Un paso decisivo para un laboratorio de referencia
La exigencia de controles de calidad en todas las esferas de la actividad industrial no ha hecho sino aumentar en los últimos años. Y con ella la importancia de los laboratorios que deben verificar que las condiciones establecidas para los procesos de producción se cumplen.
En Cantabria existen laboratorios altamente especializados, pero suelen actuar en sectores muy específicos, como construcción, los suelos o la alimentación. Faltaba un laboratorio de referencia que contase con los equipos y la capacidad técnica para realizar analíticas muy complejas. Para ese tipo de análisis era preciso remitir las muestras a Madrid o a laboratorios del País Vasco.
Con las instalaciones que ha construido en el Parque Tecnológico, Soningeo aspira a convertirse en ese laboratorio de referencia necesario en Cantabria. Y no solo en geotecnia, sector en el que comenzó su andadura empresarial, sino también en todo tipo de análisis medioambientales, alimentarios o sanitarios. Los cerca de 1.500 m2 de superficie que ha dedicado a laboratorio, y el millón y medio de euros invertido en la compra de los mejores equipos indican el empeño que ha puesto en ampliar su clientela, formada hasta ahora por empresas de sectores muy diversos y por la propia Administración.
Cinco años después de fijarse como objetivo el traslado al Parque Tecnológico, Soningeo ya está ubicada en ese recinto, con un moderno edificio de 3.000 m2 que, tras una apariencia funcional, esconde notables avances en sistemas energéticos renovables. Pero, para llegar a este momento, ha tenido que sortear adversidades como el incendio que afectó a sus instalaciones en Heras hace un año, originado en otra nave colindante.
Una empresa joven
El acelerado crecimiento de Soningeo sorprende aún más si se tiene en cuenta que fue creada hace tan solo siete años por Enrique Conde y Enrique Alonso con dos socios más que ya no están en la empresa. Conde, con amplia experiencia en la construcción, vio un hueco en el campo de la geotecnia, donde los laboratorios apenas podían hacer frente a la demanda.
A pesar de la fuerte carga de análisis y estudios que la construcción originaba en esos años, los gestores de Soningeo se dieron cuenta de que en el campo de la calidad se abrían otras posibilidades que no tardaron en explorar. Al control de los hormigones y otros materiales de construcción o del aglomerado asfáltico para carreteras añadieron el control de aguas y de ahí, el laboratorio pasó a los medioambientales, sanitarios y alimentarios.
La velocidad de expansión fue tal que cuando técnicos de la empresa pública Emprecan que asesoró a sus promotores la visitaron tres años después de su puesta en marcha, los siete puestos de trabajo previstos en el plan de negocio inicial se habían convertido en más de treinta.
Hoy son cerca de sesenta las personas que trabajan en Soningeo, de las que la mitad lo hacen en el corazón de la empresa, el laboratorio. En su equipo hay ingenieros, geólogos y químicos y, aunque son tiempos poco propicios para crear empleo, los planes de expansión de la compañía pasan por una nueva ampliación de la plantilla, con diez nuevos puestos de trabajo, fundamentalmente ingenieros y químicos. Va a ser la consecuencia más inmediata de su traslado al Parque Tecnológico
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Una diversificación oportuna
La capacidad de Soningeo para atender a sectores muy distintos ha puesto a la empresa a cubierto del bajón experimentado por la construcción. De hecho, los análisis de contaminación de suelos y los controles de vertidos o de aguas para consumo humano, así como los de limpiezas industriales, sanidad y alimentarios han tomado el relevo de la construcción, hasta el punto de que la facturación se ha mantenido en los dos últimos años en el entorno de los tres millones y medio de euros.
No obstante, la empresa sigue fiel a sus orígenes y está muy presente en la obra civil. Soningeo participa en prácticamente todas las grandes obras públicas que se están acometiendo en Cantabria, desde los dos tramos de la autovía Solares-Torrelavega a la Ronda de la Bahía, el distribuidor de La Marga, la construcción del nuevo hospital Valdecilla o la ampliación del Aeropuerto de Parayas. En todas ellas hace controles geotécnicos y de calidad de materiales.
