Una catedral del ejercicio

Los cántabros van al gimnasio más que los vecinos de otras comunidades o, al menos, pagan la cuota con regularidad, lo que está motivando la proliferación de centros deportivos. En realidad, es una tendencia común a toda España. Sin embargo, ni las instalaciones ni el perfil de su clientela tienen nada que ver con el pasado. Los jóvenes culturistas y los aficionados a las artes marciales han dado paso a una clientela muy variada, con personas de mayor edad y familias enteras, y los garajes o bajos comerciales que acogían estas actividades se han convertido en auténticas catedrales del músculo.
Buena parte de la culpa de esta metamorfosis la tiene la irrupción de las grandes cadenas de gimnasios, que han tomado el relevo a los pequeños negocios familiares y han impuesto nuevas reglas. Ahora, la gestión ha de estar profesionalizada y la responsabilidad de las clases debe recaer sobre monitores formados que puedan asesorar al alumno sobre los ejercicios que más le convienen. Todo ello complementado con una maquinaria de última generación y una oferta de servicios lo más innovadora posible.
Body Factory, la más importante de estas emergentes enseñas, acaba de desembarcar en Valdenoja, junto al parque de Mataleñas, después de haberse instalado hace cinco años en el Hotel Torresport de Torrelavega, en ambos casos de la mano de la constructora y promotora cántabra Siec. En realidad, es la tercera apertura de la cadena en Cantabria, que también cuenta con un gimnasio en la calle Jiménez Díaz de Santander, pero, sin duda, la más ambiciosa. Los 7.000 m2 de instalaciones del centro deportivo construido en Mataleñas lo han convertido en el más amplio de la región, muy holgado para acoger hasta 4.000 usuarios sin ningún agobio, el principal problema al que se enfrenta su competencia.
Para garantizar la comodidad de los socios, Siec y la cadena con la que se ha asociado han sido generosos con el espacio, especialmente en la zona acuática, la sala de aparatos, que tiene unos 1.000 m2, y los vestuarios, con capacidad para albergar simultáneamente 600 personas, separando la clientela de las piscinas y del gimnasio. Aparcar tampoco será un inconveniente porque cuenta con 160 plazas dentro del complejo, además de las que puedan estar disponibles en las calles contiguas.
Ahora bien, más que añadir espacio, el nuevo centro deportivo busca anteponer el bienestar y la salud de los clientes a su forma física o musculatura, de acuerdo con los nuevos aires que soplan en este sector. Eso explica la incorporación de servicios inusuales en otros gimnasios como el de balneoterapia o el gabinete de estética, con peluquería incluida. Uno de los que, a buen seguro, resultará mejor acogido por los padres jóvenes es la escuela infantil que se ha creado dentro del recinto, aunque con accesos independientes. Otra concesión al concepto de club donde se pasan varias horas y no solo se hace deporte es la cafetería-restaurante de la cadena Pizza Jardín, un red nacional que se estrena en Cantabria con este establecimiento. En ambos casos nacen con la pretensión de que su clientela no provenga sólo de los socios del gimnasio y también estará abierto a los vecinos de la zona.
El tiempo irá marcando los pasos de este centro que surge en el Sardinero, donde tendrá que competir con otros dos centros deportivos preexistentes, Valdesport y Marisma, aunque los promotores prevén un progresivo incremento de los servicios, de los socios y, también, de la plantilla, que puede pasar de los treinta empleados con que abre hasta los 45.
La tarifa, de 48 euros mensuales en modalidad individual y 64 para familias con hijos de hasta 16 años, apenas dista de la de otros centros deportivos de la ciudad. No así su horario, mucho más dilatado que el de la mayoría de gimnasios. Irá de 7.00 de la mañana a 11.00 de la noche en días laborales; los sábados abre de 8 a 22.00 horas y los domingos hasta el mediodía.

