Multinacionales casi a la fuerza
La globalización no tiene por qué ser entendida sólo como una amenaza para la industria de los países más desarrollados. La irresistible atracción que las grandes multinacionales sienten por instalarse en países con bajos costes salariales puede crear también nuevas oportunidades de negocio para sus suministradores.
Dos empresas cántabras que producen componentes para grandes grupos europeos de automoción y electrodomésticos así lo han entendido y se disponen a acompañar a esas multinacionales en sus proyectos de expansión, abriendo sus propias fábricas allí donde están las de sus clientes.
El Grupo Bravo, vinculado desde su implantación en Cantabria a Robert Bosch, a la que suministra varios componentes de los alternadores y motores de arranque que fabrica en Treto, va a abrir una fábrica en Toluca (México) para abastecer a otra planta que la multinacional alemana tiene en aquella localidad. El proyecto va a suponer también la creación de 50 nuevos empleos en Cantabria, donde Bravo cuenta con fábricas en Marrón y Ambrosero, ya que la construcción del equipo industrial para la planta mexicana (moldes, troqueles, etc) se va a realizar en nuestra región.
Otra firma cántabra, Filcon, fabricante de cableados para las industrias de electrodomésticos y de automoción, planea crear un nuevo centro de trabajo en Polonia que daría empleo a unas 120 personas. Desde allí abastecerá a la fábrica que Fagor ha levantado en aquel país. La empresa cántabra está negociando con la firma de electrodomésticos, de la que ya es proveedora en España, las condiciones que faciliten su instalación en una zona de Europa en la que el sector de línea blanca ha cobrado un gran auge, como lo demuestran los 17 millones de aparatos electrodomésticos que se montarán este año en Polonia.
El declive experimentado por este sector en España, donde en el último año se han cerrado varias fábricas, aconseja nuevos planteamientos para quienes quieran sobrevivir. “Tienes que estar atento al mercado” –advierte el presidente del Grupo Filcon, Miguel Sabio– “y si mis clientes, los fabricantes de lavadoras, cocinas o frigoríficos, se van a estos países del Este, o estamos con ellos o nos quedamos descolgados”.
El transporte es un factor determinante en la decisión de instalarse en aquella zona, ya que su coste hace inviable el traslado de componentes a los países de Europa del Este desde la fábrica que Filcon tiene en Cantabria. “Transportar el cableado de una lavadora desde aquí a Polonia” –explica Sabio– no compensa, porque cuesta más o menos un euro, y eso representa casi el 30% del precio final”.
Expansión en Marruecos
Para Filcon ésta no será la primera experiencia en el exterior, hace años que posee otras instalaciones en Marruecos. Tras una tentativa en Casablanca, que no resultó satisfactoria, el grupo cántabro se instaló hace tres años en Tánger, donde creó una fábrica para el montaje de cableados destinados a dos grandes firmas de la automoción (Saab y Peugeot), en la que trabajan 350 personas.
La experiencia en esta aventura marroquí ha resultado lo suficientemente positiva como para plantearse incrementar su presencia en ese país. Filcon ampliará sus naves de Tánger en 10.500 metros cuadrados y duplicará el número de puestos de trabajo.
Además de las ventajas que suponen los bajos costes salariales de Marruecos, la distancia entre esa planta y los centros de trabajo de Filcon en Cantabria, donde se elabora la parte más técnica del cableado, ha dejado de ser un problema. Un servicio de ferries que cruza el Estrecho cada hora, y la paulatina mejora de las carreteras marroquíes, permite que en apenas tres horas los productos manufacturados en Tánger estén situados en Algeciras, desde donde son transportados hasta su destino final en España o en Francia. Este tráfico se agilizará aún más a partir del 2007, cuando entre en servicio el puerto que Marruecos está construyendo frente a la localidad algecireña.
En opinión de Miguel Sabio las ventajas que ofrece el país vecino para la instalación de plantas de producción, no han sido suficientemente valoradas por la industria cántabra, que salvo en el caso de alguna conservera, una empresa de transportes y otra de pinturas, no han mostrado demasiado interés por implantarse allí. Sin embargo, para empresas como la suya, dedicada a cableados, decoletaje y componentes plásticos, que requieren mucha mano de obra, la posibilidad de continuar siendo competitivo pasa por deslocalizar parte de su producción.
Cinco fábricas en Cantabria
El rápido crecimiento en el exterior ha dado lugar a que en Cantabria sólo se encuentre la tercera parte de los más de 500 trabajadores que ya reúne el Grupo Filcon.
No obstante, y aunque Filcon haya desplazado a Marruecos la manipulación y el montaje de cables, la fase más compleja del proceso de fabricación, y que por tanto, aporta más valor añadido, continúa haciéndose en nuestra región.
A lo largo de los 25 años que han transcurrido desde su creación, la empresa de Miguel Sabio ha crecido hasta contar con cinco plantas en el entorno de la bahía de Santander. A la matriz, situada en Maliaño, y en la que se realizan buena parte de los procesos de fabricación de cableados (corte, engaste y montaje), le siguieron Kabel Camargo, que actúa como subcontratista de Filcon y donde se hace el montaje de componentes para frigoríficos; otra firma en Guarnizo, ahora inactiva y dedicada en su momento a la fabricación de componentes electromecánicos; Indeca y Metalplas.
El reflotamiento de Indeca
Uno de los criterios que ha guiado esta expansión ha sido el de autoabastecerse de los componentes necesarios para fabricar los cables y atender nuevos mercados. Con este fin, Filcon se hizo cargo hace dos años y medio de la empresa Canales de Información (Indeca), que ha reflotado diversificando su producción. Así ha generando, además, 30 puestos de trabajo. La empresa de Trascueto, orientada inicialmente hacia la producción de cables para telecomunicaciones, donde se encontró con que la feroz competencia de los grandes fabricantes la abocaba al cierre, ha visto garantizada su supervivencia al añadir los cables de fuerza que, en parte, van destinados a la propia Filcon. Esta filial, participada por Sodercan en un 33%, ha conseguido consolidar también como clientes de cables para comunicaciones a empresas de la importancia de Telefónica o Televés.
Con el mismo criterio de autoabastecimiento, Filcon acaba de crear Metalplas, ubicado en Herrera de Camargo. La planta, ya completamente equipada pero pendiente aún de licencia municipal, se va a dedicar a la fabricación de compuestos plásticos y dará empleo a 40 trabajadores, procedentes en parte de las instalaciones de Maliaño.
Con ella, se completa el proceso de diversificación y crecimiento iniciado por Filcon que, de una forma sigilosa, se ha convertido en una auténtica multinacional, con fábricas en España, Marruecos y, pronto, en Polonia. Un salto que hace pocos años hubiera resultado muy difícil de prever y que puede mostrar nuevos caminos a otras empresas cántabras, muy afianzadas en su sector, pero que nunca se plantearon la posibilidad de fabricar fuera de nuestras fronteras.