Equipos de vanguardia
Para atender frentes tan amplios ha hecho un gran esfuerzo inversor. En las nuevas instalaciones, construidas por Copsesa, Soningeo ha invertido cerca de cuatro millones de euros, a los que hay que añadir el coste de los equipos adquiridos para los laboratorios, los más sofisticados que ofrece el mercado. La maquinaria para analizar la composición de metales en aguas y suelos es la más avanzada de Europa, y entre el resto del aparataje hay cromatógrafos para el análisis de compuestos orgánicos (pesticidas, fertilizantes), infrarrojos para suelos contaminados por hidrocarburos y espectrofotómetros.
También cuenta con un potente laboratorio de microbiología en el que se analizan muestras de comidas preparadas, la potabilidad del agua o el control de legionella en los circuitos de refrigeración, un problema que, de vez en cuando, acarrea consecuencias trágicas. Soningeo fue el primer laboratorio en Cantabria en certificarse con ENAC (la entidad nacional de acreditación) en el control de legionella, una certificación que solo poseen media docena de laboratorios en toda España.
Una cámara húmeda innovadora
La construcción de la nueva sede se ha aprovechado para diseñar una cámara húmeda que cambia radicalmente el modo en que los laboratorios dedicados al análisis del hormigón venían realizando los procesos de control de calidad. Frente a la práctica usual de almacenar en horizontal las muestras para ver su evolución, Soningeo ha diseñado una cámara en vertical en la que las se pueden apilar hasta los diez metros de altura. Para colocarlas en los módulos ha sido preciso construir un robot con el que se ha automatizado todo el proceso. La economía de espacio que se ha logrado es tal que los 20 metros cuadrados que ocupa esta cámara húmeda equivalen a los 150 que serían precisos para albergar idéntico número de muestras en una cámara convencional.
Un edificio de clase A
Uno de los aspectos más cuidados en la nueva sede es el de la optimización del gasto energético. En el diseño del edificio se decidió aprovechar las energías renovables, entre ellas el uso de la geotermia para la calefacción. Esta técnica se basa en la extracción del calor que hay en el subsuelo. A través de varias sondas se introduce agua hasta una profundidad de unos cien metros donde alcanza temperaturas de unos 17 grados. En su retorno a la superficie el agua pasa a través de una bomba de calor que extrae la energía recién adquirida (unos cuatro grados) y la impulsa de nuevo hacia el subsuelo para que se repita el proceso. El calor así obtenido se distribuye por todo el edificio mediante un suelo radiante.
Otra de las novedades es la refrigeración por agua de las torres donde se albergan los ordenadores que alimentan la red informática y la utilización de la energía conseguida para el calentamiento del agua sanitaria. Esto ha permitido prescindir de los paneles térmicos que exige el Código Técnico de la Edificación. Con lo que sí cuenta el edificio es con paneles fotovoltaicos para la producción de energía eléctrica que Soningeo venderá a la red.
Un sistema de recogida de aguas pluviales para uso interno y la utilización de un acristalamiento especial que aumenta el confort térmico del inmueble también han colaborado para conseguir que la nueva sede de Soningeo se convierta en el primer edificio que logra en Cantabria la certificación energética A, la más exigente de todas.
Presencia en otras comunidades
Aunque su mercado natural sea lógicamente la comunidad autónoma donde se asienta, el laboratorio viene trabajando desde hace tiempo en la Comunidad de La Rioja, en cuya capital tiene abierta una oficina; en la zona norte de Castilla-León y en el País Vasco, donde es requerida con asiduidad.
Potenciar esta presencia en otras regiones es uno de los objetivos del laboratorio cántabro en esta nueva etapa, como lo es también el profundizar en sus relaciones con el tejido empresarial de la región mediante la organización de cursos formativos y de divulgación. Una apertura destinada a sacarle todo el potencial de trabajo a sus nuevas instalaciones.