Una metodología diferente

Dentro de las tres líneas de negocio que Body Factory está poniendo en marcha por todo el país –gimnasios, centros sólo para mujeres y welness center (o balnearios urbanos)– el de Mataleñas corresponde a esta última categoría, al apostar por el cuidado de cuerpo y mente, lo que implica más actividades y, al mismo tiempo, un alto grado de especialización. Además de los distintos tipos de entrenamiento, hidroterapia, pádel o bailes de salón, el centro ha creado programas de mantenimiento o recuperación para colectivos concretos: mujeres, tercera edad, personas con movilidad reducida, etc. El resultado es una amplísima y variada oferta de servicios que el usuario puede combinar en función de sus horarios y preferencias.
Dentro del área de gimnasio, la instalación más deslumbrante es la sala de musculación y aparatos cardiovasculares. Esta espectacular estancia, de más de 1.000 m2, está distribuida por zonas (musculación, aparatos, iniciación y estiramiento) y cuenta con cerca de 150 máquinas para evitar los tiempos de espera. A su lado hay otra sala dotada de cincuenta bicicletas estáticas para la práctica de ciclo indoor o spinning y, al fondo, otras dos dependencias independientes para contratar los servicios de un entrenador personal o realizar Pilates, una técnica en boga que el centro imparte en distintos niveles y modalidades.
El resto del gimnasio se destina a la práctica de actividades colectivas, ya sean de tipo coreográfico como el step o las clases de tonificación; gimnasia suave, como los estiramientos o los ejercicios para la espalda, o las denominadas ‘actividades especiales’, entre ellas, el tai-chi, el yoga, la capoeira o los bailes de salón.
Todos los centros de esta cadena de gimnasios disponen de sus propios procedimientos y programas, algunos tan vanguardistas como el bodycombat, una técnica aeróbica que combina movimientos de defensa personal heredados del kárate, el boxeo y el tai chi; o el bodypump, un revolucionario sistema de entrenamiento de origen australiano que incorpora barras y discos de peso variable para trabajar los músculos con mayor intensidad.
El apoyo de la música y de instructores dispuestos a conseguir que el alumno se divierta mientras hace ejercicio es una nota común a todas las clases. No obstante, su principal atractivo reside en la posibilidad de conseguir resultados visibles en un tiempo récord. Una ventaja que también caracteriza a otra de las técnicas que el centro deportivo acaba de incorporar y que consiste en pedalear bajo el agua en bicicletas estáticas adaptadas a tal efecto.
La buena acogida que ha registrado el ciclismo acuático (poolbike) entre los clientes del Body Factory que existe en el Hotel Torresport de Torrelavega –también de Siec– donde ya lo han puesto en marcha, les ha animado a instalar una veintena de estas bicicletas en el nuevo complejo.
Para los aficionados al pádel, un deporte que cada día cuenta con más adeptos en la región, se han habilitado cuatro pistas en el exterior del recinto, dos de ellas cubiertas, donde está previsto organizar torneos entre los socios y acoger competiciones.

El agua, protagonista

El agua se ha ido incorporando en los centros deportivos como elemento indispensable para lograr el bienestar de los usuarios y en las nuevas instalaciones de Mataleñas no solo está presente en las piscinas, sino que también cuenta con un spa.
Dentro de esta zona acuática, de altos techos y vistas a las nuevas viviendas de Valdenoja, hay dos piscinas: una reglamentaria, de 25 metros de longitud y 12,5 de ancho y otra infantil. El centro deportivo también alberga una tercera piscina para realizar actividades acuáticas como aquaerobic, aquafitness, rehabilitación terapeútica, así como las bicicletas bajo el agua. Además, ofrecerá cursos de aprendizaje de natación para alumnos de todas las edades y diseñará programas dirigidos a colectivos específicos como las mujeres embarazadas.
El spa está separado de las piscinas por medio de una gran cristalera y cuenta con piscina de hidromasaje, baño turco, terma, pediluvio y bancos de relax, entre otras instalaciones. Está previsto que treinta socios puedan disfrutar del recinto al mismo tiempo y lo harán de forma gratuita si se encuentran entre los 2.000 primeras personas matriculadas, que sólo tendrán que abonar los tratamientos individuales (barros y fangos, chocolaterapia, etc.) al margen de la cuota.
Entre los miembros de la plantilla hay profesionales en balneoterapia, un médico, fisioterapeutas y masajistas que se harán cargo del gabinete de medicina deportiva y fisioterapia que se ha instalado en la primera planta del centro. Este equipo experto en masajes terapeúticos dirigidos a aliviar tensiones y devolver la movilidad al cuerpo, valorará la condición física de los socios y podrá asesorarles en asuntos relacionados con la salud o la nutrición.
Las instalaciones del complejo se completan con un servicio de estética y una peluquería.

