Barcelona considerará crear una unidad para controlar pisos y establecimientos turísticos

La comisión de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Barcelona ha acordado este miércoles considerar la creación de una unidad exclusivamente dedicada a controlar pisos y establecimientos turísticos de la ciudad.

Durante la proposición, presentada por BComú y que ha sido aprobada con los votos a favor de PSC, Junts y ERC, y los votos en contra de PP y Vox, la concejal de los Comuns Carolina Recio ha defendido la utilidad de esta unidad como herramienta del consistorio para combatir el «monocultivo turístico», el cual genera impactos negativos en la ciudad.

Por su parte, el teniente de alcalde de Economía, Jordi Valls, ha señalado que en 2024 se realizaron 7.087 inspecciones a pisos turísticos, con 2.457 expedientes abiertos, y 427 inspecciones a tiendas de souvenirs, con 251 expedientes abiertos.

También ha apuntado que una mejora en el impuesto turístico podría ayudar al consistorio a luchar contra el fenómeno de las mafias y a dar apoyo a los vecinos que las sufren, y ha ironizado que el gobierno tratará de hacer lo posible dentro del «marco presupuestario» que pueden tener, en referencia velada a la falta de acuerdo con BComú que provocó la prórroga de los Presupuestos.

«Sabe perfectamente dónde estaban nuestras prioridades y, por tanto, sabe que hubiéramos agradecido también debatir profundamente sobre el 30% (de vivienda protegida)», ha respondido Recio.

GRUPOS

El concejal de Junts Ramon Tremosa ha señalado que la propuesta podrá servir para combatir la proliferación de pisos turísticos ilegales y regularizar puestos de trabajo dotándolos de «más calidad», en sus palabras, y el edil de ERC Jordi Coronas ha celebrado la propuesta pero ha recordado a BComú que durante la alcaldía de Ada Colau se eliminó el cuerpo de visualizadores de B:SM.

Desde el PP, la concejal Àngels Esteller ha asegurado que crear un cuerpo específico supone «poner un sector bajo sospecha», y el líder de Vox, Gonzalo de Oro, ha sostenido que el turismo no es un problema, sino el motor de la ciudad al que no se debería someter a un control asfixiante, textualmente.