Semicrol conmemora sus 30 años con el traslado al Parque Tecnológico
Cuando Vicente Alciturri fundó hace treinta años Semicrol con otros jóvenes informáticos tenía parecidas intenciones a las que hicieron surgir a la mayoría de las empresas del sector: hacer un software adaptado a las necesidades de unos clientes individuales en los que las grandes multinacionales nunca podrían llegar a pensar. Pero los programas se universalizaron y las compañías informáticas locales parecieron quedar fuera de juego. Curiosamente, con el tiempo se demostró la validez de la idea inicial: Semicrol se ha especializado en actividades como la gestión de universidades, fundaciones, negocios de elevación o cartonajes, tras estudiar tan a fondo sus necesidades que ha llegado a descubrir algunas que ni el propio cliente parecía sentir.
Después de sumergirse en el funcionamiento de estas empresas e instituciones ha diseñado para ellas herramientas informáticas que les permiten saber en qué fase se encuentra un proyecto de investigación; dónde esta un camión-grúa en cada momento; cuál es su rendimiento económico en una tarea concreta; llevar la gestión del personal de una universidad o facilitar las matriculaciones de los alumnos por internet.
Un edificio ‘racional’
La compañía estaba ubicada en Igollo de Camargo, a la espera de disponer de una sede propia, que acaba de inaugurar en el Parque Tecnológico y que no ha llegado a conocer el socio de Alciturri, Jesús Rodríguez, fallecido el pasado año. Un edificio que, por presupuesto, probablemente sea uno de los más modestos de cuantos se van a hacer de tipo individual pero que puede ser uno de los más meditados a la hora de buscar el mejor acomodo de la plantilla y el aprovechamiento energético. Vicente Alciturri, presidente de la compañía, había insistido muchas veces ante los directivos del Parque Tecnológico en su nula predisposición a hacer un edificio corporativo convencional con fachada de vidrio en forma de muro-cortina, donde el calor de invernadero causado por el envoltorio de cristal tiene que ser contrarrestado con el uso intensivo de aire acondicionado. Él defendía un edificio fresco, amicable con sus trabajadores y capaz de aprovechar la luz natural, hasta el punto que ha conseguido que llegue, incluso, a los garajes subterráneos. La prueba térmica la tendrá que pasar este verano, con toda la plantilla ya incorporada, pero las primeras sensaciones son buenas.
En cualquier caso, Alciturri considera que el edificio es otra herramienta más de la empresa, y se muestra más satisfecho, en cambio, de que haya servido para poner a prueba la delegación de responsabilidades que lleva algún tiempo propiciando, con un completo éxito: “Semicrol no es un edificio ni una persona. Es un proyecto y ha quedado demostrado”, dice orgulloso.
En el origen del Parque Tecnológico
En realidad, toda la gestación del Parque Tecnológico tiene mucho que ver con Semicrol, puesto que Alciturri fue uno de los promotores de la patronal del sector en Cantabria, Ascentic, y en la reunión fundacional, celebrada el 6 de abril de 2001, ya se acordó reclamar al Gobierno regional un espacio industrial destinado a empresas tecnológicas. Inicialmente, el Gabinete de Martínez-Sieso consideró la pretensión poco razonable, pero pocos meses después aceptó la idea, probablemente influido por unas declaraciones públicas de Alciturri en las que anunciaba que, si la Administración no promovía el Parque, lo harían, por sí solas, las propias empresas del sector.
El proyecto del Parque fue discutido con profusión y, en algunos casos, tomando en cuenta los criterios de las empresas. Una vez materializado, el responsable de Semicrol prefiere no magnificar su trascendencia sobre el sector (‘por el momento, los que estamos aquí somos los mismos que en su día pedimos que se construyese’, dice).
Tampoco cree que dé lugar a más negocios cruzados gracias a la proximidad entre empresas de un mismo sector, porque este proceso ya se ha producido previamente. La creación de una patronal en la que están la mayoría de las TICs locales ha generado gran complicidad entre muchas de ellas, que no se sienten competidoras y se intercambian información y experiencias. Un fenómeno que, por inhabitual, ha despertado interés en otras regiones y ha sido el germen de una asociación nacional de pequeñas y medianas empresas de informática, cada día con más peso.
El edificio de Semicrol, que se encuentra en la fachada del Parque a la Autovía S-20, tiene 1.800 m2 de oficinas y 1.200 de garaje (46 plazas). Un detalle singular son los dos patios ingleses que podrán ser aprovechados por la plantilla para los descansos, especialmente el construido al sur, que se ha convertido en una prolongación natural del comedor-cafetería y que, mientras el tiempo no lo impida, permitirá a los trabajadores tomar café o comer como si estuviesen en una terraza. Cada mañana se enviarán las comandas a una empresa de catering que acudirá con los pedidos a mediodía.
Sentido práctico
El edificio se ha concebido desde la racionalidad energética, para que sus estancias no solo resulten cómodas sino que también puedan ventilarse de forma natural, sin tener que recurrir más que excepcionalmente al aire acondicionado, y para aprovechar la luz externa cuando sea posible.