Un proyecto esperado

El Centro Deportivo Mataleñas es una gran apuesta de la constructora y promotora cántabra Siec, que ha destinado siete millones de euros a urbanizar y edificar una parcela de 13.000 metros cuadrados y a dotarla del equipamiento deportivo.
Siec tiene en concesión el terreno municipal donde se ubica el complejo durante 45 años y a esta inversión ha tenido que sumar el pago de un canon de 600.000 euros al Ayuntamiento de Santander y la construcción gratuita de una pista polideportiva en Campogiro valorada en 54.000 euros.
El interés de la constructora torrelaveguense por esta parcela se remonta a una década atrás, cuando comenzó a urbanizar la zona de Cueto-Valdenoja. Fue entonces cuando solicitó al Ayuntamiento que licitara la parcela destinada a equipamientos deportivos para poder explotarla. Confiaban en el éxito de este emplazamiento dada su cercanía a la Autovía del Sardinero y la intención de muchos jóvenes y personas de mediana edad, potenciales usuarios del gimnasio, de trasladarse a vivir a esta zona, de reciente construcción.
Juan de Miguel, propietario de Siec y gestor muy directo de todas las obras que realiza su empresa, ha tenido que superar muchos obstáculos hasta ver el edificio terminado. El primer paso consistía en convencer al consistorio santanderino de que modificara el plan urbanístico para dar edificabilidad al suelo que, en principio, estaba destinado a usos deportivos al aire libre.
A principios de 2004, Siec pudo presentar una oferta, en competencia con otros licitantes y el proyecto le fue adjudicado. Sin embargo, aun habría de esperar un año y medio para obtener la licencia para iniciar las obras, que se han prolongado otro año y medio más. Y, en realidad, la espera no ha terminado porque la promotora ha solicitado al Ayuntamiento un terreno adyacente para ampliar el centro deportivo, con cuatro pistas más de pádel y otras tantas de tenis, así como nuevas plazas de aparcamiento.
Con el paso del tiempo, el terreno se había ido convirtiendo en una escombrera, por lo que antes de comenzar las obras, Siec ha tenido que excavar unos 30.000 m3 de tierra y roca, para cimentar el edificio. Uno de los principales valores del inmueble es el de haber sabido adaptarse a las condiciones del suelo, ya que había de encajar con la pendiente de la ladera en la que se asienta, sin que sobresalieran grandes volúmenes.
El equipo de arquitectos de Luis de la Fuente se ha encargado de su diseño, que destaca por la presencia de dos muros cortina y, sobre todo, por una cubierta curva, hecha in situ y de forma continua para evitar las posibles filtraciones de agua. La piedra natural caliza y el cristal, materiales atemporales y de gran durabilidad, predominan sobre el resto.
Áun es pronto para augurar el futuro que le depara al nuevo macrocentro deportivo, pero hay un indicio de éxito en el hecho de que se hayan matriculado cerca de dos mil personas antes de su apertura, incluso antes de las jornadas de puertas abiertas que Siec ha organizado para dar a conocer el centro.

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