Placinsa culmina su proyecto hotelero en Comillas

La apertura de un nuevo hotel de cuatro estrellas en Cantabria dejó hace tiempo de ser una noticia relevante, e incluso puede alimentar la polémica sobre el exceso de oferta hotelera que, según algunas opiniones, comienza a amenazar al sector. Sin embargo, al Hotel Mar Rovacías, no se puede considerar tan sólo como la última incorporación a este censo. El nuevo hotel supone la culminación de un ambicioso proyecto residencial y turístico, puesto en marcha por el grupo Placinsa en Comillas hace más de una década y que llega ahora a su término.
 El nuevo establecimiento y el Hotel Golf Rovacías, inaugurado en marzo del pasado año, son el rostro hotelero de un complejo urbanístico que, por su enfoque y la magnitud de las inversiones realizadas –cerca de 42 millones de euros (7.000 millones de pesetas)– ha sido considerado como el más importante de Cantabria en los últimos 25 años. Con el eje de un campo de golf de nueve hoyos, el proyecto de Comillas ha supuesto la construcción de 380 viviendas, distribuidas en apartamentos y chalet adosados, además de un centro comercial con cafetería, restaurantes, dos piscinas, canchas de tenis y pádel, y más de 50.000 metros cuadrados de zonas verdes.
Esta fórmula de complejo residencial-deportivo, bastante habitual en las zonas cálidas de España, pero inédito en Cantabria, se ha completado con dos hoteles de cuatro estrellas, que también aprovechan el tirón turístico del golf y el propio atractivo de la villa comillana.

Un vacío en la oferta hotelera

Si el Hotel Golf Rovacías ha sido enfocado hacia el ocio, con el poderoso argumento añadido de un balneario urbano, el Mar Rovacías trata, además, de cubrir una carencia de la zona: la existencia de unos salones lo bastante amplios como para acoger eventos de cierta envergadura.
Así, junto a su orientación hacia el turismo vacacional o de fin de semana, el Hotel Mar Rovacías cuenta con un salón panelable de 350 metros cuadrados, cuyo espacio se puede modular en función de las necesidades del acto que se celebre. En su máxima amplitud, puede albergar banquetes de hasta 250 comensales o convenciones de 300 personas, pero también puede adaptarse para pequeñas reuniones de empresas o crear espacios más íntimos para celebrar banquetes a partir de 20 personas.
El salón se puede ser dividido en hasta cuatro espacios diferentes y está dotado de los medios necesarios para llevar a cabo presentaciones audiovisuales.
Una amplia terraza, que puede ser utilizada como zona de recepción, y cerca de 60 plazas de aparcamiento, veinte de ellas subterráneas, completan la oferta del nuevo hotel para este tipo de actos.
El servicio de restauración también ha sido diseñado para cubrir esta demanda, y el hotel, en cuya construcción se han invertido 900 millones de pesetas, ha prestado especial atención a las cocinas. Al frente del servicio de restauración de los dos hoteles del complejo se encuentra el cocinero Pedro Careaga.

51 habitaciones dobles

La inexistencia en la zona occidental de Cantabria de un espacio de esta características, ha sido uno de los factores que Placinsa ha tenido en cuenta a la hora de diseñar el nuevo hotel. De hecho, la posibilidad de acoger la celebración de bodas y convenciones se ha revelado como uno de los recursos más eficaces para los establecimientos hoteleros a la hora de afrontar la temporada baja turística.
El Mar Rovacías no se ha olvidado tampoco del turismo que acude a Comillas, y cuenta con 51 habitaciones dobles con idéntico nivel de confort que las 55 del Hotel Golf Rovacías. En ambos casos, las habitaciones disponen de conexión a internet, aire acondicionado individualizado o antena parabólica, entre otras prestaciones.
La amplitud de las piezas es otra característica compartidas, aunque el Mar Rovacías no llega a alcanzar los 26 m2 de las habitaciones del Golf. Destacan, sin embargo, las generosas dimensiones de las once habitaciones agateradas que ocupan la bajocubierta. También hay una constante en la decoración interior de los dos establecimientos, que han sido vestidos por Muebles José María.
Ambos hoteles han sido proyectados por el arquitecto torrelaveguense Luis Castillo, y guardan similitudes en el reparto interior de los espacios destinados a la cafetería y salón restaurante. Sin embargo, el nuevo establecimiento dedicará parte del edificio a apartamentos, lo que se refleja en su funcional estilo arquitectónico. Pero aunque no alcance la espectacularidad exterior del hotel hermano, compensa la mayor discreción de sus líneas con las espléndidas vistas del puerto pesquero de Comillas y de la antigua Universidad Pontificia, que se pueden disfrutar desde sus habitaciones y salones.

Gestión del Grupo Trébol

La gestión de ambos hoteles se ha vinculado al Grupo Trébol, una cadena hotelera creada en 1999 por el empresario cántabro Gregorio Lamadrid Vejo. El grupo cuenta con hoteles en Lisboa (Hotel Trébol) y Oviedo (Gran Hotel España), además del Hotel Vejo, de Reinosa, y el Palacio de Soñanes, en Villacarriedo.
La política de precios es uno de los caballos de batalla del sector hotelero, que ve como la saturación de la oferta ha hecho caer la media de ocupación de los establecimiento. En el caso del Hotel Mar Rovacías, la tarifa de las habitaciones dobles oscila entre los 60 euros de la temporada baja y los 95 de la alta.
En las primeras semanas de funcionamiento, el nuevo hotel ha llenado en varias ocasiones, un buen augurio para el periodo vacacional que se abre hasta septiembre, y en el que confía en lograr medias de ocupación del 70%, similares a las que se esperan para el Hotel Golf.
Los dos establecimientos hoteleros de Rovacías dan empleo en temporada alta a unas sesenta personas y su capacidad de alojamiento suma 106 habitaciones, algo más de la mitad de la oferta total de plazas hoteleras de Comillas. Esto les confiere un especial peso en la oferta turística de una localidad que, por la belleza de su casco antiguo y de sus edificios modernistas, es uno de los destinos principales de la zona occidental de Cantabria, especialmente apreciado por los visitantes madrileños, que mantienen una larga fidelidad hacia esta villa.
El proyecto del Ejecutivo cántabro para levantar en la antigua Universidad Pontificia una centro universitario para la enseñanza del español, que acogería a un alumnado internacional estable, multiplica, además, las expectativas abiertas en esa localidad para el sector hostelero.

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