El transporte se hunde
La caída del sector del transporte ha tenido una repercusión inmediata en los concesionarios, con un hundimiento de las ventas. En Cantabria se matricularon 246 camiones, lo que representa un espectacular descenso del 61% en relación a 2008. En el conjunto del país las cosas pintan aún peor para los fabricantes, ya que sólo vendieron uno de cada tres vehículos comercializados en el ejercicio anterior.
Si a estas circunstancias tan adversas se le suma el que los costes para mover un camión aumentaron un 15% por la subida experimentada por el gasoil, es fácil entender el desánimo que embarga al sector.
La única nota positiva es la estabilidad de los costes laborales gracias a la firma de un convenio colectivo para el periodo 2008-2010, después de veinte meses de negociación.
En este escenario de incertidumbre no es extraño que se haya disparado la litigiosidad por impagos ante la Junta Arbitral de Cantabria a la que el pasado año han llegado 198 reclamaciones de transportistas que no logran cobrar sus servicios, tres veces más que en 2008.
La solución pasa por la obra pública
Mientras la actividad económica recobra el pulso, los transportistas dirigen su mirada hacia los responsables políticos, a los que piden un mayor esfuerzo inversor en obra pública, como el Plan de Choque anunciado por el Gobierno cántabro: “Lo estamos esperando como agua de mayo” –subraya Miguel Angel Vía–. “Al presidente Revilla le he oído hablar varias veces de las teorías de Keynes y, ya que las conoce tan bien, a ver si las pone en práctica en Cantabria porque las necesitamos”, añade.
En realidad, el sector depende tanto o más del movimiento portuario, que el pasado año perdió más de un millón de toneladas, y en el que sí se observa una cierta recuperación. Pero, a su vez, el Puerto requiere la reactivación de las industrias para aumentar los tráficos. Muchas circunstancias encadenadas en un gran nudo gordiano.