El empeño que ha puesto Vicente Alciturri en este objetivo o en el de conseguir que el precio final (2,4 millones de euros) fuese exactamente el acordado, sin incrementos (algo a lo que sólo se comprometió la constructora navarra Eyconsa) puede que sea achacable al mismo sentido práctico que se ha visto obligado a desarrollar en su empresa cada vez que ha tenido que buscar respuestas informáticas para los negocios de sus clientes. Desde que hace 24 años Semicrol empezó a colaborar con la Universidad de Cantabria, el objetivo ha sido siempre racionalizar tareas que puedan mecanizarse y para ello es forzoso estudiar a fondo qué es lo que hace el cliente y cómo lo hace.
Los desarrollos que Semicrol hizo para la Universidad de Cantabria fueron evolucionando por este camino hasta propiciar algo que ahora ya resulta bastante habitual en cualquier otra, como la matriculación por Internet o la posibilidad de que los alumnos consulten sus notas a distancia, pero que en esos momentos era innovador. Basta comprobar que el sistema cántabro fue implantado más tarde por la Universidad de Burgos; la Rey Juan Carlos, de Madrid; la de Oviedo y la Miguel de Cervantes, de Valladolid.
En los últimos años, Semicrol ha añadido a las funciones originarias la gestión de personal, desde la confección de nóminas a la posibilidad de que la mayor parte de las tareas administrativas se realicen en régimen de autoservicio.
Gestión por proyectos
El concepto de gestión por proyectos a la hora de diseñar las herramientas de funcionamiento para sus clientes acabó por crear unos patrones de trabajo que Semicrol ha trasladado a otros campos, como la gestión de fundaciones, unos organismos públicos y privados cada vez más potentes y activos en la vida social, cultural y científica del país. Con la aplicación Funda@net que ha diseñado para ellas pueden controlar con mucha más eficacia los proyectos que financian, tanto en los recursos que lleva consumidos cada uno de ellos como en las etapas cubiertas de cara a su objetivo, algo que no resultaba tan fácil para instituciones que manejan simultáneamente decenas de grupos de investigación o de ámbitos de trabajo, como la Fundación Marcelino Botín, la Fundación Complutense o la Rafael del Pino (Ferrovial), tres de las más importantes del país, que son clientes de Semicrol. También lo es el IFIMAV cántabro, la Fundación Marqués de Valdecilla o la de Caja Cantabria, entre otros.
La empresa cántabra no quiere ser solamente una creadora de software sino una consultora de nicho de mercado y ha encontrado otros dos en los que también se ha implicado muy a fondo: la gestión de empresas de elevación (camiones-grúa), donde su aplicación puede estimar instantáneamente el coste operativo de cada uno de ellos, su posición exacta o el tiempo que tarda en cada tarea, aunque se encuentre a cientos de kilómetros de su base y sin que el conductor tenga que reportar a la compañía ni siquiera para conocer su plan de trabajo del día siguiente.
Si ha podido desentrañar todos los secretos del negocio de la elevación gracias a su estrecha relación con uno de sus principales clientes, Grúas Fam, en otro de sus ámbitos de actividad, la gestión de fábricas de cartonaje, sus aliados han sido Norgraft y Micronorte Packaging, ambas empresas de la familia Carral.
Las experiencias se han plasmado en soluciones específicas que permiten dar un salto muy significativo en la gestión de estos negocios y con sus trabajos Semicrol ha adquirido un conocimiento muy profundo de estos sectores, lo que le garantiza una cosecha futura importante. Por lo pronto, el grupo madrileño Grúas Aguilar, formado por seis compañías, también ha decidido implantar sus sistemas.
Esta especialización no le ha impedido hacer otros desarrollos significativos, como la edición electrónica del Boletín Oficial de Cantabria (1999); los sistemas de información del Igualatorio Médico de Cantabria; los de trazabilidad animal que utiliza la Consejería de Ganadería para las campañas de saneamiento de la cabaña o los sistemas de distribución de Sobaos Serafina.
La compañía ha apostado por abrirse caminos fuera de la región y en el negocio tecnológico general no se puede ir muy lejos sin acreditaciones de fiabilidad. Por eso está especialmente satisfecha de haber conseguido, entre otras certificaciones, la EFQM, con 340 puntos, y el nivel CMMMi2 para su software, un estándar de calidad que sólo tienen un puñado de empresas españolas y que acredita ante cualquier cliente o multinacional informática su solvencia para hacerse cargo de un desarrollo.
Entre los objetivos más inmediatos de la empresa cántabra están la implantación de su sistema Fund@net para la gestión de la investigación biomédica en once hospitales madrileños. También la va a utilizar el Centro de Supercomputación de Castilla y León y la Universidad Complutense empleará sus programas de matriculación y gestión académica en los cursos de verano de El Escorial.
Las otras dos asignaturas inminentes que prepara Semicrol son la consolidación de su presencia en México y el liderazgo en el proyecto europeo para la gestión académica del Espacio Europeo de Enseñanza Superior, eso que conocemos como el Tratado de Bolonia.