Nada es como parece
¿QUIEN AZUZA LOS PRECIOS DE LAS VIVIENDAS?- España es el país del mundo donde más se ha encarecido la vivienda en los últimos veinte años, según la revista británica The Economist, pero lo más sorprendente es que nuestros precios han subido 6,5 veces más que en la media de los países ricos. Y esto ocurre en una de las naciones proporcionalmente menos pobladas, lo que en teoría no debería causar presión sobre el suelo, y después de haber ensayado todo tipo de políticas, desde las más intervencionistas a las más liberalizadoras. Quizá no haya otra explicación que la dada por los promotores, que todos los poderes del Estado han aprovechado el urbanismo para sacar tajada y han sido los primeros en propiciar las subidas.
DESMODULADOS.- La propuesta de rebaja fiscal que hizo la Comisión Lagares ensombreció otras conclusiones relevantes, como el problema fiscal que plantea el sistema de módulos por el que tributan muchas pequeñas empresas. Al estimarse sus rendimientos por esta vía, los registros que llevan sobre facturas recibidas y emitidas es muy somero. Eso permite que tanto los clientes como los proveedores que se relacionan con ellas puedan ocultar fácilmente sus compras o ventas y, a partir de ahí comienzan cadenas de fraude fiscal muy relevantes, algo que era fácilmente previsible desde que se introdujo el sistema de módulos. El Gobierno no ha tardado mucho en aceptar la sugerencia y en la nueva reforma del IRPF deja fuera de este sistema a nada menos que un millón de medianas empresas, sobre todo tiendas de confección y restaurantes, que además de tener que llevar un mayor control de sus movimientos, previsiblemente pagarán más.
LA CUENTAS DE RTVE YA NO PRODUCEN INFARTOS.- Radiotelevisión Española perdió el pasado año 696 millones de euros, unos 116.000 millones de pesetas, un nuevo récord. Pero todo depende de cómo se presente. Para el director de la casa, ha sido un ejercicio magnífico, porque la previsión era haber perdido aún más. Lo cierto es que por algún motivo, a nadie parece preocuparle ni molestarle que la televisión pública haya acumulado casi un billón de pesetas de deuda, salvo a sus competidores de las televisiones privadas, que tratan de utilizarlo en su beneficio para demostrar el desastre de este modelo. Hay que recordar cómo en época de UCD los 20.000 millones de deuda que entonces tenía TVE dieron lugar a enconadísimas diatribas e, incluso, a las famosas “auditorías de infarto”. A estas alturas, debe ser que el enfermo ya está muerto.
AUTONOMIAS A LA CAZA DE IMPUESTOS.- El mismo hecho económico tiene un valor muy diferente según quienes sean los protagonistas. Un ejemplo: la reclamación por parte de la Generalitat catalana de los ingresos fiscales de Terra ha suscitado un problema político y puede provocar una reforma de la ley, ya que la diferenciación entre sede social y sede fiscal de un contribuyente es, como poco, confusa. Sin embargo, esto mismo ocurrió con Cantabria en el contencioso surgido con la herencia de Botín o con Asturias, en el que se produjo por la herencia Masaveu, y su relieve político fue nulo, a pesar de que la cuantía económica era bastante superior. Afortunadamente, hasta el momento, los tribunales han dado la razón a Asturias y Cantabria, pero hay una circunstancia innegable: por razones prácticas, todas las sedes de las grandes empresas y los grandes contribuyentes se han ido trasladando a Madrid, algo que resultaba indiferente mientras Hacienda tenía una caja única, pero que, con las cesiones a las autonomías de parte de los impuestos que generan, tiene mucha trascendencia para cada una de ellas. O se frena y se compensa la huida, o al final sólo recaudará la comunidad de Madrid.
EL PAIS CON MAS TIENDAS.- España es el país de la Unión Europea con más densidad comercial, nada menos que un establecimiento por cada 64 habitantes, tres veces más que Francia, Alemania o Gran Bretaña. Quizá esa proliferación explique el escaso éxito que están teniendo en nuestro país las ventas por Internet, muy inferiores a las anunciadas. Pero no deja de ser curioso que también hayan fracasado otras previsiones que auguraban un drástico recorte del número de tiendas a consecuencia de la avalancha de grandes superficies. Y es que en economía no se puede dar nada por seguro, ni siquiera lo que parece obvio.