La industria busca salidas en el exterior
El cuarto encuentro de la Cadena de Favores Empresariales tuvo un encuentro eminentemente industrial. Juan Fernández Guerrero, de Conservas Ana María, Antonio García Rivero, del Grupo Empresarial García Rivero, Lucio (Lucho) Valcárce, de Sonkyo y Ricardo Acevedo, de Confidoc, dejaron patente que los empresarios no pueden confiar más que en sus propias fuerzas, y a veces están exhaustas, para continuar en sus negocios o reinventarse. Este último es el caso de Acevedo, quien después de vender una cadena de perfumerías que contaba con diez tiendas ha creado una empresa de destrucción de documentos, o el de García Rivero, que busca en Hispanoamérica el trabajo de movimiento de tierras que ya no hay en Cantabria.
Todos los empresarios se enfrentan a un entorno muy difícil pero quizá los más proclives a encontrar soluciones sean los de primera generación, que no heredaron un negocio sino que lo montaron con sus propios medios y se ven en una segunda encrucijada vital. Lucho Valcárce empezó a moverse consoltura por China cuando los jóvenes de su edad apenas habían salido del Instituto y, con el conocimiento que adquirió del chino y de aquel mercado, empezó a realizar operaciones de importación que más tarde dieron origen a sus propias empresas de fabricación en Cantabria: Nortekit, una compañía que hacía muebles en kit, y Sonkyo, productora de pequeños aerogeneradores.
Cambio de signo para Sonkyo
En ambos casos le acompañó el éxito, pero un conjunto de factores se conjuraron para cambiar radicalmente las expectativas. Sonkyo, poseedora de una patente que le permite mantener sus aparatos en funcionamiento incluso con fuertes vientos, necesitaba una palanca financiera para comercializar su producto en todo el mundo, la única manera de tener éxito en un mercado donde todo evoluciona muy rápido. En su plan de negocio estimaba necesaria una inversión de nueve millones de euros pero, en una España que vivía en plena burbuja, la dimensión del proyecto se multiplicó de la noche a la mañana. Uno de los candidatos al concurso eólico de Cantabria, el Banco Gallego se convirtió en el socio que necesitaba pero impulsó un plan de negocio mucho más ambicioso, con una inversión de treinta millones de euros. Y, lógicamente, Sonkyo no puso reparos.
Cuando el nuevo presidente cántabro, Ignacio Diego, echó abajo el concurso eólico, la caja gallega se desentendió del proyecto de Sonkyo. En ese momento empezaba, además, a revelarse su auténtica situación y, como otras cajas, fue sometida a un proceso de fusiones, absorciones y recapitalización. Caixanova, heredera de aquel compromiso, nunca quiso aportar la cuantía que iba a aportar el Banco Gallego en Sonkyo, por lo cual, la empresa cántabra se encontró con que, aunque lograba unos pedidos superiores al centenar de aerogeneradores al año, se veía obligada a entrar en concurso de acreedores por no poder hacer frente al desembolso en que había incurrido contando con el dinero de sus socios.
Sonkyo tampoco ha tenido suerte en los tribunales, donde no se ha estimado su demanda contra la caja gallega por incumplimiento de lo pactado, una decisión que tiene recurrida.
Mientras tanto, Lucho Valcárce trata de revivir su compañía. A pesar de que el problema de Sonkyo ha arrastrado a otras tres empresas que posee, entre ellas Nortekit, confía en que, con la ayuda de un inversor, podrá recuperar la totalidad de las acciones de la empresa que fundó y sacarla adelante. Sus treinta distribuidores repartidos por todo el mundo y los registros de la patente en cada vez más lugares le permiten mantener el espíritu de lucha, pero no será fácil. Lo fácil es vender su participación y la patente a un empresario de otro país (tiene varias ofertas) pero la intención de todos ellos es trasladar la fabricación de los molinos a sus respectivos países, un motivo más para no tirar la toalla.
“Es el momento de gastar más”
Juan Fernández, de Conservas Ana María es otro empresario hecho a sí mismo y con una filosofía propia: “Cuando llegó la crisis decidimos que, en lugar de gastar menos, era el momento de gastar más”, dice. Su empresa ha comprado nueva maquinaria, ha puesto en marcha la venta online y directa y ha ampliado plantilla. Su iniciativa personal factura ahora dos millones de euros al año y vende principalmente en España, Alemania y el Benelux. No obstante, Fernández es consciente de que se trata de un sector maduro y sus limitaciones se harán evidentes antes o después. Una de ellas es el propio espacio físico de fabricación, porque en Santoña ya no hay más suelo disponible.
Antonio García Rivero, presidente de los excavadores cántabros, ha tratado de reaccionar a la dramática caída de la obra pública y civil con estrategias de diversificación y con la prospección
de nuevos mercados, como el de Panamá, a donde ha acudido de la mano de otros empresarios cántabros. No obstante, las oportunidades de estos países tienen como contrapeso unas circunstancias de inseguridad jurídica y corrupción difíciles de asumir por un empresario europeo.
Un negocio desconocido
Por su parte, Ricardo Acevedo aprovechó que una cadena nacional de perfumerías tenía interés por introducirse en Cantabria para desprenderse de sus tiendas, ya que cada vez resultaba más difícil competir con los gigantes del sector. De forma casual dio con una actividad casi inédita, la destrucción de información confidencial, y decidió empezar de nuevo. Un negocio poco conocido, incluso por aquellas entidades que están obligadas a gestionar esta información por los canales que impone la ley. No obstante, cada vez son más los ayuntamientos y las empresas donde aparecen sus contenedores, que se retiran periódicamente precintando el contenido y se llevan a una planta de destrucción en Guarnizo.
Todo el proceso de custodia y destrucción está protocolizado (incluso se graba en video) y se le envía al cliente un certificado de la desaparición física de estos documentos, que no siempre son papeles, puesto que son relativamente frecuentes los disquetes o las radiografías.
Los cuatro empresarios son ejemplos fehacientes de cómo se afronta la crisis, con dificultades pero con imaginación y una extraordinaria voluntariedad. Sólo así hay posibilidades de sobrevivir en un entorno donde la ausencia de liquidez ciega casi todas las puertas de salida.
La Cadena de Favores Empresariales es una iniciativa de Cantabria Económica y RE Consultores que trata de aproximar a empresarios de sectores muy distintos para intercambiar experiencias y oportunidades de negocio. Una alternativa a las dificultades de un mercado en donde la caída de las ventas y el cierre del grifo del crédito obligan a las empresas a buscar alianzas. La participación en este foro es gratuita, y puede acudir a él cualquier empresario que lo solicite, sin asumir compromiso alguno.