 11S y conferenciante de Helpers Speakers. Era un simple empleado de mantenimiento cuando se convirtió en el héroe de EEUU aquel maldito 11 de septiembre de 2001, el día en el que el Mundo cambió para siempre.
Llegó a EEUU desde su Puerto Rico con la “ilusión” de ser mago, pero la vida le cambió la varita por una escoba. Durante 19 años fue encargado de mantenimiento de las Torres Gemelas, para inspeccionar y mantener despejados los 110 pisos de escaleras. El WTC era una verdadera ciudad dentro de una ciudad, un enorme complejo de 7 torres en el que había representados 92 países. El 11S fue un crimen internacional.
William guardaba una de las cinco llaves maestras y decidió heroicamente quedarse dentro de la torre para abrir las puertas a los bomberos y ayudarlos a orientarse. Tras tres incursiones de rescate -y salvar la vida a millas de personas, bajó justo antes de que la torre colapsara, convirtiendo el Bajo Manhattan en un tsunami de polvo y desolación.
La llaman la llave de la esperanza, había cinco. Las otras cuatro personas que tenían una -las entrenadas en primeros auxilios, administración de desastres y evacuación-, los jefes de sus jefes, se fueron corriendo los primeros llevándose sus llaves. Sin duda, esta historia hace reflexionar. No se sabe como se reacciona en un momento así, esa es la verdad.
Tras ser la última persona que salió viva de la Torre Norte, se protegió de la lluvia de cascotes bajo un coche de bomberos. Le sacaron horas después, tras retirar la montaña de escombros que sepultó el vehículo.
«Soy consciente: Vivo un tiempo prestado. Si se acaba mañana estoy en paz, he hecho lo correcto y estoy preparado para lo que venga, ya nada me sorprende”
Se convirtió en la cara visible de un suceso traumático que puso en evidencia la valentía y solidaridad de cientos de héroes. Un día terrible que sacó lo peor y lo mejor del ser humano, recordando que incluso en la adversidad se puede -y se debe- tener esperanza y trabajar en equipo.
Desde ese día, trabaja desinteresadamente ayudando a los afectados, especialmente a las víctimas latinas. El que lavaba platos murió igual que el directivo, pero a una familia le daban tres millones de dólares de indemnización y a otros, poco o nada. Por eso, su compromiso fue más allá, y fundó el Grupo de Víctimas Hispanas del World Trade Center, que ayuda a más de 150 familias latinas. Ha trabajado para establecer programas de amnistía económica para trabajadores indocumentados afectados por los ataques.
Después de los atentados del 11 de septiembre, la vida de William Rodríguez cambió drásticamente. A pesar de haber sido reconocido por su valentía y haber recibido varios premios por su conducta heroica, Rodríguez enfrentó desafíos significativos. La fama y el reconocimiento no siempre trajeron estabilidad. Rodríguez vivió una situación difícil, terminando sin dinero y viviendo debajo de un puente, aunque con la conciencia de haber realizado una acción heroica al salvar vidas.
Por sus actos humanitarios, recibió del presidente de EEUU, George Bush, la distinción de héroe, además fue nombrado Héroe Nacional por el Senado de Puerto Rico, y bombero honorario y Héroe Nacional en Chile, tras ayudar en el rescate de varios ciudadanos chilenos.
“A los jóvenes les digo que la motivación, la disposición y el entusiasmo han hecho que un barrendero cambiara la vida de muchas personas. ¡¿Qué no podrán hacer ellos bien preparados?!”
William Rodríguez emergió como un símbolo de valentía y humanidad. Su historia es una poderosa narrativa de superación y solidaridad. Rodríguez no solo salvó a cientos de personas, sino que también demostró un coraje excepcional al regresar al edificio en un intento desesperado por rescatar a sus amigos. A pesar del peligro inminente y la desesperación que envolvía cada paso, su determinación no flaqueó.
Su hazaña trasciende el mero acto de supervivencia; es un testimonio aleccionador de cómo la humanidad puede prevalecer incluso en los momentos más oscuros. Su acción no solo salvó vidas, sino que también inspiró a muchos a encontrar la fuerza para enfrentar sus propios desafíos, como demuestra en las inspiradoras conferencias motivacionales que imparte por todo el mundo (representado en España por la prestigiosa agencia líder Helpers Speakers)
En sus conferencias, comparte su historia para enseñar a otros cómo afrontar situaciones de desastre, y ofrece consejos inspiradores basados en su historia de supervivencia y heroísmo. Algunos de esos consejos son:
Preparación y Conciencia: enfatizar la importancia de estar preparado y consciente del entorno, especialmente en situaciones de emergencia.
Solidaridad y Ayuda Mutua: animar a las personas a apoyarse mutuamente y a ofrecer ayuda a aquellos en necesidad.
Superación Personal: mostrar cómo es posible superar adversidades personales y encontrar la fuerza para seguir adelante.
Servicio Comunitario: a través del Grupo de Víctimas Hispanas del World Trade Center ayudar a las familias afectadas, demostrando la importancia del servicio comunitario. Rodríguez se convirtió en un miembro prominente de la comunidad latina y trabajó para establecer un programa de amnistía económica para las víctimas del 11-S que eran trabajadores indocumentados.
Un hombre, sin duda, con valores y con valor. Su mensaje es esperanzador y tremendamente motivador, que incluso en los momentos más oscuros, se puede encontrar la luz y el propósito para actuar con valentía y humanidad.
William Rodriguez estará en Madrid, de la mano de Helpers Speakers en septiembre. En el caso de querer aprovechar su visita, contactar con ellos desde su web.