El Santander llena la caja de Hacienda
Sólo las tasas e impuestos con baja capacidad recaudatoria pueden producir grandes dientes de sierra en su evolución, pero no el Impuesto sobre Sociedades, que grava los beneficios de las empresas. Al menos, hasta ahora, porque el Banco Santander ha provocado una situación inédita, al hacer que la recaudación de Cantabria aumente de un ejercicio a otro en un 443%.
Hay dos razones para que este contribuyente haya producido un salto tan descomunal en la recaudación, que le ha llevado a tributar por Sociedades más de 2.000 millones de euros, una cuantía que por sí sola podría financiar todo el funcionamiento de la autonomía cántabra, incluido el sistema sanitario. La diferencia con la tributación del Banco en el año anterior está, por una parte, en aumento de sus beneficios brutos en casi 2.000 millones de euros y, por otra, en las deducciones que había tenido en 2005 por la adquisición del Abbey.
El Impuesto de Sociedades creció en España entre enero y septiembre un 31,8%, un porcentaje notabilísimo que deja ver la buena marcha de las empresas en todo el país, pero que está a años luz del 443% de Cantabria.
A la caja común
Al contrario de lo que ocurre con el IVA o con el Impuesto sobre la Renta, las autonomías no tiene participación directa en el Impuesto de Sociedades, por lo que Cantabria no se podrá beneficiar de esta circunstancia que, de haberse producido en el IRPF, por ejemplo, le hubiese deparado un espectacular regalo de más de 250 millones de euros.
La aportación del Santander va, como todas las demás, a la caja común del Estado donde, por muy importante que sea su contribución, se diluye entre grandes magnitudes. A 30 de septiembre se había recaudado entre las empresas del país 29.372 millones de euros. No obstante, el hecho de que el domicilio social del Santander esté en la región da lugar a que Cantabria contribuya con un 4,8%, 3,7 veces más de lo que le correspondería por el peso real de su economía.
30 millones de euros para la autonomía
La comunidad autónoma va a recibir un regalo más modesto del que le hubiera tocado de repartirse el Impuesto de Sociedades, pero muy importante. A resultas de la ampliación de capital que el Banco va a realizar para financiar la compra del ABN Amro, la Hacienda autonómica ingresará el Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados. Como ya anunció esta revista, en esta operación no caben las exenciones fiscales que se dieron con la absorción del Central Hispano o, más tarde, con la compra del Abbey.
El Banco realizará esta vez una ampliación de capital por importe de 3.000 millones de euros, una operación que está sometida a un gravamen del 1%. Eso supone que la autonomía recibirá 30 millones de euros (unos 5.000 millones de pesetas).